AFGANISTAN: Clamor mundial para detener guerra contra las mujeres

Organizaciones de derechos humanos de todo el mundo acusaron al movimiento fundamentalista islámico Talibán, en el poder en Afganistán, de "librar una guerra contra las mujeres", convertidas en "botín" de los conflictos internos.

El movimiento Talibán se convirtió en 1995 en la fuerza dominante en Afganistán entre los grupos rebeldes que hace 10 años luchaban contra el gobierno respaldado por la hoy disuelta Unión Soviética y que después se dedicaron a luchar entre sí.

Una antropóloga afgana que vive en Estados Unidos, Zieba Shourish-Shamley, trabaja hace tres años para que la opinión pública mundial tome conciencia del sufrimiento de las mujeres de su país.

Organizaciones de derechos humanos, en particular femeninas, apoyan la lucha de la Alianza de Mujeres por la Paz y los Derechos Humanos de Afganistán, de Estados Unidos, liderado por Shourish- Shamley.

"Le agradecemos a Dios por esto", dijo Shourish-Shamley, refiriéndose a las gestiones de la Fundación de Mayoría Feminista, de Estados Unidos, y a la campaña organizada por activistas europeos para mantener vivo el movimiento por la igualdad de las mujeres de Afganistán.

Organizaciones de Francia e Italia hicieron circular una petición incluso por India, México, Sri Lanka, y Zimbabwe, que acusa al movimiento Talibán, que hoy controla la mayor parte del territorio afgano, de "librar una guerra contra las mujeres" y de varios abusos.

La petición termina con un llamado al cambio en Afganistán, pero esa será una tarea particularmente difícil, admitió Shourish- Shamley.

El movimiento Talibán controla cerca de 90 por ciento del país, y se muestra reacio a compartir el poder con otros grupos. Sus líderes creen que todos los problemas pueden resolverse por la fuerza.

Carol Bellamy, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), sintió en septiembre la rigidez de Talibán, cuando intentó considerar con ellos los problemas educativos que afrontan las afganas.

La respuesta del mullah (clérigo musulmán) Mohammed Rabbani, presidente de la Shura Suprema, máximo órgano de Talibán, fue que así eran sus costumbres y que Occidente no puede imponerles sus ideas.

Talibán empezó a violar los derechos de las mujeres poco tiempo después de tomar el control de la capital, obligándolas a abandonar sus trabajos, golpeándolas por practicar costumbres no islámicas y, a veces, apedreándolas hasta matarlas.

El movimiento tomó a las mujeres como "botín de guerra o esclavas" en 1998, después de masacrar a entre 10.000 y 11.000 personas, denunció Shourish-Shamley.

Algunas mujeres tomaron medidas extremas para escapar del modo de vida impuesto por Talibán.

"Varias mujeres de Kabul se suicidaron para no tener que ver a sus hijos morir de hambre. Algunas tomaron soda cáustica y veneno, otras saltaron desde edificios", aseguró Shourish-Shamley en su último informe, titulado "El sufrimiento de las mujeres y el cuidado de la salud en Afganistán".

La mayoría de esas mujeres eran empleadas del Estado que perdieron sus empleos con el advenimiento del Talibán. "Casi la mitad de los 80.000 empleados públicos de Kabul eran mujeres", señaló.

Radhika Commaraswamy, relatora especial de las Naciones Unidas sobre Violencia contra la Mujer, abogada y activista de derechos humanos, pintó un panorama desalentador, parecido al de Shourish- Shamley. "Nunca vi tanto sufrimiento como en Afganistán", manifestó.

Coomaraswamy, que en octubre estuvo dos semanas en la región, acusó al Departamento de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio del régimen en Kabul de perpetuar las violaciones de derechos de las mujeres.

Sin embargo, notó ciertas mejorías respecto de sus visitas previas. "Talibán hizo algunos cambios en educación y en salud", dijo la funcionaria internacional a IPS.

Esos cambios se deben a la presión pública y a las campañas de los activistas de derechos humanos y de organizaciones no gubernamentales, agregó. "Creo que esas campañas son muy importantes. Aumentan el costo político de ciertas actitudes (del gobierno), y a veces son exitosas", sostuvo Coomaraswamy.

La campaña de Shourish-Shamley logró el respaldo de personalidades públicas como la actriz de cine Meryl Streep en su lucha por liberar a las mujeres "enterradas en vida" en Afganistán.

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas intentó sancionar al régimen de Talibán. Pocos se opusieron al proyecto de resolución en ese sentido presentado por Estados Unidos y Rusia, lo cual demuestra que el movimiento está más aislado que nunca.

Shourish-Shamley espera que Washington haga algo más que apoyar las sanciones contra Afganistán por haberle dado refugio a Osama bin Laden, el terrorista nacional de Arabia Saudita acusado de haber planeado el bombardeo de las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania, en agosto de 1998.

La activista sostuvo que Washington debería ser muy duro con Talibán, "el monstruo creado en nombre del petróleo y el gas". (FIN/IPS/tra-en/mmm/mk/ceb/mj/hd/99

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