DESARROLLO: Turismo mundial adopta código ético

La Organización Mundial de Turismo (OMT) aprobó un código ético que rescata principios de equidad, responsabilidad y desarrollo sustentable, en su asamblea general número 13, realizada en Chile.

La reunión, que concluyó este viernes, analizó los efectos de la crisis internacional y otros temas relativos a la actividad turística, como la medición de su impacto económico, las comunicaciones y la globalización, y la defensa ambiental.

La OMT está integrada por 110 países y en la asamblea general participaron 600 delegados, incluyendo a unos 70 ministros de turismo y otros altos funcionarios, además de expertos de organismos internacionales.

El turismo, según se destacó en la asamblea, es el primer sector económico mundial en cuanto a ingresos por exportaciones, medidos en este caso por el desplazamiento de personas a otros países y los gastos que éstas realizan.

El turismo internacional significó en 1998 ingresos para los países receptores por 439.393 millones de dólares, con 635 millones de viajeros, en comparación con 438.165 millones de dólares y 619,5 millones de viajeros en 1997.

El crecimiento entre 1997 y 1998 en número de turistas fue de 2,5 por ciento, índice inferior a la tasa promedio de 1989 a 1998, que fue de 4,5 por ciento, baja que se atribuye al efecto de la crisis económica internacional.

Los ingresos tuvieron en el último año un incremento de sólo 0,3 por ciento, lo cual se debió, según los informes de la OMT, a la fuerte revaluación del dólar en relación a las monedas de los países emisores de turistas.

Los países receptores de turismo ganaron con esta situación, y es así que los ingresos que generó en 1998 el sector en Italia, Frencia y España, implicaron un incremento de 6,5 por ciento en relación a 1997.

Los ingresos generados por el turismo decayeron en 1998 en 0,2 por ciento en el Asia-Pacífico y en 12,2 por ciento en el Medio Oriente, las regiones más afectadas en este caso por la llamada crisis asiática.

En términos relativos, Africa tuvo el mayor crecimiento de ingresos, de 6,6 por ciento, seguida por Europa (3,8), Asia Meridional (1,5) y América, con un incremento de apenas 0,9 por ciento en relación a 1997.

El listado de los 40 mayores receptores de turismo de la OMT lo encabezan Francia, España, Estados Unidos e Italia, y los únicos países latinoamericanos que figuran en él son México, en el séptimo lugar, Argentina (29) y Brasil (30).

En cuanto a ingresos por turismo, la nómina tiene en el primer lugar a Estados Unidos, seguido por Italia, Francia y España. México figura en el puesto número 13, Argentina en el 21 y Brasil en el 30.

No obstante este registro, el turismo es una actividad que, en cuanto a la balanza comercial favorece sobre todo a los países en desarrollo, que por su condición socioeconómica son mayores receptores que emisores de viajeros.

En 1997, la balanza turística de las naciones industrializadas tuvo un superávit de apenas 190 millones de dólares, en tanto el saldo a favor de las economías en vías de desarrollo fue de 63.125 millones de dólares.

Este "intercambio desigual" desde el punto de vista de la capacidad para generar turismo crean un conjunto de problemas de carácter cultural y ambiental, principalmente, que la OMT busca controlar con su código ético.

El documento aprobado en Santiago contempla un conjunto de principios en sus 10 artículos que proclaman, en primer lugar, la contribución del turismo al entendimiento entre personas y sociedades en un espíritu de tolerancia y de respeto de la diversidad.

"Las actividades turísticas se organizarán en armonía con las peculiaridades y tradiciones de las regiones y países receptores, y con respeto a sus leyes y costumbres", indica el código.

El turismo es un instrumento de desarrollo personal y colectivo, según el segundo artículo, que enfatiza el respeto a la igualdad entre hombres y mujeres, y condena las formas de explotación asociadas al turismo, especialmente el comercio sexual con niños.

"Todos los agentes del desarrollo turístico tienen el deber de salvaguardar el entorno natural en la perspectiva de un crecimiento económico saneado, constante y sostenible", señala el tercer principio, relativo al compromiso ambiental.

El código indica que "el turismo de naturaleza y el ecoturismo se reconocen como formas de turismo particularmente enriquecedoras y valorizadoras, siempre que respeten los entornos naturales, asocien a la población local a su desarrollo y se ajusten a la capacidad de ocupación de los lugares turísticos".

La actividad turística debe ser igualmente un factor de aprovechamiento y enriquecimiento del patrimonio cultural de la humanidad y una actividad beneficiosa para los países y las comunidades receptoras de turistas, indica asimismo el código.

El documento consigna también las obligaciones de los agentes del desarrollo turístico y proclama tanto el derecho al turismo como a la libertad de desplazamiento de los viajeros. Del mismo modo, defiende los derechos de los trabajadores y empresarios del sector. (FIN/IPS/ggr/ag/dv-en/99

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