La XI Cumbre Iberoamericana realizada esta semana en la capital de Cuba marcó los pasos hacia la constitución de un espacio eurolatinoamericano en la economía mundial y las relaciones internacionales.
La Declaración Final, así como los discursos pronunciados por los presidentes de Portugal, Jorge Sampaio, y de Cuba, Fidel Castro, destacan el papel de los estados en la política económica y social y la necesidad de una alianza estratégica entre Europa, América Latina y el Caribe.
Ese objetivo no excluye la toma de posiciones políticas y afirma una coincidencia consensuada en los temas culturales, en los que se invocan la historia, la actualidad y la existencia de dos idiomas oficiales hermanos, el portugués y el español.
"La actuación de nuestros gobiernos tiene como objetivo básico la búsqueda de la justicia social, la elevación de los niveles de bienestar de las sociedades, el fortalecimiento de políticas de apoyo y de redes de seguridad social con el fin de proteger a los sectores más pobres y vulnerables", dice la Declaración.
Otro objetivo básico es "la ampliación de la cooperación internacional en condiciones de equidad, como vía para apoyar a los países y regiones menos desarrollados de Iberoamérica".
Sampaio se refirió a los problemas financieros marcados en la pasada Cumbre, celebrada en Oporto, Portugal, en noviembre de 1998.
Las crisis se traducen "invariablemente en una profundización de las desigualdades sociales en los países económicamente más débiles y en el aumento del foso que los separa de los más desarrollados", dijo.
Por ello, Sampaio destacó que es necesario alcanzar "un nuevo equilibrio entre la lógica del mercado y los valores de la equidad".
Para neutralizar ese mal "será necesario lograr un funcionamiento más participativo y más eficaz de las organizaciones e instituciones multilaterales, que permita corregir los efectos perversos generados por la libertad de los movimientos del capital".
Esa demanda consta en la declaración final, en la que los países iberoamericanos se comprometen "a trabajar con una perspectiva de largo plazo por una estrategia a nivel global, regional y nacional que resulte coherente y efectiva ante los desequilibrios actuales y previsibles de la economía mundial".
Para ello, "el funcionamiento transparente y democrático de las organizaciones e instituciones multilaterales y la amplia participación de los Estados en ellas constituyen pieza esencial para la construcción de un orden global justo, equitativo y solidario".
Asimismo, se comprometen a aunar esfuerzos para "el diseño de una nueva arquitectura financiera internacional", con reformas que permitan "una mayor participación de los países en desarrollo en los procesos de toma de decisiones de las instituciones financieras".
La declaración agrega que los estados iberoamericanos asumirán un papel activo frente a los desequilibrios económicos y financieros internacionales, y reclama apoyo recíproco y asistencia de los organismos financieros internacionales "para propiciar la estabilidad y la transparencia de los mercados".
Pero, además, el texto demanda "comercio internacional libre, no discriminatorio y equilibrado".
Asimismo, la declaración apoya el inicio de una nueva ronda de negociaciones comerciales multilaterales "sin exclusión de ningún sector comercial, dirigida a reducir las barreras arancelarias y no arancelarias".
En la medida en que la Unión Europea mantiene ese tipo de barreras contra productos de América Latina, la declaración implica un compromiso de España y Portugal de actuar dentro del bloque para levantarlas, en un proceso gradual.
En un aspecto práctico, los mandatarios darán mandato a sus cancillerías para estudiar la firma de un acuerdo iberoamericano de promoción y protección de inversiones.
Fidel Castro subrayó el papel de España y Portugal dentro de la Unión Europea, para fortalecer una alianza estratégica de esa región con la de América Latina y el Caribe.
Sampaio, a su vez, aseguró que "durante la próxima presidencia portuguesa de la Unión Europea continuaremos activamente empeñados y firmes en el refuerzo de las relaciones con América Latina, que constituyen para nosotros una prioridad".
En el discurso inaugural de la Cumbre, Sampaio vinculó estrechamente la democracia con el desarrollo. "La democracia es la mejor aliada del desarrollo, así como el desarrollo es el mejor aliado de la democracia", dijo.
"Y una verdadera democracia presupone el respeto de la dignidad de la persona humana, de sus derechos fundamentales, de su capacidad de libre iniciativa y, en suma, de su libertad", agregó.
El presidente portugués terminó su intervención citando palabras de la declaración de la Sexta Cumbre, realizada en Viña del Mar, Chile, en 1996.
"Estamos convencidos de que la dignidad de las personas, la igualdad y la participación plena de mujeres y hombres en la política, la economía y la sociedad, son fundamentales para la práctica democrática", citó.
"La noción de que ningún ciudadano puede verse afectado en sus derechos fundamentales en nombre de una visión dogmática de la sociedad, del Estado o de la economía, se debe afianzar hondamente en la cultura democrática de nuestros pueblos", concluyó. (FIN/IPS/af/mj/ip if/99