/REPETICION CORREGIDA/ CUBA: La Habana intenta recuperarse tras paso del huracán Irene

La capital de Cuba aún no se recupera del sorpresivo paso de Irene, un huracán de baja intensidad que el jueves causó pérdidas humanas, derribó cientos de viviendas y afectó la red de electricidad.

Dos hombres murieron electrocutados y otros dos permanecían desaparecidos este viernes cuando, pasado el peor momento, los habitantes de la costa noroccidental de la isla sufrían el impacto de la invasión de las aguas del mar.

"Lo primero que le pasa a uno por la cabeza cuando se acerca una tormenta son los derrumbes y las inundaciones", dijo a IPS Rodolfo Gómez, vecino de la primera planta de un edificio situado frente al muro del Malecón habanero.

Gómez ya está acostumbrado a oir partes meteorológicos y, de inmediato, mudarse con su familia, algunos muebles y equipos electrodomésticos para la vivienda de unos amigos en el segundo piso de su edificio.

Para Gómez, que hace unos años contempló impotente como el mar se llevaba todas sus pertenencias, resulta insignificante la preocupación de una parte importante de los más de dos millones de habitantes de La Habana que aún siguen sin electricidad.

Funcionarios de la estatal Empresa Eléctrica informaron que 47 circuitos eléctricos se mantienen sin prestar servicio, de los 154 existentes en la capital cubana, y que no se conoce todavía el tiempo que insumirá volver a la normalidad.

La falta de electricidad afecta, a su vez, el bombeo de agua, la elaboración del pan que se vende diariamente a la población de manera regulada y el funcionamiento de varias plantas de la industria alimenticia encargadas de la distribución de leche.

Informes preliminares de Defensa Civil aseguraron que en el occidente del país fueron afectadas 1.657 viviendas, entre ellas 99 se derrumbaron totalmente.

Los derrumbes parciales de viviendas en La Habana alcanzaron a 758 y los totales a 25.

"Ya pasaron las lluvias, pero hay que ver que pasa cuando salga el sol", dijo Milagro Alemán, vecina de un antiguo edificio del casco histórico de La Habana.

Alemán pasó varias horas sacando el agua de su apartamento, que se filtraba "como si fuera una catarata", incluso mucho después de que cesaran las fuertes lluvias. Ahora teme el peor momento, porque cuando se secan las paredes aumenta el peligro de derrumbe.

Más de 300 árboles fueron dañados en la ciudad, muchos de ellos arrancados de raíz por los vientos que en algunos momentos alcanzaron velocidades de hasta 117 kilómetros por hora en la estación meteorológica de Casablanca, situada en una elevación junto a la bahía habanera.

Aunque las labores de limpieza comenzaron inmediatamente después del paso del huracán Irene, algunas de las principales calles de la capital cubana, ricas en áreas verdes, se mantienen obstruidas por árboles caídos de más de 20 metros.

La tormenta se formó al sur de Cuba como perturbación atmosférica y en alrededor de 24 horas se convirtió en un huracán sin un centro bien definido, que amenazó en un principio a Pinar del Río, una provincia al occidente de La Habana.

Pero, en lo que los expertos denominaron "comportamiento errático", el huracán reorganizó su centro y en menos de tres horas cambió el rumbo para dirigirse directo a La Habana atravesando la isla de sur a norte.

A su paso por la capital del país, derribó la estatua de Mercurio de la cúpula de la Lonja del Comercio, uno de los edificios emblemáticos del centro histórico, y dañó el techo del vestíbulo del Melía Habana, un hotel calificado de cinco estrellas administrado por el grupo Sol de España.

"Irene es un huracán típico de octubre, el mes más peligroso de la temporada ciclónica, en el que se forman 30 por ciento de todos los meteoros", dijo el meteorólogo Armando Caymares.

Datos preliminares sobre los efectos en la economía dan cuenta de 99 instalaciones afectadas, de ellas 15 totalmente destruidas, más de un millón de matas de plátano abatidas y plantaciones de caña de azúcar, café y hortalizas dañadas.

Alrededor de 100.000 personas fueron evacuadas como medida preventiva en las provincias occidentales y centrales de la isla, un número importante de las cuales se instalaron en casas de vecinos, familiares o amigos.

"Más de 22.000 personas de la capital habitan en lugares de determinado peligro, 12.000 de ellas residentes en Centro Habana, municipio que tiene 70 por ciento de las viviendas en mal estado", dijo el jefe del gobierno en La Habana, Conrado Martínez.

El funcionario aseguró a la prensa local que antes de que se supiera que el huracán Irene pasaría por La Habana se decidió el acondicionamiento de 448 albergues, se realizó la limpieza del alcantarillado y se recogieron 462.000 metros cúbicos de escombros.

Autoridades de distintos municipios aseguraron que todos los habitantes de las viviendas que sufrieron derrumbe habían sido evacuados con anterioridad al desastre.

El presidente de Cuba, Fidel Castro, exigió la noche del jueves a ministros y jefes de gobierno locales que los servicios de electricidad, agua, comunicaciones y transporte debían reestablecerse lo antes posible.

Durante una reunión transmitida en vivo por la televisión y la radio del Estado, el mandatario aseguró que las regiones afectadas recibirán el apoyo que requieran del Partido Comunista y del gobierno central para la recuperación.

Por su parte, el vicepresidente Carlos Lage aseguró que, a pesar de las limitaciones materiales y de las dificultades que enfrenta Cuba, afectado por una crisis económica desde 1990, el Estado dispone de reservas para enfrentar situaciones de este tipo. (FIN/IPS/da/dm/en ip/99

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