DESARROLLO: Globalización frustra sustitución de cultivos de coca

La globalización, que arruina a agricultores, y el aumento de la demanda de drogas en el Norte industrial, estimulan el cultivo de coca y de amapola en América del Sur, según participantes en el VII Congreso Mundial de Periodistas Ambientales.

¿Cómo explicar a los campesinos de la serranía de La Macarena, en Colombia, y a los del Alto Huallaga, en Perú, que el maíz y el frijol en lata, importados y con instrucciones en otro idioma, se venden más que los granos cosechados en sus parcelas?

Ese interrogante rondó corrillos del Congreso de Periodistas Ambientales, que concluyó el viernes en Bogotá, tras abordar cuestiones como la relación entre globalización, narcotráfico, conflictos sociales y ambiente.

"La globalización ha contribuido a la quiebra de las agriculturas nacionales, al tiempo que impulsaba los cultivos de coca y amapola en los países andinos", advirtió el peruano Roger Rumrrill, experto en desarrollo sustentable en el trópico de América del Sur.

Para Rumrrill, la política de siembra alternativa para acabar con los cultivos ilícitos y el modelo estadounidense de lucha contra la droga en América del Sur, son "un total fracaso", y deben dar paso a políticas autónomas que contemplen el desarrollo sustentable y no el extractivo que se practica actualmente.

"La lucha antidrogas es lo único en que Estados Unidos no defiende la premisa básica del capitalismo según la cual el consumo es el motor de la economía, y propone golpear primero la oferta", dijo Rumrrill a IPS.

En apoyo a sus afirmaciones, mostró una lista de los precios que en mayo tenian algunos productos agrícolas en la región peruana del Alto Huallaga.

Un kilogramo de hoja de coca se pagaba entonces siete soles (dos dólares), frente a los 0,30 soles del kilogramo de yuca, 0,71 del arroz y 1,78 del frijol, de acuerdo con los datos de Rumrrill.

"Mientras, se abrieron las puertas a los alimentos importados, y en la alta Amazonia, se pasó en dos años de 80.000 hectáreas cultivadas de arroz a sólo 7.000. La coca ahora se paga 10 veces más que los otros cultivos" afirmó.

Según Rumrrill, la desregulación facilitó el blanqueo de dinero del narcotráfico, y en los países industrializados se mantiene la protección de la agricultura y aumenta la demanda de psicoactivos.

"La globalización tiene más efectos negativos que positivos sobre el medio ambiente", señaló a IPS el español José Santamaría, delegado del Instituto Worldwatch.

La discusión internacional sobre el tema tiene dos caras: la que los países enseñan en la Organización de las Naciones Unidas y la que se ve en la Organización Mundial de Comercio (OMC), dijo Santamaría.

Al respecto, citó informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo para avalar su afirmación de que el problema de fondo de la relación economía-ambiente son las grandes desigualdades entre ricos y pobres.

En 1960, la diferencia entre el 20 por ciento más rico del planeta y el 20 por ciento más pobre era de 60 a uno, mientras que en 1997, se ubicó en 74 a uno, advirtió.

La brecha es tan grande que a la franja de 20 ciento de los ricos corresponde 86 por ciento del producto interno bruto (PIB) y 84 por ciento del flujo mundial de dinero, y el 20 por ciento más pobre sólo dispone de uno por ciento del PIB.

La libertad de comercio por la que aboga la OMC y la eliminación de todo tipo de barreras, incluidas las ambientales, conduce a situaciones como la actual, en que "Estados Unidos quiere imponer a los europeos el consumo de carne con hormonas que se sabe que son cancerígenas", agregó Santamaría.

Tras afirmar que la OMC "es insensible a lo ambiental", indicó que la discusión del tema precede la Tercera Conferencia Ministerial de Organización, convocada para el 30 de noviembre en Seattle, Estados Unidos.

Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, cuestionó en informe distribuido en la reunión de Bogotá la celeridad que los países del Norte industrial desarrollados imponen a la apertura económica.

"Sin haber digerido las lecciones de cómo manejar los puntos de contacto entre la economía nacional y la externa (…) se presiona para que los paíes en desarrollo se abran aún más a las grandes compañías de los países industriales", anotó Khor.

El sector ambientalista internacional se opone a la llamada Ronda del Milenio, propuesta por la Unión Europea para ampliar las decisiones de la Ronda Uruguay (1986/1994) a las áreas de servicios, agricultura, derechos de propiedad intelectual e inversión.

Adicionalmente, a manera de paliativo para los ambientalistas, algunos paises proponen incorporar a la agenda de la futura Ronda el debate acerca de las relaciones del comercio con el ambiente.

Mientras, el antropólogo colombiano Alfredo Molano advirtió que la economía extractiva, de ciclos (caucho antes, coca hoy) ha prosperado en las selvas de Colombia y Perú al amparo de la corrupción y la impunidad, obligando a la diáspora a poblaciones de campesinos.

Otro colombiano, Ricardo Vargas, de Acción Andina, una organización especializada en el estudio del problema de la droga en América del Sur, opinó que la ganadería extensiva es más lesiva para el frágil ecosistema amazónico que los cultivos de coca.

Vargas coincidió con Rumrril en calificar de "total fracaso" el modelo actual de combate al narcotráfico y dijo que el problema no se resuelve "país por país".

A su juicio, la lucha contra la droga requiere una visión integral que contemple como elemento principal a las personas, las condiciones sociales y el ambiente. (FIN/IPS/mig/ff/en dv/99

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