Un grupo internacional de inversionistas privados lanzaron una contraofensiva tras ser criticados durante dos años por su papel en la crisis financiera que estalló en el sudeste de Asia y se propagó a otras partes del mundo.
"En los últimos 10 años, inversionistas y prestamistas privados proveyeron 1,7 billones de dólares a grandes economías emergentes, frente a 320.000 millones de fuentes oficiales", destacó Charles Dallara, director ejecutivo del Instituto de Finanzas Internacionales (IFI), con sede en Washington.
El IFI, que representa a unos 300 bancos y casas financieras, se vio afectado por declaraciones oficiales que atribuyeron a inversionistas especuladores las crisis de Asia, Rusia y América Latina.
Así mismo, el grupo de Dallara también se encolerizó por sugerencias de que actores del mercado se beneficiaron de los paquetes de rescate de instituciones multilaterales de crédito, en los que ellos se habían negado a participar.
El IFI contraatacó el jueves al publicar una carta abierta a ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales que se reunirán este mes en el encuentro anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
El grupo rechazó sugerencias gubernamentales de que los inversores privados deberían compartir el costo de la ayuda financiera a los países afectados por la crisis, ya sea a través de rescates directos o de nuevas normas sobre garantías o préstamos de contingencia.
"La preocupación sobre la distribución de la carga es contraproducente", afirmó Dallara, un ex funcionario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, en la carta.
"Los prestamistas e inversores privados tienen la responsabilidad de maximizar el valor de sus acciones, y los gobiernos tienen la responsabilidad más amplia de promover la seguridad mundial y sus objetivos sociales", puntualizó Dallara.
Los préstamos netos de bancos y mercados de capitales a unas 30 economías emergentes serán casi nulos este año, por lo tanto los gobiernos deberían tratar de "reconquistar la confianza en los mercados emergentes para lograr un flujo sostenido de fondos privados" en lugar de atacar a los financistas, sugirió.
Dallara también volvió a plantear su solicitud de que el FMI comparta sus datos sobre los países miembros con los mercados financieros y señaló la necesidad de participación de líderes del sector privado en la planificación de políticas.
En ese sentido, sugirió la formación de subcomités del sector privado en las juntas directivas del FMI y el Banco Mundial, así como consultas tripartitas entre los gobiernos y sus acreedores públicos y privados.
Sin embargo, el FMI desechó la idea. Los inversionistas privados "quieren tener carta blanca para realizar negocios en base a información privilegiada", acusó un funcionario del Fondo.
"Ese es un pretexto para desviar la atención del verdadero problema", replicó Dallara. "Siempre hay actores del mercado atentos a información confidencial, entonces, ¿por qué los acreedores, los gobiernos y el FMI no podrían consultarse unos a otros?", preguntó.
Además, "¿los acreedores no tienen derecho a que se oigan sus opiniones en la elaboración de políticas?", añadió.
El IFI también se quejó porque, en los últimos dos años, "el sector oficial" acaparó los titulares de la prensa por sus fondos de rescate, aunque los inversionistas privados hicieron mucho más, a su entender.
En Brasil, por ejemplo, "la entrada neta de capitales privados fue de 35.000 millones de dólares en 1998", a pesar de los riesgos y de que los propios inversores brasileños abandonaron el mercado doméstico y transfirieron 24.000 millones de dólares a paraísos fiscales del exterior, señaló Dallara.
Si bien el sector oficial movilizó 41.500 millones de dólares en fondos de rescate en 1998, para este año 500 millones de dólares de ellos habían salido de Brasil para reembolsar créditos del sector público, explicó.
En cambio, destacó Dallara, las inversiones privadas aumentarán a unos 52.000 millones de dólares.
Admitió, sin embargo, que los bancos se muestran renuentes a brindar créditos a Brasil y prefieren la relativa seguridad de los bonos y el beneficio potencial de la inversión directa mediante la compra de activos brasileños a precios deprimidos.
Mientras, altos funcionarios de ministerios de finanzas de 11 países y representantes de organizaciones internacionales no lograron avanzar sobre la elaboración de nuevas normas para la estabilidad financiera mundial en una reunión celebrada en París esta semana.
Los funcionarios apenas alcanzaron un vago acuerdo sobre la necesidad de regular más estrictamente los fondos de cobertura, los paraísos fiscales y los flujos de capital, reconoció el presidente del Foro de Estabilización Financiera, Andrew Crockett.
Participaron del foro funcionarios de finanzas de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia y Japón, además de Australia, Hong Kong, Holanda y Singapur.
Así mismo, estuvieron en las conversaciones de París representantes del FMI, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico. (FIN/IPS/tra-en/aa/mlm/if/99