TURQUIA: EEUU y Grecia ayudan en integración a la Unión Europea

El aval dado esta semana a la admisión de Turquía en la Unión Europea (UE) en el parlamento del bloque fue impulsado por la mejoría de las relaciones de este país con Grecia y a la discreta presión de Estados Unidos.

Turquía presentará su candidatura en la próxima cumbre de la UE que se realizará en Helsinki en diciembre. La Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE) parece dispuesta a facilitarle el camino, siempre que Ankara cumpla con las condiciones de Bruselas.

Los médicos y el equipo de rescate griegos fueron los primeros en intervenir luego del primer terremoto ocurrido en la región turca de Izmit que causó la muerte de 15.000 personas y daños materiales por miles de millones de dólares.

Después, cuando Atenas sufrió un terremoto más leve que causó cientos de muertos y grandes pérdidas materiales, los miembros del equipo de rescate turco arriesgaron su vida para salvar a los sobrevivientes entre los escombros.

De modo que los terremotos lograron lo que durante décadas fueron incapaces políticos de ambas márgenes del mar Egeo e innumerables mediadores externos. Los dos países pudieron, por fin, reconocerse como seres humanos ligados por la tragedia, el destino y la geografía.

Las cosas cambiaron desde entonces. Al comienzo del verano boreal, Estados Unidos presionaba a Grecia para obligarla a negociar cuestiones importantes con Turquía.

Las rutas aéreas y marítimas del Egeo, la propiedad de varias islas de rocas, la eliminación del veto griego a la financiación de la UE a Turquía, el estatuto de Chipre, que aún está dividida, y cuestiones de defensa, confusas de ambos lados, son los asuntos que tendrían que discutir los dos países.

Atenas, por fin, conversó con Ankara sobre asuntos secundarios como comercio, turismo, deportes y cultura. Parecía lo máximo que podían hacer.

Pero cuando los terremotos sacudieron a los dos países, el canciller griego, George Papandreou, hijo de un famoso ex primer ministro nacionalista, le dio un nuevo giro a las relaciones al apoyar el envío de 200 millones de dólares a Turquía para asistir a las víctimas del terremoto.

Lo más sorprendente fue que, en esa misma ocasión, una reunión de cancilleres de la UE realizada en Finlandia, Papandreou no se opuso a la admisión de Ankara en el bloque, siempre que cumpla con las condiciones, en especial las referidas a la democracia y los derechos humanos.

El canciller griego, también de manera sorpresiva, habló la semana pasada debajo de un enorme retrato del fundador de la Turquía moderna, Kemal Ataturk, en la Universidad de Estambul, y declaró que "llegó el momento de atreverse a lo imposible".

"Derribemos el último Muro de Berlín. Liberemos a Chipre de su carga, liberémonos a nosotros mismos de esa carga. Queremos a Turquía en la UE. Queremos que comparta todos los derechos y responsabilidades que eso implica, y tiene que ser ahora", afirmó Papandreou, mientras su par turco, Ismail Cem, asentía.

Los aviones de guerra de Grecia realizaban sus ejercicios de defensa anuales con las fuerzas chipriotas mientras Papandreou pronunciaba su discurso. Los aviones griegos violaron varias veces el espacio aéreo turco.

Sin embargo, Turquía se mantuvo en silencio esta vez, a diferencia de otros años, cuando amenazaba con iniciar una guerra.

El despliegue de los misiles de defensa aérea de fabricación rusa TOR-M1 no enfureció esta vez al líder turcochipriota, Rauf Denktash.

El primer ministro de Grecia, Costas Simitis, puntualizó que "este buen clima debe traducirse en acciones por parte de Turquía, que aún no ha hecho nada visible en esta dirección".

De todos modos, Papandreou viajó a Derince, cerca del epicentro del terremoto, y conversó con los sobrevivientes, lo cual le dio una apariencia muy humana a las nuevas relaciones. Simitis arriesgó mucho en la UE por defender a Chipre y quiere mantener vivo el clima actual.

Antes había amenazado con bloquear la expansión de la UE si Chipre quedaba fuera por estar dividida. Se trata de un asunto crucial en el que cuentan los intereses del bloque, así como los de Chipre, Grecia, y Turquía.

Atenas no espera que el primer ministro de Turquía, Bulent Ecevit, haga lo mismo que algunos de sus ciudadanos, es decir, estirar la mano en un gesto amistoso. Washington le acaba de negar 5.000 millones de dólares para reconstruir el país al propulsor de la invasión turca a Chipre en 1974.

Ecevit se negó a tratar el asunto de Chipre en las conversaciones con el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, que visitará Turquía y Grecia en noviembre, y es probable que aproveche la ocasión para apurar el proceso.

Washington hizo público su deseo de que Ankara se integre por completo a Europa a través de la UE. Y, gracias al desastre natural y la ayuda de Grecia, que era su rival, Turquía está muy cerca hoy de alcanzar su ansiada meta de ser admitida. (FIN/IPS/tra-en/eu ip/wj/ak/ceb/mj/ip/99

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