El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, quiere estrenar en el año 2000 una nueva Constitución que selle el proceso de transición política, lo cual plantea una ardua tarea para la Asamblea encargada de redactar ese documento.
La Asamblea Constituyente aún debe completar el proyecto definitivo de carta fundamental con el aporte de 20 comisiones encargadas de revisar cada tema por separado, para luego discutirlo y afinarlo en sesiones plenarias.
El proyecto de Constitución que aprueben los constituyentes deberá ser sometido a referendo popular, y sólo después de su aprobación en las urnas podría entrar en vigencia.
En ese momento, podrían realizarse comicios para renovar los poderes públicos de acuerdo con las reglas que imponga esa nueva Constitución.
Chávez ha planteado reiteradamente que la Asamblea debe apresurar sus deliberaciones, para que "estrenemos el año 2000 con nuevo Congreso y un Poder Judicial renovado". El próximo "será el año del relanzamiento político", dijo el presidente.
"Hay que salir lo más rápido posible de esta fase de transición", insistió el mandatario este domingo, durante su programa de radio "Aló, presidente".
También anunció que a comienzos de octubre convocará a una manifestación popular para respaldar el trabajo de la Asamblea Constituyente, dominada por el oficialista Polo Patriótico.
La Asamblea Constituyente de 131 miembros fue instalada el 3 de agosto con la misión de redactar una nueva Constitución en un plazo máximo de seis meses. Chávez ha sugerido a sus miembros que el trabajo podría hacerse en sólo tres meses.
Sin embargo, los primeros 40 días de funcionamiento de la Asamblea estuvieron signados por un clima de tensión política, a causa de su decreto de reorganización de los poderes públicos, que sirvió para enmarcar las declaraciones de emergencia judicial y legislativa.
La Asamblea tomó esas medidas argumentando su carácter "originario", que coloca el poder constituyente por encima del constituido, y alegando la urgencia de emprender la transformación del Estado aún antes de tener una nueva Constitución.
Esas atribuciones generaron una confrontación con el Congreso, dominado por los partidos opositores, cuyas operaciones normales habían sido suspendidas por la Constituyente.
La confrontación fue conjurada la semana pasada, cuando ambas partes firmaron un acuerdo de coexistencia, con la mediación de la Iglesia Católica, para permitir el funcionamiento del Congreso siempre y cuando no entorpezca el proceso Constituyente.
Tanto la directiva de la Asamblea como el propio Chávez habían manifestado la importancia de dejar atrás los problemas políticos para emprender el trabajo constitucional.
Chávez, quien en el pasado había planteado la posibilidad de que la Asamblea incluso disolviera el parlamento, ahora se muestra partidario de la coexistencia, y consideró que el acuerdo logrado con el Congreso opositor "es conveniente para el país".
Los asambleístas se concentran desde hace 10 días en el trabajo de comisiones, y redujeron el número de sesiones plenarias, con la finalidad de terminar lo antes posible la redacción de un proyecto preliminar.
Pero, pese a los avances en este trabajo, la comisión de constitución encargada de ensamblar proyectos y propuestas sólo ha presentado el preámbulo, que aún debe pasar por la discusión de la sesión plenaria.
Según trascendió, también han sido completados los primeros capítulos del proyecto de Constitución, en los que se dan definiciones esenciales sobre la República, el Estado y el territorio, pero numerosas comisiones aún no han hecho sus aportes definitivos.
Directivos de la Asamblea han comentado que recibieron una decena de proyectos constitucionales, incluyendo uno de Chávez, y numerosas propuestas de contenido parcial.
Chávez ha dicho que si se consigue definir un anteproyecto hacia fines de octubre, en noviembre podría consultarse a la población sobre la nueva Constitución y sobre la necesidad de renovar los poderes públicos. (FIN/IPS/lc/ff/ip la/99