PERIODISMO: Afgana, canadiense y kosovar premiadas por su valor

Una afgana, una albanesa de Kosovo y una canadiense recibieron este año los Premios al Valor en el Periodismo que otorga la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios de Comunicación (IWMF).

Los premios se entregaron este miércoles en Nueva York a la afgana Sharifka Akhlas, la albanesa-kosovar Aferdita Kelmendi y la canadiense Kim Bolan.

La vida de las mujeres en Afganistán bajo el régimen del movimiento fundamentalista islámico Talibán es muy difícil, pero lo es aun más para Akhlas, una periodista que hizo lo posible para informar al mundo exterior de las violaciones de los derechos humanos que sufren sus compatriotas.

A principios de esta década, Akhlas, de 40 años, envió sus reportajes sobre Afganistán clandestinamente de Kabul al Centro de Recursos de Medios de Comunicación Afganos en Peshawar, Pakistán, a pesar de que fanáticos de Talibán amenazaron contra su vida.

En 1996, logró trasladarse con su familia a Mazar as Sharif, que entonces estaba fuera del control de Talibán, y siguió enviando sus notas periodísticas.

Dos años después, cuando Mazar as Sharif cayó bajo control de Talibán, Akhlas retornó a Kabul y siguió escribiendo hasta que fue detenida y golpeada por los extremistas.

Para asegurar su liberación, su esposo y su padre debieron prometer que la obligarían a dejar de trabajar. Una vez en libertad, Akhlas huyó a Pakistán y hoy trabaja en el Centro de Recursos de Medios de Comunicación Afganos, aunque vuelve clandestinamente a su país para informar sobre la suerte de las mujeres y los niños.

Akhlas no pudo asistir a la ceremonia del miércoles por "complicaciones con la visa", pero ella "representa las voces en silencio de las mujeres afganas", aseguró Sima Ali, la presidenta de una organización de refugiadas de ese país en Estados Unidos al recibir el galardón en su nombre.

"Hoy Afganistán es un mundo sin mujeres, o sea un mundo sin luz ni esperanza", dijo Ali. Las periodistas como Akhlas son muy necesarias para insistir en que "nuestra cultura y religión no dictan la muerte por hambre de las mujeres ni impiden que las niñas vayan a la escuela", agregó.

Aferdita Kelmendi cubre hechos que ocurren en los Balcanes desde hace una década. Con su esposo, también periodista, y un grupo de amigos creó la Radio TV21 Pristina, en la capital de la provincia de Kosovo en Serbia, Yugoslavia.

En julio de 1990, soldados serbios atacaron la estación y expulsaron al personal de origen albanés. Mientras la mayoría huyó por temor a sus vidas, Kelmendi permaneció en Pristina y distribuyó panfletos por las calles y los bares para protestar por el copamiento de la radio.

Un año después, se la escuchó nuevamente en las emisiones de Radio Francia Internacional y de la Voz de Estados Unidos de América. Madre de dos hijos, Kelmendi logró mantener con vida a su red de periodistas, a pesar del peligro que los albanokosovares corrían frente a los nacionalistas serbios.

Utilizó la red de computadoras Internet para informar al mundo sobre la campaña serbia de limpieza étnica, pero debió abandonar Kosovo cuando la situación se agravó al comienzar los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Kelmendi utilizó en préstamo equipos de Radio Holanda y del Servicio Mundial de la BBC de Londres para seguir trasmitiendo, y hoy se encuentra de vuelta en Pristina donde intenta instalar la primera emisora de radio albanesa privada.

Kim Bolan, reportera del diario Vancouver Sun, cubrió las guerras en El Salvador, Guatemala y Afganistán, pero la IWMF le otorgó el premio al valor por su investigación sobre la comunidad sij en Canadá.

Bolan descubrió una célula terrorista entre extremistas sij al investigar el atentado con bomba que en 1985 derribó sobre Canadá a un avión de Air India y mató a 329 personas.

La investigación también halló conexiones de sospechosos en el atentado con irregularidades financieras y actos de abuso sexual contra niñas en una escuela sij en Vancouver.

Cuando aparecieron sus artículos, comenzó a recibir amenazas de muerte que aumentaron después de que cubrió el asesinato el año pasado del editor de la publicación Indo Canadian Times, de Vancouver, que también había llegado a la conclusión de que extremistas sij cometían actos terroristas en India.

Bolan sigue trabajando, aunque vive con sus dos hijos con protección policial. "Aun en Canadá, la libertad periodística no se debe dar por supuesta", dijo al recibir el premio en Nueva York.

Se lamentó de que el atentado contra el avión de Air India no recibió la atención debida en Canadá y otros países porque las víctimas "aunque canadienses, eran de origen indio y no eran blancos".

La IWMF se fundó hace 10 años por mujeres periodistas que trabajan en los medios de comunicación de Estados Unidos para mejorar el papel de las mujeres en el sector. (FIN/IPS/tra-en/ib/mk/aq/cr/99

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