PAKISTAN: ONU, EEUU y Unión Europea condenan golpe de Estado

La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y la Comunidad Británica condenaron el golpe militar que derrocó al primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, y exigieron el retorno del gobierno civil.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Kofi Annan, instó este miércoles a los comandantes militares a restaurar el poder civil y el "proceso constitucional", y deploró el golpe de Estado de la noche del martes.

"Aunque las intenciones de quienes lo perpetraron siguen sin aclararse, el secretario general no cree que los golpes sean la forma de resolver los problemas del país", declaró el portavoz de la ONU Manoel de Almeida e Silva.

Otros líderes de la comunidad internacional criticaron el golpe, dirigido por el comandante del ejército general Parvez Musharraf poco después de que Sharif lo destituyera y remplazara por el jefe de los servicios de inteligencia, general Ziauddin.

La Unión Europea (UE) "no puede bajo ninguna circunstancia aprobar medios extraconstitucionales y antidemocráticos en ningún país, y por tanto exhorta a los militares paquistaníes a respetar la democracia y el proceso parlamentario", declaró este miércoles Finlandia, actual titular de la presidencia del bloque.

Emeka Anyaoku, el secretario general de la Comunidad Británica, que incluye a Pakistán, declaró que el golpe aislará al país de Asia meridional porque atenta contra las normas democráticas.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, dijo que las relaciones entre Washington e Islamabad no volverán a la normalidad hasta que se restaure el gobierno civil.

Pero muchos gobiernos mitigaron sus objeciones y evitaron mencionar la suerte de la administración electa de Sharif para concentrar sus esfuerzos en restaurar al gobierno civil.

Musharraf y otros altos oficiales discuten la formación de un "gabinete interino" formado por políticos civiles que gobernarían el país hasta celebrar nuevas elecciones.

En las negociaciones habrían participado varios políticos del partido del primer ministro, la Liga Musulmana, y el presidente Rafiq Tarar, quién, como Musharraf, fue designado en su cargo por Sharif el año pasado.

Pero Sharif seguía detenido en su residencia capitalina este miércoles y varios altos funcionarios, incluso el canciller Sartaj Aziz y el ministro de Información Mushahid Hussein, fueron detenidos el martes.

Diplomáticos señalan que la caída de Sharif sigue el mismo modelo de otras destituciones de primeros ministros ocurridas en el país en los últimos años.

La ex primera ministra y actual dirigente opositora Benazir Bhutto y Nawaz Sharif ya habían sido destituidos de la jefatura de gobierno por la Octava Enmienda de la Constitución, actualmente revocada, que permitía a los presidentes disolver los gobiernos corruptos o mal administrados.

Pero el parlamento dominado por la Liga Musulmana revocó esa facultad presidencial el año pasado.

Los militares pretenden hacer lo mismo que hicieron en circunstancias anteriores, o sea instalar un gabinete interino durante varios meses y celebrar elecciones nuevas, aseguraron fuentes paquistaníes.

Si es que se llevan a cabo, no se espera que Sharif tenga suerte en esas elecciones.

La popularidad del primer ministro descendió abruptamente este año debido a la crisis económica de su país y luego de que acordara en julio con el presidente estadounidense Bill Clinton ponerle fin a la insurgencia separatista paquistaní en la zona de Cachemira controlada por India.

Paradójicamente, Sharif le debe sus tres años como primer ministro a la destitución de su rival, Bhutto, a quien el presidente Farooq Leghari había obligado a renunciar al cargo en 1997. Muchos percibieron un fuerte apoyo militar en la gestión.

Tanto Sharif como Bhutto fueron destituidos dos veces, y ninguno de los dos llegó a concluir su mandato de gobierno desde que se reanudaron las elecciones democráticas en 1988, al final de la dictadura de 11 años del general Mohammed Zia ul-Haq.

En los últimos años los militares no se involucraron de forma directa en las cuestiones políticas, sobre todo por cautela, para que el país no fuera aislado por la comunidad internacional si planeaban futuros golpes.

La cautela se diluyó el año pasado, cuando el ejército empezó a dudar de su hasta entonces fuerte relación con el gobierno de Estados Unidos, según varias fuentes de Islamabad.

Las dudas, y los rumores de golpe de Estado, surgieron por primera vez en mayo de 1998, después de las pruebas nucleares realizadas por India y Pakistán, que les acarrearon sanciones de Estados Unidos.

Las dudas se fortalecieron cuando Sharif acordó con Clinton, el 4 de julio, que retiraría a las tropas insurgentes de las alturas de Kargil, del lado que le corresponde a India según la Línea de Control, la frontera establecida de facto en Cachemira.

Los últimos sucesos no aumentaron la confianza de los militares de Pakistán en cuanto a sus lazos con Estados Unidos, que fueron muy fuertes durante los 11 años de la dictadura de Zia, e incluso durante la invasión soviética de 1979 a 1990 en Afganistán.

Esta semana, Rusia y Estados Unidos se disponían a presionar al Consejo de Seguridad de la ONU para que resolviera suspender los vuelos aéreos a Afganistán y congelar los depósitos en el extranjero del movimiento fundamentalista islámico Talibán, que controla gran parte de ese país.

Es probable que se aprueben las sanciones, cuya consecuencia sería el aislamiento del Taliban, movimiento que fue organizado, al menos parcialmente, por los militares pakistaníes. Pero hasta ahora no se fijó una fecha para la votación.

Diplomáticos en Pakistán habían manifestado su preocupación por la posibilidad de un golpe de Estado ante la inminencia del voto a favor de las sanciones.

Un diplomático europeo observó que, desde que se produjo el golpe, aumentó la preocupación de que queden en la nada las gestiones para que India y Pakistán firmen el Tratado de Prohibición Total de las Pruebas Nucleares.

Clinton planeaba visitar ambos países este invierno boreal, para instarlos a firmar y ratificar el Tratado, agregó el diplomático. Pero el golpe y el hecho de que el Senado de Estados Unidos no ratificara dicho acuerdo hicieron que toda esperanza de éxito para esas gestiones se desvanezca, afirmó. (FIN/IPS/tra-en/fah/aq-ceb/ip/99

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