Una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó esta semana un llamado de alarma en la capital italiana por la desertización que sufre América Latina.
Más de 2,4 millones de kilómetros cuadrados de América Latina experimentan condiciones de aridez y otros dos millones de kilómetros cuadrados de semiaridez, advirtió Raquel Peña- Montenegro, directora del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) para América Latina y el Caribe.
Si se consideran las zonas desérticas y las subhúmedas secas, el territorio afectado por la desertización suma cinco millones de kilómetros cuadrados, agregó Peña-Montenegro, en una reunión con la prensa previa a la conferencia mundial sobre el problema que se celebrará en Recife, Brasil, del 15 al 26 de este mes.
El FIDA, agencia de la ONU cuyo mandato es ayudar a los más pobres entre los pobres, fue elegido por más de 113 países, en octubre de 1997, para movilizar y canalizar los recursos para combatir la desertización.
Lo hace como organización gestora del Mecanismo Global creado por la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD), estructurado como una red de socios dinámicos dedicados a combatir la desertización.
La Convención, un instrumento jurídico internacional que compromete a los 144 países firmantes en la cooperación contra la desertización, entró en vigor el 26 de diciembre de 1996.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estimó que para combatir la desertización en el mundo se requieren 10.000 millones y 22.000 millones de dólares.
El problema de las tierras secas ha sido una de las preocupaciones principales del FIDA. Desde su creación, en 1978, ha invertido más de 3.000 millones de dólares en actividades de fomento en esas áreas.
Peña-Montenegro señaló el lunes que las situaciones más criticas en América Latina se ubican en el nordeste de Brasil, el norte de Venezuela, el norte de Argentina y el norte de Chile, el altiplano de Perú y Bolivia, el trópico seco de América Central, Cuba y Haití.
La grave situación que atraviesa América Latina en materia de desertización fue una de las razones por las cuales se eligió a Brasil como sede de la tercera conferencia de las partes de la Convención. La primera conferencia se celebró en Roma, en 1997, y la segunda en Dakar, en 1998.
De esta manera, explicó, se llama la atención de la comunidad internacional sobre el hecho de que América Latina y el Caribe están sometidas a alto riesgo de desertización, ya que toda la prioridad está centrada en Africa.
América Latina requiere al menos de unos 100 millones de dólares para comenzar a revertir el proceso de desertización. Ese monto representaría apenas "un punto de partida", dijo Peña- Montenegro.
A la conferencia mundial en Brasil concurrirán unos 3.000 representantes de 159 países firmantes de la Convención, entre jefes de Estado, ministros, representantes de organismos intergubernamentales, de organizaciones no gubernamentales y de instituciones internacionales.
Desde 1987, el FIDA ha financiado 21 proyectos en tierras secas de América Latina y el Caribe, en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La desertización es un proceso a través del cual las zonas secas pierden su capacidad reproductora, que afecta a unos 1.000 millones de personas de más de 100 países y a una cuarta parte de las tierras del planeta.
Si no se toman medidas de inmediato, la desertización alcanzará proporciones fuera de control y creará una crisis global en el siglo XXI, advierten los expertos.
Su costo humano es devastador. Millones de personas debieron cruzar las fronteras en busca de nuevas tierras y oportunidades. Se estima que 135 millones de seres humanos se verán obligados a abandonar sus hogares por este motivo en el futuro próximo. (FIN/IPS/jp/mj/dv en/99
