Li Guanghai, de la provincia de Guizhou, suroeste de China, tiene 101 años. Su esposa, Wang Fangzhen, cumplió 102. Son el matrimonio más antiguo del planeta, con 83 años de casados, según el Libro Guinnes de Records.
Los Li se han convertido en una celebridad en su ciudad natal. Las posibilidades que otra pareja china repita su proeza en el futuro son muy remotas. Ellos se casaron cuando aún eran adolescentes y, en estos días, la mayoría de los jóvenes optan por la soltería hasta sentirse firmemente encaminados.
Por eso, la manera de casarse en China ya no es igual a cuando los Li eran jóvenes y estaban dispuestos a formar una familia.
La institución del matrimonio, drásticamente cambiada primero por leyes de los primeros años de la Revolución China (iniciada en 1949) y luego por los tiempos cambiantes, evoluciona más rápido que la apertura del país al mundo y su exposición a las tendencias consideradas "modernas".
Por lo pronto, los matrimonios arreglados ya no son tan comunes como lo fueron décadas atrás. Además, una mujer ya no debe adoptar más como propia la residencia de la familia del marido ni ser obligada a vivir de acuerdo a sus reglas.
Muchos recién casados en las ciudades eligen vivir por su cuenta. Y, mientras el matrimonio "tradicional" fue patriarcal por naturaleza, las parejas modernas adoptan a menudo una relación más o menos equilibrada.
Algunos expertos atribuyen la ascendente posición de la esposa en un matrimonio moderno al hecho que las mujeres reciben más educación que nunca, y a que también contribuyen más a las finanzas de la familia.
En los años 50, la participación de una esposa china en el ingreso familiar era de 20 por ciento. Hoy, ese porcentaje se duplica.
El Estado ha jugado un papel importante en la evolución del matrimonio en China. Uno de los principales motivos de la mayor educación y oportunidades laborales de las mujeres es la declaración del gobernante Partido Comunista de que ellas poseen "la mitad del cielo".
Eso significa que la población femenina en China debería tener, entre otras cosas, acceso a las mismas oportunidades que la masculina.
Pero quizás la creciente preocupación del gobierno por el constante aumento de la población de China haya sido el factor quetuvo un impacto más profundo sobre los matrimonios.
Esa preocupación fue la razón oculta detrás de la primera ley sobre el matrimonio que entró en vigor en 1950 y que prohibió el casamiento de hombres menores de 18 años y mujeres menores de 20.
Después de 30 años de implantada la política oficial de un solo hijo, la población del país sigue aumentando a ritmo acelerado. Esto hizo que los legisladores elevaran la edad legal para casarse a 22 años para los hombres, pero manteniendo la de las mujeres en 20.
En los viejos tiempos, los niños no solamente quedaban comprometidos muy jóvenes sino también se los casaba. Pero en esta era de reformas de mercado, hombres y mujeres optan por esperar antes del matrimonio, incluso algunos sobrepasando con largueza la edad promedio.
La Comisión de Planificación Familiar de la Municipalidad de Shanghai estimó que dos tercios de la población joven de las ciudades prefieren casarse entre los 27 y 32 años de edad.
Graduados universitarios como Jiang Dongqing se muestran especialmente vacilantes ante la sola idea del matrimonio. A los 25, Jian egresó hace dos años y trabaja para una compañía local. Hace un decenio, alguien en sus mismas condiciones ya estaría casado, pero Jiang dice que no tiene apuro.
"Todavía soy joven y tengo un montón de cosas que aprender en este mundo de hoy. No pienso considerar el matrimonio, al menos por otros tres años", dijo.
Los índices de divorcio también son elevados. Estadísticas oficiales revelaron que solamente en 1996 se divorciaron 1,2 millones de parejas. Dos años despues, en 1998, la cifra de matrimonios divorciados fue de 1,4 millones, equivalente a 12 por ciento de los casados ese mismo año.
Zhang Yue, médico del Departamento de Planificación Familiar, dijo que la creciente tendencia divorcista está influenciada por cambios sociales, como la sensación de independencia financiera de las mujeres y el mayor poder que éstas sienten dentro de la sociedad y de la familia.
Una década atrás, el divorcio todavía era considerado un acto vergonzoso en la sociedad china. Sin embargo, la reforma de la ley de matrimonio en 1980 estableció que si marido y mujer no querían ser más el uno para el otro, el Estado les concedía el divorcio.
Esto, así como el surgimiento de actitudes más liberales, llevó a la ruptura de más matrimonios, según observadores.
Si bien mucha gente mira ahora el divorcio como uno de los azares de la vida moderna, existe un creciente clamor por medidas que lo hagan más difícil de obtener, con el fin de limitar el impacto que tantos cambios rápidos han tenido sobre los matrimonios. (FIN/IPS/tra-en/pa/ccb/js/ego/mj/pr/99