BRASIL: Mediciones discordantes de inflación causan incertidumbre

La inflación en Brasil se ubicará este año entre 10 y 20 por ciento, según el método de medición elegido por cada una de las instituciones que la realizan.

Las entidades que acercan la inflación a 20 por ciento anual toman en cuenta la evolución de los precios mayoristas como principal componente, mientras ~~que otras que se limitan a medir los precios al consumidor pronostican la mitad de esa alza.

En el primer caso está el Indice General de Precios del Mercado (IGP-M), divulgado el lunes, que en noviembre alcanzó 2,39 por ciento, agravando los temores de un retorno a la espiral inflacionaria que agobió el país hasta 1994.

El IGP-M acumulado en los 11 meses del año fue de 17,97 por ciento, y se espera que en diciembre no superará 1,5 por ciento, señaló Paulo Sidney Cota, jefe de estudios de precios de la Fundación Getulio Vargas, entidad independiente de seguimiento de la actividad económica.

El IGP-M, creado de manera especial para el sector financiero, combina la suba de los precios mayoristas, que conforman 60 por ciento del cálculo, de los precios al consumidor, que tienen una incidencia de 30 por ciento, y de los costos de la construcción, para completar el 100 por ciento.

Este año se caracterizó por una persistente diferencia entre los precios mayoristas y minoristas, con los primeros acumulando un alza de 26,06 por ciento hasta noviembre, y los segundos solo 8,16 por ciento en el mismo lapso.

El hecho preocupa a muchos economistas, porque los precios mayoristas de la agricultura y la industria tienden siempre a transferirse al comercio, llegando así al consumidor.

Sin embargo, hasta ahora eso no ocurrió. Todas las mediciones que se limitan a los precios al consumidor ubican el aumento entre 6,53 y 7,27 por ciento de enero a octubre.

El ministro de Hacienda, Pedro Malán, pronosticó que la inflación de este año, medida por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), será de entre ocho y nueve por ciento.

Brasil cumpliría así la meta acordada con el Fondo Monetario Internacional, de ocho por ciento y con tolerancia hasta 10 por ciento. El compromiso estipula para el 2000 una inflación de seis por ciento anual, con el mismo margen de dos por ciento.

La confianza del gobierno de Fernando Henrique Cardoso de que los precios al consumidor no serán arrastrados por el mercado mayorista se basa en que las presiones inflacionarias son "ocasionales" y no provocadas por una expansión de la demanda.

La causa de la suba en noviembre fue la sequía que afectó la producción agrícola y elevó los precios del sector 5,42 por ciento, con un pico de alza de 31,4 por ciento en los valores del café en grano y 20,3 por ciento en los del maíz, señaló la Fundación Getulio Vargas.

Antes de ello también incidió la devaluación de la moneda brasileña, el aumento de los precios internacionales del petróleo y de los servicios públicos, como la energía eléctrica y el transporte.

De todas formas, el crecimiento del IGP-M de noviembre "es una exageración", criticó el funcionario del área económica, Claudio Consídera, atribuyendo la suba a la inclusión indebida de aumentos de precios que se anunciaron, pero que no se efectivizaron, como el caso de los automóviles.

Los precios del sector automotor subieron mucho en octubre, al terminar un programa de incentivo fiscal a la compra de vehículos pequeños. Sin embargo, la fuerte caída de las ventas en noviembre obligó a las empresas a ofrecer descuentos, lo cual hizo bajar el costo efectivo para los compradores.

Además, en los precios anunciados están contenidos los intereses, lo cual distorsiona los cálculos de la inflación, explicó Consídera.

Pese a esas explicaciones, la población en general tiene la sensación de que el costo de la vida aumenta a un ritmo más intenso. Para eso contribuye también una reducción de los ingresos.

La remuneración de los trabajadores cayó 0,9 por ciento de 1997 a 1998, informó este martes el IBGE, tendencia que se mantuvo este año debido al estancamiento económico.

El temor de los economistas es que el aumento de los precios en los últimos meses resucite la indexación, que permitió a los brasileños convivir con una alta inflación durante dos décadas, hasta 1994, pero que también la hizo más resistente a las medidas de control. (FIN/IPS/mo/dm/if/99

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