Si Indonesia no pone fin al derramamiento de sangre en Timor Oriental, la ONU está lista para autorizar el envío de 6.000 soldados que asumirían el control del territorio, declararon hoy fuentes de la organización.
Indonesia, que este martes decretó la ley marcial en el territorio que ocupa desde 1975, sólo tiene "dos días" para probar que puede garantizar la seguridad de los 800.000 habitantes timorenses, aseguraron representantes de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
La violencia provocada por bandas armadas proindonesias recrudeció desde el referéndum de autodeterminación celebrado el 30 de agosto y en el cual 78,5 por ciento de los electores optaron por la independencia y no por la integración a Indonesia, la otra opción en juego.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo a la prensa que si Yakarta no puede restaurar la tranquilidad de inmediato, el foro mundial deberá considerar otras medidas.
"No se puede permitir que el caos actual en Timor Oriental se encone por más tiempo", declaró.
El portavoz de la ONU, Fred Eckhard, confirmó que una posibilidad es enviar a una fuerza armada, integrada por efectivos de varios países y autorizada por el Consejo de Seguridad para aplacar la violencia en el territorio.
Las fuentes de la ONU señalaron que Australia, que puso a sus soldados en alerta ante la ola de asesinatos, saqueos e incendios intencionales en la cercana Timor Oriental, encabezaría la fuerza internacional. Canadá, Gran Bretaña, Malasia y Nueva Zelanda también expresaron su interés en sumarse a la iniciativa.
Cinco miembros del Consejo de Seguridad, con el embajador Martín Andjaba de Namibia al frente, partieron para Yakarta la noche del lunes para discutir con funcionarios indonesios su creciente inquietud por la incapacidad de Indonesia para detener la agresión de las bandas armadas proindonesias en Timor Oriental.
Se espera que comiencen los contactos con los funcionarios este miércoles. Si la situación no "mejora drásticamente" en los próximos dos días, el equipo también discutirá planes alternativos para restaurar la paz, declaró Eckhard.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos Madeleine Albright dijo que Indonesia tiene dos opciones. "O el gobierno indonesio se hace cargo de la violencia, o deja que la comunidad internacional le brinde asistencia", declaró.
La idea de enviar una fuerza internacional tiene el apoyo generalizado de los países de la ONU, señalaron las fuentes.
Las fuentes agregaron que el presidente indonesio Bacharuddin Jusuf Habibie fue informado de los planes de la ONU, y que incluso estaría dispuesto a aceptar la fuerza internacional.
Esa aceptación es esencial porque varios países miembros del Consejo de Seguridad, sobre todo China, que tiene poder de veto, advirtieron que Indonesia debe aprobar el envío de una fuerza exterior antes de que la ONU lo pueda autorizar.
Annan dijo el lunes que él y Habibie habían concordado en la "necesidad de adoptar urgentemente medidas adicionales para restaurar la ley y el orden en Timor Oriental".
Poco después de la declaración de Annan, Indonesia anunció la imposición de la ley marcial y el toque de queda nocturno en Timor Oriental.
Pero organizaciones de derechos humanos dudan de que las medidas cesen la violencia que provocó la fuga de sus hogares de hasta 200.000 timorenses en los últimos días.
Sidney Jones, directora de la división asiática de Human Rights Watch, dijo que la violencia es "unilateral, bien organizada y premeditada, dirigida por grupos armados y respaldados por soldados indonesios".
Las bandas armadas atacan sistemáticamente al movimiento independentista, a periodistas extranjeros (la mayoría abandonaron el territorio) y a la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Timor Oriental (Unamet), que organizó el referéndum.
"El ejército (indonesio) sostiene que la violencia está fuera de control, pero de hecho es el ejército el que la apoya", afirmó Jones.
"El ejército organizó y armó a estas bandas en primer lugar. Los oficiales podrían haber detenido a soldados y dirigentes de las milicias que protagonizaron ataques asesinos, pero no lo hicieron. ¿Por qué debemos creer que la ley marcial y los soldados resolverán el problema?", preguntó.
El personal de Unamet, compuesto por 215 empleados internacionales y 120 funcionarios timorenses, está concentrado en el centro del foro mundial en Dili, la capital timorense, junto a 2.000 refugiados, y no puede verificar las denuncias de la violencia que ocurre en el territorio.
Un funcionario comentó que Annan espera que la oposición indonesia, liderada por la favorita a la presidencia Megawati Sukarnoputri, respalde a Habibie si este permite el ingreso de fuerzas extranjeras, y que la crisis no se use como "pelota de fútbol política".
La autorización indonesia no es el único obstáculo que debe superar el contingente internacional de la ONU, ya que este también debe tener la autoridad para usar la fuerza según el capítulo siete de la Carta del foro mundial, explicaron funcionarios.
"Los grupos armados tienen machetes y armas automáticas. (La fuerza internacional) debe ingresar con sus armas preparadas para disparar", aseguró un funcionario. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq/ip/99