Los investigadores que buscan fórmulas para luchar contra la agobiante pobreza en Venezuela apuntan ahora a impulsar un cambio cultural, argumentando que las riquezas naturales y el crecimiento económico no son suficientes.
"Creemos que somos un país rico con gente pobre, pero la verdad es que somos un país pobre", advirtió el provincial de los jesuitas en Venezuela, Arturo Sosa, al destacar la necesidad de formular políticas que tengan en cuenta los aspectos culturales.
Ese desafío será abordado a fines de este mes por unas 150 personalidades en un seminario denominado "Pobre país pobre", en el que se estudiará la situación de una nación que tiene 80 por ciento de su población en condiciones de pobreza.
La base de esta reflexión será el informe del "Proyecto Pobreza", realizado por la Universidad Católica luego de una encuesta que abarcó 14.000 familias que respondieron a 275 preguntas.
El proyecto universitario, que hurgó en las causas orgánicas de la pobreza en Venezuela, concluye con un seminario en el cual plantea que existen soluciones.
"Se requiere una cultura moderna que permita superar la pobreza", precisó Sosa, quien sostiene que "no basta con tener recursos naturales" ni se puede contar con el crecimiento económico solamente.
Sosa también aseguró que "la pobreza se supera socialmente", y por lo tanto no se deben esperar soluciones mágicas del Estado.
El coordinador del proyecto, Pedro Luis España, ha planteado que, si la superación de la pobreza dependiera del crecimiento económico, Venezuela debería crecer a un ritmo de siete por ciento anual durante 37 años.
España señaló que el empobrecimiento de Venezuela en los últimos años es "brutal" y que lo fundamental es luchar contra su magnitud e intensidad.
La pobreza "puede ser reducida y transformada", aseguró.
Los investigadores del "Proyecto Pobreza" indicaron que muchas personas creen que el país es rico por sus recursos naturales, sin tomar en cuenta que la verdadera prosperidad la aporta la producción.
"A fines del siglo XX nos preguntamos frecuentemente cómo resolver el problema de la pobreza masiva, y la respuesta es que la sociedad sea más productiva", comentó el jesuita Mikel de Viana.
Pero las conclusiones de la encuesta indican que la producción no es la única clave en este país.
De Viana, quien también participó en el proyecto, entiende que "en Venezuela las personas privilegian sus deseos inmediatos" sin preocuparse en ahorrar para el futuro.
El investigador declaró a la prensa local que la encuesta detectó un alto grado de fatalismo entre los venezolanos, ya que 87 por ciento de los consultados consideró que los cambios sociales no dependen de su voluntad.
Entre las personas más ricas, 47 por ciento expresó que no pueden hacer nada contra la pobreza, mientras que 90 por ciento de los encuestados entre los sectores pobres fueron más fatalistas con respecto a su situación.
Venezuela es un país con abundantes recursos petroleros, que lo ubica como el principal abastecedor de Estados Unidos, y que además posee oro, gas natural, hierro y fuentes de energía, entre otras riquezas naturales.
Pese a ello, las investigaciones sociales revelan que 80 por ciento de sus habitantes son pobres.
El Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana destacó que 39 por ciento de los venezolanos vive en pobreza relativa y 41 por ciento en pobreza crítica, sin capacidad para cubrir los gastos de alimentación.
Entre la población ubicada en la franja de pobreza crítica hay un porcentaje poco precisado que vive en una categoría denominada por los investigadores como "pobreza atroz". (Fin/IPS/lc/dm/pr-hd/99