La industria azucarera de México atraviesa la peor crisis de la última mitad del siglo, golpeada por la importación de fructuosa, un endulzante elaborado con maíz, el desorden de la comercialización y los deprimidos precios internacionales.
Integrado por 60 ingenios, el sector azucarero contribuye con 0,5 por ciento del producto interno bruto nacional y genera 385.000 empleos directos y cerca de dos millones de indirectos en 15 estados del país, donde cultiva 650.000 hectáreas, según datos oficiales.
Pero su reconocimiento como una de las actividades económicas más importantes de México no la ha podido rescatar del desastre financiero. Los industriales del ramo van por la cuarta reestructura de sus deudas e ingenios otrora importantes se declaran en quiebra.
El sindicato reclama que este sector, privatizado en 1988 y 1989, vuelva a manos del Estado, debido a las dificultades que afronta para resolver los problemas financieros.
Los empresarios que compraron los ingenios "sólo sabían que el producto servía para endulzar café y aguas frescas. Eso provocó las reestructuraciones y la deuda con los obreros desde 1993", sostuvo el sindicalista Enrique Ramos.
Organizaciones campesinas afirman que la crisis del sector es consecuencia de la errática política oficial, que privatizó ingenios sin procurar condiciones para la rentabilidad de la producción.
La importación de más de 500.000 toneladas de fructuosa de Estados Unidos privó a los industriales de ingresos por 220 millones de dólares este año.
La introducción de ese sustituto del azúcar disminuyó 200.000 toneladas en relación con el año anterior. Pero esa situación respondió al elevado ingreso de maíz subsidiado estadounidense libre de aranceles, que abarata la elaboración de ese jarabe en México.
Las tres empresas productoras de fructuosa establecidas en México son filiales de consorcios estadounidenses, están altamente tecnificadas y no representan una fuente importante de empleos, señaló una investigación del parlamento.
La utilización de fructuosa, que se extrae del grano de maíz, es cada vez más extendida, sobre todo en la industria de refrescos. El hecho carecería de importancia de no ser porque en este país se registra un consumo por habitante de 160 litros de esas bebidas al año.
Con la utilización de insumos más baratos, los productores de esas bebidas aumentaron su capital, destacó el estudio.
Estados Unidos subsidia el azúcar y el maíz y eso continuará hasta el 2002, como estipula el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) que ambos países firmaron junto con Canadá.
Además, Estados Unidos importa al año 2,4 millones de toneladas del endulzante y sólo acepta 25.000 toneladas de azúcar mexicana, también conforme al TLCAN.
La situación del mercado internacional, en un contexto de caída generalizada de precios de productos básicos, cierra la pinza alrededor del vapuleado sector, explicó Juan Gallardo, presidente del Grupo Azucarero México.
En el mercado mundial, el precio de la libra de azúcar oscila entre tres y seis centavos de dólar, contra 30 centavos de dólares que alcanza en el mercado doméstico europeo.
"El mercado mundial compra el azúcar muy barato porque es de excedentes, ya que el producto que no se consume a nivel nacional se tiene que exportar", señaló Gallardo.
Así, los productores e industriales deben absorber el costo de exportar a precios inferiores a los que rigen en el mercado nacional.
Gallardo estimó que la zafra 1999-2000 alcanzará 4,8 millones de toneladas y que el excedente total aumentará de 600.000 a 800.000 toneladas. México consume entre cuatro y 4,1 millones de toneladas.
Un incremento del excedente implicaría reducir la producción entre seis y ocho por ciento, a fin de evitar lanzar el producto al mercado internacional a precios reducidos, afirmó Gallardo.
La Coordinadora de Organizaciones Democráticas Urbanas y Campesinas denunció que el contrabando de azúcar agudiza los desajustes en el sector. La organización dijo no poder precisar el volumen de producto ingresado ilegalmente.
Una investigación del Poder Legislativo subrayó la urgencia de crear un organismo rector de la producción azucarera, desde el campo hasta el ingenio.
El sector conducido antes por el Estado está ahora en manos de particulares que actúan de manera autónoma en un mercado salvaje, donde impera el desorden ante la falta de financiamiento oportuno, suficiente y barato, destacó el estudio.
El 30 de septiembre, los trabajadores de 56 ingenios iniciaron una huelga en protesta contra el incumplimiento de los industriales en la construcción de viviendas, pago de jubilaciones y cuotas sindicales.
La industria azucarera vivió hace tres décadas, cuando crecía a un promedio de 5,9 por ciento anual, su época más gloriosa. (FIN/IPS/pf/mj/if dv/99