Los ajustes estructurales y la globalización no lograron resolver la pobreza ni otros problemas sociales en los países del Caribe y, por el contrario, parecen haberlos agravado, según un nuevo estudio.
Si bien algunas estrategias macroeconómicas arrojaron impresionantes resultados estadísticos, otorgaron escaso alivio a graves problemas sociales, señaló Sonia Cuales, funcionaria de Desarrollo Social de la oficina caribeña de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL).
"Aunque algunos países experimentaron un significativo crecimiento económico, persisten agudos niveles de pobreza", afirmó Cuales.
Así mismo, se refirió a "la deteriorada situación de los niños y la alta mortalidad infantil" en Haití, Guyana, Grenada, San Cristóbal y Nevis, Islas Vírgenes Británicas, Santa Lucía y Suriname. "La mortalidad infantil es el indicador más importante del estado de desarrollo humano en un país", destacó.
"La creciente brecha en materia de bienestar socioeconómico y la exclusión de un importante sector de la población de los beneficios de la recuperación económica contribuyeron al deterioro del tejido social en la subregión", afirmó Cuales.
Un estudio conducido por las investigadoras Judith Wedderburn y Bridgette Levy para una revisión subregional de los progresos alcanzados desde la Cumbre Social de Copenhague, celebrada en 1995, parece darle la razón a Cuales.
"Hubo innegables beneficios logrados por el comercio internacional, las nuevas inversiones y formas más eficientes de comunicación e información, pero también existen auténticas amenazas", indicó el estudio.
El estudio abordó la competencia internacional, los rápidos movimientos de capital a corto plazo y los cambios fundamentales producidos en normas socioculturales, "las cuales en sí mismas pueden dar lugar a desestabilización, inestabilidad política y debilitamiento de importantes reglas sociales".
"Además, las reformas económicas y los programas de ajustes estructurales han limitado la capacidad de los gobiernos de proveer un ambiente saludable a sus ciudadanos", dijo.
La oficina caribeña de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dijo que esta situación generó una "creciente comprensión de que llegó el momento de identificar y fijar objetivos sociales para proteger el potencial de desarrollo a largo plazo de las economías".
La OIT citó "el acelerado desarrollo de recursos humanos para aprovechar las oportunidades que existen, permitiendo así libertad de iniciativa y la remoción de obstáculos empresariales, el aumento de la productividad y competitividad, mientras se buscan nuevas formas para regular los mercados".
Agregó que "mediante el desarrollo de nuevas formas de diálogo social y asociaciones se podrá superar el desafío de desarrollo". No obstante, el organismo cuestionó los verdaderos progresos logrados a través de la liberación económica y comercial.
"Durante los 90, en especial en la última mitad de esta década, se verificó considerable progreso en el área de la estabilidad macroeconómica y el crecimiento", destacó la OIT.
"A pesar de los esfuerzos realizados por muchos países en la región para recuperar el crecimiento, crear empleos y reducir la desocupación a casi la mitad, los índices de desempleo en general no descendieron más abajo del nivel de dos dígitos", señaló.
Las cifras sobre desocupación juvenil preocupan especialmente a los estudiosos. En el Caribe, los jóvenes menores de 35 años constituyen el 30 por ciento de todos los desempleados. En Jamaica, Belice y Santa Lucía, más de la mitad de la población sin trabajo es menor de 25.
"El desempleo en el Caribe sigue siendo un problema que involucra sobre todo a los jóvenes", señaló la OIT.
Wedderburn y Levy también identificaron a otros "subgrupos" afectados especialmente por ajustes económicos y políticas comerciales.
Esos subgrupos incluyen a los ancianos, los niños, las mujeres, obreros no calificados, agricultores en pequeña escala, grupos indígenas y personas discapacitadas.
Las investigadoras afirmaron que los pobres soportan el peso de los programas de ajustes estructurales, aunque la importante función de los gobiernos de crear "un ambiente propicio" debería reducir el impacto de esos ajustes en los grupos más vulnerables.
"La pobreza afecta la capacidad de un país para promover el crecimiento económico. Como se puede ver, la gente pobre carece del capital humano de un adecuado cuidado de la salud y la educación para participar y contribuir plenamente al desarrollo", añadieron.
"A pesar del llamado universal de Copenhague para que haya más coherencia entre el desarrollo social y las políticas económicas, el vínculo entre desarrollo económico y progreso social sustentable sigue siendo difícil de encontrar en el Caribe", dijo Cuales.
Wedderburn y Levi dijeron que el verdadero desafío que enfrentan los países caribeños es "cómo engancharse en el juego competitivo sobre un campo que no está nivelado".
Afirmaron que eso era necesario en tanto la región aprende a utilizar "las mejores prácticas globales y, también, a diseñar y poner en práctica eficaces políticas nacionales que finalmente conducirán a un desarrollo socioeconómico sustentable". (FIN/IPS/trad-en/wg/cb/ego-mlm/dv/99