Las violaciones a la dignidad y el respeto de la vida humana de soldados y civiles aumentaron a pesar de la adopción de las Convenciones de Ginebra hace 50 años.
Las víctimas son asesinadas o expulsadas de sus hogares, las mujeres violadas o sometidas a ultrajes, los jóvenes obligados a tomar las armas, los prisioneros torturados o incluso ejecutados y la herencia ambiental y cultural bombardeada.
Estas y otras atrocidades cometidas durante conflictos armados fueron estudiadas en un seminario titulado "¿Las Convenciones de Ginebra de 1949 protegen a las víctimas de guerra hoy?", realizado en Londres la semana pasada.
El seminario, organizado por la Cruz Roja británica, reunió a 150 participantes que reconocieron que, a pesar de su relevancia, las convenciones son violadas en los conflictos armados de hoy, tanto en Burundi y Chechenia, como en los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre Serbia.
Esto ocurre porque las convenciones "se aplican cuando las estructuras políticas y sociales se derrumban. Dependen de las personas y no de los gobiernos para su implementación, a diferencia de los tratados sobre ambiente, comercio o transporte".
"Su aplicación también depende de los combatientes, que están fatigados y mal informados", dijo Paul Berman, asesor legal de la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Comunidad Británica del gobierno de Gran Bretaña.
Las Convenciones de Ginebra fueron firmadas por 188 países en 1949 y más de 140 aceptaron los dos Protocolos Adicionales.
Estas Convenciones deben su origen al activismo de un ciudadano de esa ciudad, Henry Dunant, cuyo horror por el sufrimiento humano después de la batalla de Solferino en 1859 lo llevó a fundar la Cruz Roja.
Las cuatro Convenciones de Ginebra redactadas en 1949, que cubren a las fuerzas armadas en tierra y en mar, a los prisioneros de guerra y a los civiles, fueron aceptadas por casi todos los estados del mundo.
El Primer Protocolo amplía las Convenciones, al tomar en cuenta los medios de transporte y de guerra modernos y al dar protección adicional a los civiles.
El Segundo Protocolo brinda un código de protección mínima para los combatientes y la población civil durante conflictos internos.
Hay reglas específicas que establecen la destrucción de objetivos militares solamente. Sin embargo, en las últimas guerras en Iraq y Kosovo muchos misiles y bombas dieron en hospitales, casas y estaciones de televisión.
A pesar de que fueron ratificadas por más estados que cualquier otra ley humanitaria con excepción de los Derechos del Niño, las Convenciones de Ginebra son violadas constantemente.
Al hablar de su experiencia durante la guerra de 1991 entre Yugoslavia y Croacia, Ferid Kevric, encargado de proyectos de la Asociación Comunitaria Derby de Bosnia-Herzegovina, contó cómo los soldados enemigos dejaban morir a su amigo herido, pero un médico enemigo le hizo una cirugía y le salvó la vida.
Un instrumento relacionado con las Convenciones de Ginebra es la Ley Humanitaria Internacional (LHI) contenida en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para proteger a quienes no participan del combate o dejaron de hacerlo, como los civiles, el personal religioso y médico, los heridos o náufragos, los enfermos y quienes fueron tomados prisioneros.
En segundo lugar, la LHI establece restricciones a los medios de guerra, en particular a las armas, y prohibió el uso de balas explosivas, armas químicas y biológicas y de láser.
"Tuvimos algo de éxito con la prohibición de las armas inhumanas, pero se debería controlar en el futuro el uso de las armas con uranio, químicas o láser. En la guerra de Kosovo, las fuerzas de la OTAN utilizaron bombas de dispersión. Necesitamos aplicar correctamente las Convenciones", observó Tony Rogers, uno de los participantes del seminario.
"La difusión de la LHI es responsabilidad de los estados. Cada estado tiene estructuras adecuadas para asegurar que las normas sean aplicadas y cumplidas. Pueden ponerse a prueba durante los ejercicios armados habituales sin necesidad de esperar a una verdadera guerra", dijo Anna Segall, del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Roy Gutman, periodista y autor que cubre temas e instituciones de seguridad internacional para la revista Newsday en Estados Unidos, recalcó la importancia que tienen los medios de comunicación al difundir las Convenciones y dijo que deberían informar más acerca de los crímenes de guerra.
"Los medios tienen mucho poder al informar sobre la guerra porque influyen sobre las partes en conflicto. Los conflictos son la extensión de la política. Debe haber una voluntad política para informar sobre una guerra en particular", dijo Gutman.
"La de Timor Oriental estuvo gestándose durante 20 años, pero recién ahora apareció en la prensa. Una vez que las Convenciones vuelvan a vivir, influirán sobre la toma de decisiones políticas y servirán para calcular los límites de la guerra para los estados", señaló.
En virtud de la LHI se establecieron tribunales para manejar casos de violaciones en Ruanda y la ex Yugoslavia.
También hay un Estatuto del Tribunal Penal Internacional adoptado en 1988 que muestra la determinación de la comunidad internacional de asegurarse de que quienes cometen crímenes graves no queden impunes.
De acuerdo con las Convenciones de Ginebra y los Protocolos, los estados deben procesar a las personas acusadas de crímenes de guerra en sus propios tribunales nacionales o extraditarlos para que sean juzgados en otra parte.
El juicio del ex dictador chileno Augusto Pinochet es un ejemplo de la aplicación de esta disposición.
Al comentar los dilemas que enfrentan las organizaciones humanitarias, Michael Ignatieff, autor e historiador, dijo que "su tarea es muy difícil porque deben ayudar a las víctimas y al mismo tiempo implorar a los combatientes que respeten las Convenciones".
"La Cruz Roja en Pristina (capital de Kosovo) tuvo el dilema de quedarse o retirarse durante los bombardeos de la OTAN en marzo de este año. Si las organizaciones de ayuda se retiran hacen que el personal local que queda atrás sea más vulnerable", agregó.
Los participantes del seminario afirmaron que los estados deben asumir seriamente su obligación de respetar las Convenciones de Ginebra y mostrar un compromiso colectivo a través de las acciones pacificadoras de la ONU o mecanismos para imponer la paz. (FIN/IPS/tra-en/nb/cr/at/aq/hd/99