TECNOLOGIA: Alianza entre Brasil y China disputa mercado espacial

La alianza en tecnología espacial entre Brasil y China producirá esta semana su primer resultado estratégico, el lanzamiento del satélite CBERS-1, con el que comenzará a disputar un mercado acaparado por las potencias del Norte industrial.

El primer CBERS (siglas en inglés de Satélite Sino-Brasileño de Recursos Terrestres) deberá partir entre este jueves y este sábado del Centro de Lanzamientos Taiyuan, a 300 kilómetros de Beijing. La hora tentativa exacta será las 23:26 GMT de este jueves.

Con 1.400 kilogramos y una vida útil de dos años, producirá desde una altitud de 778 kilómetros imágenes de la superficie terrestre que permitirán un detallado control del territorio, captando desde bosques dañados y otros datos ambientales a movimientos sospechosos de narcotráfico.

Sus informes enriquecerán al Sistema de Vigilancia Amazónica, un complejo de radares, aviones, medios electrónicos y espaciales con que el gobierno brasileño espera conocer y controlar mejor la región amazónica, en especial sus fronteras.

Además de esa contribución a las tareas de defensa y de la policía, el satélite cumplirá importantes funciones económicas y sociales, pues aportará conocimientos precisos sobre recursos terrestres, ocupación y actividades humanas en el país, destacó el ministro de Ciencia y Tecnología, Ronaldo Sardenberg.

Con el programa CBERS, que prevé la construcción de dos satélites en conjunto, Brasil y China, dos países en desarrollo, ingresan al pequeño grupo de países que dominan el mercado de informaciones satelitales.

Brasil, que participa con 30 por ciento de la inversión de 150 millones de dólares, deja de ser mero usuario y pasa a proveedor de imágenes obtenidas por satélites, destacó la cancillería al anunciar el lanzamiento.

Las tres cámaras del CBERS-1 toman fotografías de alta resolución de áreas de hasta 20 metros cuadrados, que permitirán identificar embarcaciones en los ríos e instalaciones de producción de drogas en los bosques, según Marcio Barbosa, director del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE).

Una de las lentes capta incluso radios infrarrojos, lo que amplía la capacidad de obtener imágenes, sin depender de la luz visible. El satélite puede fotografiar toda la tierra en cinco días.

La asociación sino-brasileña en esta área de tecnología estratégica nació de un acuerdo firmado hace 11 años por el INPE y la Academia China de Tecnología Espacial, durante la visita del entonces presidente brasileño, José Sarney, a Beijing.

El cohete lanzador es chino, el cuarto de la familia Larga Marcha, que llevará también un pequeño satélite exclusivamente brasileño de 60 kilos, el SACI-1, destinado a cuatro experiencias de investigación atmosférica.

Brasil desarrolla también su propio vehículo lanzador de satélites, cuya primera operación fracasó el año pasado, cuando estalló en el aire llevando un satélite de recolección de datos, también nacional.

El programa espacial brasileño es el único remanente de los grandes proyectos de afirmación tecnológica del país, producto de los sueños de desarrollo autónomo, científico y económico que ganaron fuerza en los años 70, bajo el régimen militar.

Desde entonces, el país vio frustrarse los planes para la energía nuclear, la informática y la industria bélica. Brasil cuenta con apenas una central nuclear, de las nueve imaginadas, y finalmente adhirió al tratado de no proliferación de armas atómicas que consideraba discriminatorio.

Tampoco logró desarrollar una industria de computadoras y debió aflojar las restricciones a la importación. Sus misiles y vehículos blindados de combate perdieron mercado, lo cual llevó a la quiebra a las empresas del sector.

Pero la Misión Espacial Brasileña avanzó con los centros de enseñanza, investigación y producción implantados en Sao José dos Campos, a 100 kilómetros de Sao Paulo, alrededor del INPE.

Además construyó la Base de Alcántara, en el norteño estado de Maranhao, cuya ubicación muy cercana a la línea del Ecuador es considerada clave para el lanzamiento de satélites y, por lo tanto, un factor que puede favorecerla en el negocio espacial del futuro.

La Agencia Espacial Brasileña, que coordina el programa, intentará de nuevo en noviembre poner en órbita un satélite, el SACI-2, con el vehículo lanzador de satélites nacional, desde Alcántara. El éxito representará el dominio de todo el ciclo de esa actividad de alta tecnología.

Además de los satélites nacionales SACI y SCD, éste con dos ya lanzados desde bases extranjeras, la asociación con China debe proseguir con el tercero y cuarto CBERS. Brasil negocia un acuerdo similar con Argentina, para construir un satélite de control de aguas, aire y agricultura denominado SABIAAA. (FIN/IPS/mo/mj/sc/99

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