HONDURAS: Lucha al narcotráfico centra la ayuda militar de EE UU

Estados Unidos replanteó su cooperación con las fuerzas armadas de Honduras, ubicando como centro el combate al narcotráfico, la prevención de desastres naturales y la protección del ambiente.

Aunque la ayuda será destinada en especial a la capacitación, en el caso de la lucha contra el tráfico de drogas Washington piensa "empujar" aún más sus estrategias y verificar hasta que punto los uniformados hondureños son convenientes o no en este propósito, y aumentarán el control de los recursos asignados.

El general Charles Wilhelm, jefe del Comando Sur del Ejército estadounidense con asiento en Miami, llegó sorpresivamente hace cinco días a Honduras para entablar un contacto "más estrecho" con los nuevos mandos militares de este país.

Fuentes hondureñas dijeron que Wilhelm expresó a los militares que su país iba a "reevaluar" la ayuda financiera destinada al ejército sobre la base de la eficiencia, con el fin de asegurarse que han puesto énfasis en las áreas correctas.

Wilhelm dijo a la prensa, al término de una reunión con el presidente Carlos Flores, que la cita había sido muy productiva, ya que se "redefinieron nuevas misiones y probablemente habrá necesidad de que nosotros revisemos cuáles han sido los cambios y las prioridades establecidas con anterioridad".

Explicó que su viaje obedecía a la necesidad de conocer a los nuevos "líderes" de las fuerzas armadas y a auscultar el rumbo que seguirá la institución.

Las fuerzas armadas hondureñas están siendo depuradas silenciosamente por el gobierno con la idea de que se supediten de manera plena al poder civil, luego de los últimos intentos de revuelta e insubordinación que evidenciaron la fragilidad en la construcción democrática del país.

Sin embargo, el ministro de la Defensa, Edgardo Dumas, dijo a IPS que la visita de Wilhelm tuvo el propósito de centrar los nuevos ejes de la cooperación militar, que se "centran en la lucha contra las drogas".

Agregó que se discutieron algunas "nuevas visiones" que Estados Unidos tiene para las fuerzas armadas de Honduras, donde "el respeto, la cordialidad y la soberanía regirán esos principios, según establecimos en la reunión con el señor Wilhelm".

Dumas, el primer ministro de Defensa civil en la historia del país, se mostró optimista por lo que denominó una nueva etapa en las relaciones con Washington, vinculadas hasta ahora con la violación de los derechos humanos, la desaparición forzada de personas, la tortura y la creación de batallones de exterminio.

Esta oscura imagen en las relaciones entre los ejércitos de Estados Unidos y Honduras se intenta borrar, dejando atrás la estrategia de "destrucción y lucha contra el comunismo" para darle un matiz más humanista al vincularlo a la defensa de la ecología y la prevención de desastres naturales.

No obstante, el ministro Dumas confirmó que la principal preocupación estadounidense es el narcotráfico, ya que Honduras dejó de ser sólo país de paso de estupefacientes para convertirse consumidor y sitio apropiado para el lavado de dinero por parte de los denominados minicarteles de la droga.

Portavoces vinculadas a la Fiscalía del Estado indicaron a IPS que Washington piensa redoblar su apoyo en la lucha contra las drogas, hasta ahora contabilizada en unos 500.000 dólares anuales, mediante la creación de grupos especializados en detectar movimientos de los narcotraficantes.

En el caso de las fuerzas armadas, su incorporación en el combate al narcotráfico es analizada con detenimiento por parte del gobierno de Bill Clinton, dado el pasado oscuro que en esta materia tuvieron algunas cúpulas del ejército hondureño.

En la década de los años 70 varios uniformados estuvieron implicados en el comercio de las drogas y figuraron en una lista de operadores en poder de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense.

El analista político Víctor Meza opinó que la nueva relación entre ambos países estará regida por la lucha contra el tráfico de drogas, "siempre y cuando ellos (los estadounidenses) tengan la certeza que los militares hondureños están limpios y puedan garantizar operativos a gran escala por mar o aire".

"No es que Washington va poner el dinero así nomás como ocurrió en los años 80. El general Wilhelm fue claro al decir que una vez que revisen la nueva situación de los militares, van a ver cuales son las capacidades reales que tienen para llevar a cabo esos objetivos", dijo Meza.

Dentro de esos objetivos, trascendió que Washington ofreció ayuda logística, como aviones, barcos y vehículos en las operaciones encubiertas antidrogas.

También analiza la posibilidad de entrenar en la base militar de Palmerola, en el central valle hondureño de Comayagua, contingentes de policías y militares centroamericanos en estrategias contra los narcotraficantes.

En el caso de Honduras, fuentes vinculadas a la embajada estadounidense en Tegucigalpa, indicaron a IPS que los grupos de inteligencia militar y civil de esa dependencia tienen bajo la mira a influyentes personajes locales relacionados con esos ilícitos, y se prepara una operación encubierta a gran escala.

Los puntos más sensibles para la narcoactividad en el país son ambas costas oceánicas y las fronteras con Guatemala y Nicaragua, donde la policía y la fiscalía estiman que el tráfico de cocaína suma unos 100 kilos diarios. (FIN/IPS/tm/dm/ip/99

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