Los anfibios están muriendo en todo el mundo, incluso en áreas protegidas, como un termómetro del deterioro ambiental del planeta, destacó el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en su informe anual divulgado esta semana en esta ciudad de Brasil.
Los ecosistemas de agua dulce, como ríos, lagunas y áreas húmedas, son los más afectados por la contaminación, según el segundo informe elaborado por el WWF Internacional.
Mas de la mitad de sus especies, incluyendo peces, reptiles, aves y especialmente los animales anfibios, sufren un proceso de disminución de sus poblaciones.
Esa situación fue registrada en el Indice del Planeta Vivo (IPV), un indicador de la salud del planeta o de destrucción de recursos naturales que cayó 30 por ciento entre 1970 y 1995, a un promedio de uno por ciento al año, según evaluación de WWF.
Ese IPV es producto de la pérdida de diez por ciento de la cobertura forestal del mundo, la reducción de 35 por ciento en la población de 102 especies marinas y de 45 por ciento en otras 102 especies de ecosistemas de agua dulce.
Estos estudios divulgados el jueves indican que debe darse una atención prioritaria a las aguas, destacó Claude Martin, secretario general de WWF Internacional, una red de 27 organizaciones no gubernamentales nacionales, cinco afiliadas y 21 oficinas en distintos países.
Rio de Janeiro fue elegida para la divulgación del informe de este año para simbolizar el énfasis de WWF en esa prioridad.
Brasil concentra 20 por ciento del agua dulce y posee el mayor ecosistema de área húmeda, el Pantanal de Mato Grosso, en el centro-oeste del país, señaló Garo Batmanian, director ejecutivo de WWF-Brasil.
Pese a las resoluciones y convenciones firmadas en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Rio de Janeiro en 1992, poco se hizo de efectivo para la solución de problemas como los cambios climáticos que amenazan la vida en la Tierra, se lamentó Martin.
Las emisiones de dióxido de carbono, por ejemplo, siguen en aumento, y los acuerdos mundiales solo prevén el inicio de medidas de reducción a partir del próximo año.
De 1960 a 1996, la emisión de ese gas, el principal entre los que causan el recalentamiento de la Tierra, se elevó de 10.000 a 23.000 millones de toneladas anuales, según WWF, sin contar hasta 10.000 millones de toneladas adicionales provenientes de la desforestación.
El crecimiento de la población y del consumo de recursos naturales, los miles de millones de dólares gastados en subsidios a actividades no sustentables, el debilitamiento de los Estados en contrapartida al fortalecimiento de empresas privadas, todo apunta al colapso, advirtió Martin.
Para contrarrestar esa tendencia, WWF recomienda que los economistas pasen a considerar la pérdida de recursos naturales en el cálculo del producto nacional bruto y en sus políticas, un sistema de precios que favorezca la sustentabilidad y gravámenes a las actividades contaminantes, entre otras medidas. (FIN/IPS/mo/mj/en/99