CHINA: Médicos Sin Fronteras denuncia colapso de salud pública

El sistema de salud pública de China padece una grave crisis, sobre todo en el medio rural, donde viven 800 millones de personas, denunciaron representantes de Médicos Sin Fronteras, la organización humanitaria ganadora del premio Nobel de la Paz este año.

"No se trata de una crisis común, sino de una catástrofe monstruosa para millones de personas de la zona rural… que no pueden pagar atención médica. El sistema de salud pública no funciona en los pueblos", señaló el doctor Marcel Roux, jefe de la misión china de Médicos Sin Fronteras.

La etapa de asistencia preventiva gratuita y tratamiento médico completo se terminó con el colapso de las comunas populares de Mao Zedong, el líder revolucionario que impuso el comunismo en el país.

Antes de las reformas de mercado, cerca de 90 por ciento de la población rural accedía en forma casi gratuita al servicio de salud bajo el sistema colectivo.

Pero el desmantelamiento de las comunas, a fines de la década del 70, terminó con el sistema de bienestar desde la cuna hasta la tumba, y ahora sólo 10 por ciento de la población rural, integrada por dos tercios de los más de 1.200 millones de habitantes de China, reciben atención médica.

El Estado se retiró de la zona rural, donde viven 800 millones de campesinos, y le entregó la responsabilidad de la salud a los gobiernos locales.

La ausencia de financiación estatal llevó al estancamiento del sistema de salud pública desde la década del 60 en regiones pobres como Guangxi y en la mayor parte del interior del país.

"Descubrimos que la situación estaba mejor cuando había campañas públicas de salud lideradas por los 'médicos descalzos' de Mao Zedong, aunque fueran muy pobres en ese entonces", comentó Roux.

Los médicos descalzos eran campesinos con entrenamiento mínimo en el cuidado de la salud, cuyo fervor político compensaba en parte su carencia de conocimiento y de equipo, que lograron eliminar graves epidemias mediante campañas masivas de prevención y vacunación.

Ahora, "en Guangxi, Shanxi y otros lugares vimos hospitales fantasmas, con las paredes cayéndose y los equipos, de los años 60, herrumbrados. Aunque era invierno, los niños no tenían zapatos y los pacientes estaban medio desnudos", relató Roux.

"Ahora libramos una batalla que pensamos había terminado hace años", comentó el médico Shi Rongsheng, de la localidad de Rongshui.

"La tuberculosis y la fiebre tifoidea, que fueron controladas en el pasado, están en pleno auge. Sólo en la localidad de Danian, donde viven 13.000 personas, sabemos que hay 300 casos de tuberculosis", informó.

Roux afirmó que ni siquiera los propios chinos saben lo que sucede en los centros poblados de las regiones pobres.

"La atención médica en Africa era mejor, sin duda. Allí tienen buenos médicos y trabajadores de la salud. En China, (en cambio), no tienen el conocimiento, ni la estructura ni la gente (necesaria) para organizar un sistema de atención médica", sostuvo.

Los expertos en salud pública no tienen dudas de que los fantasmas de pasadas epidemias se acercan un poco más cada día, aunque no hay datos confiables que lo confirmen.

La mortalidad infantil, un indicador básico de salud nacional, aumenta con rapidez desde mediados de la década del 80, luego de años de declive.

La mortalidad infantil era de 34,7 por 1.000 nacimientos en 1981, pero Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) calcula que ahora llegó a 52 por 1.000.

Aun más alarmante es la brecha que se abrió entre las regiones costeras industrializadas y las más pobres del resto del país, donde la mortalidad infantil es cuatro veces más alta.

"Calculamos que sólo la mitad de los niños (del medio) rural están vacunados", advirtió el doctor Philippe Legall, que trabaja en un proyecto piloto de Médicos Sin Fronteras en el condado de Rongshui.

Pero los expertos en salud están cada vez más alarmados por el incremento de la incidencia de enfermedades infecciosas y epidemias.

La tuberculosis y el tétanos neonatal matan a más de 200.000 niños en China cada año, y se están propagando la hepatitis, la tuberculosis y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

La ausencia de fondos y controles estatales hace que el sistema de salud pública se maneje sólo por motivaciones económicas.

Los médicos, que a veces no reciben sus sueldos durante meses, tienen que buscar otras fuentes de dinero, así que ahora cobran por administrar inyecciones y otros tratamientos, y descuidan otros métodos menos lucrativos.

Médicos Sin Fronteras llegó por primera vez a Gangxi en 1994 para brindar ayuda de emergencia luego de las inundaciones ocurridas en varios sectores de la provincia.

La organización se encontró entonces con situaciones horrendas, como niños que recibían inyecciones de atropina, que se utiliza normalmente como anestésico, para curar su diarrea. Las familias tenían que pedir dinero prestado para pagar a los médicos, que así conseguían su sueldo. Pero los niños morían.

"Me puso los pelos de punta. En cierto sentido, era peor que escuchar esas historias de los 'médicos descalzos' de los años 50, que cosían brazos amputados. Al menos lo hacían por falta de medicamentos y de equipos, no por falta de dinero", comentó Roux. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/ceb/aq/he/99

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