Más de un millón de voluntarios se dirigirán este mes a las costas y vías de agua de 90 países para limpiar la contaminación de playas, lagos y ríos.
Desde Belice hasta Filipinas, los amantes de las playas comenzarán el día 18 a remover millones de toneladas de residuos y, por lo tanto, ayudar a la supervivencia de la vida marina.
Los océanos se han convertido en receptáculos de basura de la sociedad y los recursos marinos están pagando el precio, según Roger McManus, titular del Centro de Conservación Marina, una organización ecologista que coordina la campaña internacional.
"Miles de peces son atrapados por los residuos marinos y mueren todos los años. Se convirtió en un problema serio en las últimas décadas porque cada vez hay más desechos plásticos y de espuma sintética", explicó.
Los residuos plásticos, que pueden flotar largas distancias, perjudican a gran cantidad de criaturas marinas, muchas de las cuales son especies en peligro.
Esto incluye a mamíferos como el lobo marino del norte, ballenas y delfines, así como aves marinas y costeras, tortugas, peces y crustáceos que se ahogan o sofocan con la basura sintética.
La Comisión de Mamíferos Marinos de Estados Unidos informó que de las 312 especies de aves marinas en el mundo, se denunciaron casos en que ejemplares de al menos 111 de ellas tragaron pequeños trozos de plástico flotante que se asemejan a fuentes alimenticias como medusas y huevos de pescado.
De esta manera, muchas aves adquieren demasiada flotabilidad para sumergirse y buscar la presa y terminan desnutridas, señaló Emily Morgan, una de las coordinadoras de la campaña de limpieza de las playas.
Las tortugas marinas en peligro de extinción suelen confundir los sacos de plástico con medusas y terminan sofocándose o padeciendo problemas digestivos.
"Cerca de 60 por ciento de los animales encontrados muertos durante la limpieza del año pasado fueron atrapados por aparejos de pesca, redes y líneas", indicó.
Desde 1986, cientos de miles de voluntarios han participado en lo que se conoce como la Limpieza Costera Internacional.
"En las zonas de playa, donde las economías locales dependen del turismo costero, los lugareños quieren salir y limpiar las playas. No es sólo un problema de la fauna. La contaminación también es un gran dolor de cabeza económico para las comunidades costeras y sus medios de subsistencia", dijo Morgan.
El año pasado medio millón de voluntarios recogieron más de 1,5 millones de toneladas de basura y limpiaron casi 20.000 kilómetros de playas y vías de agua.
Buceadores organizaron equipos de limpieza para remover escombros bajo el agua. En 1998, más de 4.000 personas participaron en una limpieza submarina en Filipinas y extrajeron alrededor de 8.000 kilos de basura que contaminaban el océano Indico, apuntó Morgan.
La limpieza submarina no se limita a zonas costa afuera y muchas se realizan en el interior, en lagos y ríos. En 1990, en Guatemala, una dotación de limpieza que se autodenomina "Guardianes de Lagos" aportó 60 buceadores al lago Atitlan.
Los voluntarios no sólo recogen basura, sino que también recolectan y catalogan valiosa información sobre la cantidad y el tipo de residuos encontrados. Esos datos se usan para realizar cambios políticos y otras medidas necesarias para reducir la contaminación marina.
Según McManus, mediante la recolección de datos y residuos, los buceadores "amplían significativamente" el esfuerzo para encarar el problema de los desechos.
"Sin sus ojos y manos, se sabría muy poco acerca de lo que hay bajo el agua y el impacto que tienen esos residuos", dijo.
Provisto de esos datos, el Centro para la Conservación Marina y otros grupos ecologistas piden a los gobiernos que pongan en vigor y refuercen un tratado internacional conocido como MARPOL.
Ratificado por más de 90 países y administrado por la Organización de las Naciones Unidas, el acuerdo fomenta la administración responsable de los residuos en el mar y penaliza a los barcos que descargan plásticos o basuras conteniendo plásticos en el agua.
"MARPOL ayudó a disminuír las consecuencias de la contaminación procedente de los buques, pero muchos países no ratificaron el tratado", indicó Morgan. "Debemos mantener el esfuerzo para educar a los dueños y empleados de naves recreativas y comerciales, y hacer que la ley se aplique".
Sin embargo, según datos obtenidos en distintas operaciones de limpieza, entre 60 y 80 por ciento de los residuos marinos provinieron de fuentes en tierra firme y no de ultramar, precisó McManus.
"Cuando alguien arroja basura o sin pensar suelta una envoltura de papel o una servilleta, esta puede ser transportada por el viento, el agua o algún animal y depositada sobre la playa", dijo Seba Sheavly, directora del Programa de Prevención de Residuos Marinos.
"En una palabra, la basura viaja", expresó. Uno de los residuos más comunes en playas y vías de agua son las colillas de cigarrillos, trozos y sacos de plástico, espuma sintética y papel, indicó la organización.
Morgan reveló que el día internacional de la limpieza de playas dio lugar a una serie de iniciativas. En Matamoros, México, a lo largo del Golfo de México, varias playas entregan sacos de basura a los turistas y eximen del precio de la entrada si llenan el recipiente con residuos marinos.
La Asociación para el Rescate y Rehabilitación de la Fauna Silvestre en Guatemala llevará a cabo el día de limpieza junto con otras actividades conservacionistas, incluyendo lecciones sobre tortugas marinas en peligro, y la importancia del ecosistema de los manglares.
Uno de los aspectos más importantes del día de limpieza es el "orgullo cívico" infundido en los voluntarios, agregó Morgan. "La limpieza une a la gente y una vez que esta se da cuenta cuál es el problema se torna muy creativa y trabaja por el cambio, no solo ese día sino a largo plazo", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/ego/aq/en/99