El "síndrome de la primera dama" es un obstáculo para el avance de las mujeres africanas, señalaron participantes en la Sexta Conferencia Regional de Africa sobre la Mujer, que se celebra hasta el sábado en la capital de Etiopía.
Las activistas manifestaron su preocupación por la importancia acordada en la ocasión a Stella Obasanjo, esposa del presidente de Nigeria, porque podría tratarse de un rebrote del síndrome de primera dama que ataca a Africa occidental, donde se las utiliza como instrumento para sofocar a la oposición política.
Las activistas se quejaron también porque los donantes benefician primero los programas de las primeras damas, a pesar de que no son sustentables porque se terminan al finalizar el período de gobierno.
La Fundación Esperanza, de Vera Chiluba, esposa del presidente de Zambia, el Movimiento 31 de Diciembre, de Nana Rawlings, esposa del presidente de Ghana, y los programas para la infancia de Stella Obasanjo, reciben millones de dólares en donaciones.
La disputa sobre las primeras damas se revitalizó ahora que crecieron los movimientos de defensa de la mujer, y la democracia cobró fuerza.
"Es una situación antidemocrática", sostuvo Joanna Foster, de Mujeres en la Legislación y el Desarrollo de Africa, que realizó el informe paralelo de las organizaciones no gubernamentales (ONG), en el cual critican el papel de las primeras damas de Africa.
Las primeras damas no se eligen, ya que son sus maridos quienes resultan electos, a veces. La autoridad que ganan ellas se debe a que son esposas de gobernantes, aunque en ciertos casos tienen un perfil político independiente.
La primera dama de Sudáfrica, Zanele Mbeki, defiende activamente la igualdad de género desde mucho antes del acceso de su marido al poder, en junio. Hace poco declaró, en la conferencia "Beijing más Cinco", que sus actividades no están influidas por el trabajo de su esposo.
Graça Machel, viuda de Zamora Machel, presidente de Mozambique en la década pasada, y actual esposa del ex presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela, lideró el Frelimo (Frente de Liberación de Mozambique) por sus propios méritos.
La nueva generación de mujeres de talento sostiene que sus pares pueden y deben llegar a posiciones de poder por sus propios medios.
Es probable que el informe alternativo de las organizaciones no gubernamentales plantee el problema del síndrome de la primera dama como una tendencia creciente que debe tratarse con cuidado, ya que plantea un obstáculo en la lucha por la igualdad de género.
Por eso, a las activistas y las mujeres políticas les disgusta ese síndrome. Pero es innegable que las primeras damas ocupan un espacio político importante.
Muchas mujeres del pueblo admiran a la primera dama por su proximidad con el poder. Y los donantes financian los programas de las esposas de los presidentes para ganarse el apoyo del gobierno del momento.
Los estrategas políticos proponen utilizar el espacio que ocupan las esposas de los políticos para beneficiar el desarrollo. "Han sido una fuerza para el mal. (Pero) También pueden ser una fuerza para hacer el bien", sostuvo uno de ellos.
Tienen la atención de los gobernantes, y algunas primeras damas de la nueva generación se proponen aprovechar esa situación.
"Muchas tenemos la suerte de que nuestros maridos escuchan y respetan nuestros consejos. ¿Pero acaso siempre les hemos aconsejado lo que está bien? ¿Nosotras, como esposas de presidentes, hemos resistido a la tentación del lujo y el poder, y alentado a nuestros esposos a trabajar por el bien de la sociedad?", preguntó Obasanjo esta semana, en el Foro de la Paz.
La respuesta es "no". Muchos se alegran de que las esposas de los presidentes se transformen en fuerzas positivas para el bien. Pero las activistas esperan que las primeras damas tengan un papel complementario en los movimientos feministas, y que no se conviertan, necesariamente, en protagonistas.
Nana Rawlings, la primera dama de Ghana, es también quien lidera el movimiento de activistas por los derechos de las mujeres. Condujo la delegación de Beijing, en 1995, y decide por su cuenta la asignación de cuotas de acción para las mujeres políticas.
La esposa del fallecido dictador de Nigeria Sani Abacha, Mariam, y la del anterior presidente de facto, el general Ibrahim Babangida, Miriam, tuvieron el mismo papel.
"El problema va más allá de las primeras damas. Las esposas de los políticos del partido de gobierno se involucran en las redes de mujeres y se convierten en su líderes políticas", indicó Lynn Mutoni, directora de la organización no gubernamental Femnet, de Kenia.
Los movimientos de mujeres se convierten en el ala femenina del partido de gobierno de turno, y "es inevitable que ejerzan presión sobre la agenda de sus maridos", señaló la economista Yassine Fall, de Senegal.
Esto podría ser incluso más peligroso que los cultos a la personalidad que tienden a alentar las primeras damas, porque se transforma en un espacio político. "Cierra el espacio de la mujer y se convierte en una cuestión de política partidaria", explicó Foster.
Las mujeres políticas suelen ser utilizadas para conseguir votos en varios países de Africa.
Las mujeres de Zambia se quejan de que Vera Chiluba utiliza regularmente su Fundación Esperanza para luchar contra la naciente oposición política.
La Red Nacional de Mujeres de Kenia, aliada del partido gobernante Unión Nacional Africana de Kenia, se opuso a la candidatura presidencial de una mujer.
"Las mujeres son el cuello, que sostiene a la cabeza", alegó Zipporah Kitoni, de la Red, para explicar la decisión de su grupo de no apoyar la candidatura de Charity Ngila.
El legado de las primeras damas y su papel negativo en las gestiones de fortalecimiento de las mujeres en Africa dejaron un sabor amargo en varias bocas.
"Queremos que disminuya su notoriedad. La agenda de las mujeres no debería ser fijada por las esposas (de los presidentes), sino por mujeres talentosas y formadas, que llegaron a la posición que ocupan por sus propios medios", puntualizó la delegada de Nigeria. (FIN/IPS/tra-en/fk/mn/ceb/aq/ip/99