RUSIA: A un paso de la guerra en Daguestán

Rusia aún no logró aplastar la insurgencia de unos 2.000 guerrilleros islámicos que penetraron en Daguestán desde la vecina Chechenia y que mantienen a la república daguestaní, y al resto de la federación rusa, al borde de la guerra.

Este martes, el presidente Boris Yeltsin acusó de "negligencia" a los generales del ejército porque no pudieron impedir un atentado con bomba el domingo contra residencias militares en la localidad daguestaní de Buynaksk que mató a 65 personas y dejó a 150 heridos.

La explosión destruyó un edificio de cinco pisos que albergaba a las familias de oficiales que combaten a los rebeldes.

"¿Cómo puede ser que hayamos perdido un distrito entero en Daguestán?", preguntó Yeltsin.

El presidente se refería al distrito de Novo-Lak. Allí penetraron los 2.000 rebeldes desde Chechenia y se concentraron en la ciudad de Novolakskoye, donde atacaron un enclave policial durante el fin de semana. Se cree que 5.000 combatientes se preparan para sumarse a la lucha.

Los rebeldes pretenden ocupar la ciudad de Jassaviourt, la cuarta de Daguestán, y declararla capital de un estado islámico, pero hasta el momento no lo lograron.

El Consejo Estatal Daguestaní, el organismo ejecutivo de la república, convocó a una movilización general de sus fuerzas. Pero luego la medida se limitó a pedir a la población que se sume a unidades voluntarias de autodefensa.

Ghadji Ghamzayev, representante de Daguestán en Moscú, advirtió que "esta plaga" se podría extender a Rusia y pidió que se bombardeen las bases de los guerrilleros en Chechenia.

Tras la invasión, aviones rusos bombardearon la aldea de Mazai Yurt, cinco kilómetros dentro del territorio checheno y próxima al distrito de Novo Lak en Daguestán. Funcionarios chechenos dijeron que las bombas mataron a decenas de personas.

Pero militares rusos argumentaron que la aldea era utilizada por los guerrilleros chechenos como un centro de comando y una base de provisiones para invadir a Daguestán.

En Moscú se da por sentado que cuando el líder guerrillero checheno Shamil Bassayev inició la invasión contaba con el apoyo de la oposición daguestaní, incluso la de chechenos y laks, que mantienen disputas territoriales con los avars, la mayor etnia de la república.

Jasavyurt está poblada principalmente por chechenos, pero hasta el momento no apoyaron abiertamente la insurrección de Bassayev.

Los chechenos de Daguestán exigen que se les devuelvan las tierras donde vivían antes de que fueran deportados en masa hace más de 50 años por Stalin. Ahora esas tierras las ocupan los avars, muchos de los cuales se ofrecieron para luchar contra los guerrilleros junto a las fuerzas federales.

Varias fuentes sostienen que Nadirshaj Jachilayev, un influyente dirigente lak, otro de los grandes grupos étnicos de Daguestán, se sumó a los rebeldes, pero otras aseguran que aún negocia con el gobierno ruso.

Jachilayev, quien también es diputado electo del parlamento ruso, exige más cargos para los laks en el gobierno de Daguestán y acusa a otro grupo étnico, los dargins, de controlar el gobierno de la república.

A él se atribuyen los disturbios ocurridos en mayo de 1998 en Majachkala, la capital daguestaní, en la cual varios cientos de sus partidarios armados ocuparon edificios de gobierno.

Jachilayev fue acusado formalmente de ocupar propiedad estatal y de organizar un grupo armado ilegal. Fue despojado de su inmunidad parlamentaria y desde entonces está prófugo, presuntamente oculto en Chechenia.

"Los generales rusos no deben inmiscuirse en las luchas internas de Daguestán. No hay una solución militar viable para la crisis", advirtió Jachilayev, quien también es el líder de la extraoficial Unión Rusa de Musulmanes.

El gobierno federal ruso apoya a Magomedali Magomedov, presidente del Consejo Estatal, quien tiene muchos enemigos entre grupos étnicos rivales.

Pero Ramazan Abdullatipov, el ex viceprimer ministro ruso a cargo de las nacionalidades, discrepa con esta interpretación. La crisis de Daguestán la causó una agresión de "gángsters internacionales", no la lucha interna, aseguró.

Cerca de 95 por ciento de la población de la república apoya al gobierno local, argumentó Abdullatipov, él mismo un daguestaní.

En la capital chechena de Grozny, los rebeldes dijeron que el atentado contra las residencias militares de Buynaksk fue un acto de apoyo al territorio musulmán de Karamajy, donde dirigentes locales anunciaron en septiembre de 1998 que se regirían por la ley islámica, la Sharia.

Jerulla Ghidjimagomedov, presidente de la Corte de la Sharia de Karamajy, dijo a la televisión rusa que la gente considera que la ley islámica es una alternativa al gobierno corrupto.

Las fuerzas federales sometieron a Karamajy y Chabanmaj, enclaves de fundamentalistas musulmanes, a intensos bombardeos en las últimas dos semanas.

Daguestán, con poco más de dos millones de habitantes, es uno de los territorios más diversos de Rusia. Alberga a 36 nacionalidades, cada una con su propio idioma.

Los analistas sostienen que la crisis actual tiene profundas raíces sociales en la desigualdad y la pobreza que padecen la mayoría de los daguestaníes.

Cerca de 20 por ciento de la población controla 85 por ciento de la riqueza en la república, mientras el resto vive en la absoluta pobreza, "incluso según los estándares rusos", señaló Sergei Arutyunov, director del Instituto de Etnología, un centro de investigación del Cáucaso en Moscú.

Más de 80 por ciento de la juventud está desempleada, lo cual brinda fuentes potenciales de reclutas a los guerrilleros, advirtió.

La última incursión chechena ocurrió pocos horas después de que el primer ministro ruso Vladimir Putin anunció que la ofensiva de las fuerzas federales en el Cáucaso transcurría "sin obstáculos".

La invasión y la explosión en el edificio militar se convirtió en un bochorno, no sólo para el primer ministro, sino también para Yeltsin, quien había nombrado a Putin su sucesor con la esperanza de que una rápida victoria en Daguestán mejorara su popularidad.

Los medios de comunicación y la oposición de Rusia especulan que Yeltsin, acusado de corrupción, podría usar la crisis de Daguestán como pretexto para declarar un estado de emergencia, cancelar las próximas elecciones generales y renunciar a instalar a Putin como su sucesor.

La crisis en Daguestán podría perjudicar el "cronograma de la política interna" en Rusia, argumentó el ex viceprimer ministro Alexander Shojin. (FIN/IPS/tra-en/sb/ak/aq/ip/99

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