El obispo de Dili, Carlos Ximenes Belo, mantuvo silencio tras reunirse hoy en Italia con el papa Juan Pablo II, dos días después de exhortar a la población de Timor Oriental a empuñar las armas para defenderse de las milicias proindonesias y el ejército indonesio.
Ximenes Belo no efectuó declaraciones tras su charla con Juan Pablo II, quien lo recibió en su residencia veraniega de Castelgandolfo, en las afueras de Roma.
El silencio responde a las resistencias que despierta en el Vaticano la posición de Ximenes Belo, afirmaron analistas. El religioso timorense, premio Nobel de la Paz de 1996, brindará este martes una conferencia de prensa en el Vaticano.
El obispo de Dili, capital de Timor Oriental, declaró el sábado en Lisboa que el pueblo timorense debe tomar las armas para defenderse.
En cambio, el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Angelo Sodano, afirmó, al ser consultado por esta declaración de Ximenes Belo, que "lo esencial en estos momentos es permanecer unidos y rezar".
Se estima que unos 100.000 de los 800.000 habitantes de Timor Oriental huyeron de sus hogares desde el día 4, cuando fuerzas proindonesias, con la supuesta complicidad del ejército indonesio, se lanzaron contra la población civil.
El día 4 se conoció el resultado del plebiscito del 30 de junio, en el que 78,5 por ciento de los timorenses optaron por independizarse de Yakarta, que invadió el territorio en 1975.
Ximenes Belo estimó el número de timorenses asesinados en la última ola de violencia en 10.000 personas. Las declaraciones del obispo de Dili sobre la legitimidad del uso de las armas para repeler la agresión proindonesia fue motivo de confusión en el Vaticano.
Luigi Ghidoni, responsable de la agencia Fide, que coordina las misiones católicas en todo el mundo, admitió que "existe la doctrina de la legítima defensa" en la Iglesia, pero advirtió que "no es el momento de entrar en detalles".
Ximenes Belo reiteró en declaraciones a Radio Vaticana que el gobierno y el ejercito de Indonesia son "totalmente responsables" de las matanzas.
El líder espiritual de Timor Oriental llegó a las 10.30 horas GMT a Roma, procedente de Lisboa, y se dirigió de inmediato a Castelgandolfo, 30 kilómetros al sur de la capital italiana. Ximenes Belo abandonó Castelgandolfo a las 13.00 horas GMT.
En una entrevista publicada este lunes por el diario estadounidense The New York Times, Ximenes Belo pidió la creación de un tribunal para crímenes de guerra, como el referido a los Balcanes, "para juzgar a los militares indonesios responsables de las matanzas en la isla".
El ministro de Defensa y comandante de las Fuerzas Armadas, general Wiranto, "es el responsable de las matanzas" y "debe ser expulsado del ejército de inmediato".
"Wiranto ha planeado todo esto. No existen dudas de que los militares (indonesios) son los responsables de la violencia. Se están vengando por haber perdido Timor Oriental", afirmó Ximenes Belo.
El obispo de Dili consideró urgente la necesidad de que se envíe una fuerza de paz internacional para salvar a los timorenses.
"Deben llegar de inmediato, dentro de 24 o 40 horas, porque la gente continúa muriendo en Timor Oriental y es necesario también proteger a la personas que se han refugiado en las montañas", explicó.
"Han sido asesinadas mas de 10.000 personas y las matanzas continúan. Ahora, Timor Oriental está totalmente destruida. Dili se ha transformado en una ciudad fantasma", aseveró.
Los religiosos católicos han sido los blancos principales de los militares "porque han sido la fuerza moral de la población". "Al menos cinco sacerdotes han sido ya asesinados", dijo Ximenes Belo.
El religioso timorense sostuvo que fueron militares vestidos de civil los que dispararon contra su residencia en Dili la semana pasada, tras lo cual se vio obligado a abandonar el territorio.
El Vaticano exhortó la semana pasada en numerosas ocasiones a la creación de una fuerza de paz para defender a la población civil de Timor Oriental, víctima de matanzas y saqueos a manos de milicias proindonesias.
El presidente indonesio, Jusuf Bacharuddin Habibie, aceptó el domingo el envío de una fuerza de paz.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) luchan contra el tiempo para salvar a millares de personas que buscan refugio en las montañas de Timor Oriental, donde se alimentan de hojas y raíces.
Los que escaparon de sus hogares son, según la ONU, cerca de 100.000.
La ayuda a los timorenses que se encuentran en las montañas podría llegar por vía aérea, pues Indonesia autorizó el lanzamiento de víveres en paracaídas.
Fides informó que las matanzas y la búsqueda de refugio redujeron a la mitad la presencia de los religiosos católicos en Timor Oriental. (FIN/IPS/jp/mj/ip hd/99