AMERICA LATINA: Reformas económicas, ni éxito ni desastre

Las reformas de liberalización económica dispuestas en América Latina y el Caribe desde la década pasada no alcanzaron el éxito esperado, pero tampoco tuvieron resultado calamitoso, afirmó hoy en esta ciudad brasileña una representante de Cepal.

Barbara Stallings, directora de la División de Desarrollo Económico de la Cepal (Comisión Económica de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe), divulgó algunas conclusiones de su institución sobre el impacto del proceso de liberalización en nueve países de la región.

La heterogeneidad caracterizó tanto las condiciones en que esos nueve países iniciaron la apertura de mercados y la retirada del Estado de la actividad económica, como los resultados obtenidos, destacó Stallings en el VII Congreso de Economistas de América Latina, comenzado en Río de Janeiro el lunes y que finalizará este viernes.

Chile, que inauguró los cambios hace 20 años, Argentina, Bolivia y Perú, enfrentaban pésimas situaciones econonómicas y también políticas antes de encarar las reformas.

Alta inflación, bajo crecimiento, dictaduras e ingobernabilidad, incluyendo la actividad guerrillera en algunos países, llevaron a pensar que había "poco para perder", y esa convicción estimuló la aplicación de reformas agresivas, señaló Stallings.

La rapidez de las reformas también fue promovida por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial.

Los demás países elegidos para el estudio, Brasil, Colombia, Costa Rica, Jamaica y México, pudieron realizar los cambios de manera más "gradual y selectiva", lo mismo que Chile en una segunda etapa, posterior a la dictadura militar, incluso porque algunos presentaban un crecimiento económico razonable.

Las reformas, que abrieron la economía tanto al comercio como a capitales externos, con desregulaciones y la privatización de activos públicos, coincidieron con políticas macroeconómicas de combate a la alta inflación.

En algunos casos hubo decisiones "contradictorias", como abrir el mercado y mantener la moneda sobrevaluada, que favorecieron luego las crisis cambiarias, como las sufridas por México, Argentina y Brasil, observó Stallings.

El caso de Brasil es un ejemplo claro de apertura seguida de un fuerte desequilibrio de las cuentas externas, destacó el brasileño Antonio Correa de Lacerda, presidente del Consejo Federal de Economía, al comentar el estudio de Cepal.

Las inversiones extranjeras directas atraídas por la apertura de la economía brasileña se concentraron en el sector de servicios. Es decir, no contribuyeron al aumento las exportaciones para equilibrar el comercio exterior, como pretendían los reformistas, explicó Lacerda.

De todos modos, los países que comenzaron en los años 90 el proceso de reformas fueron favorecidos por el crecimiento del comercio mundial y por el regreso del capital extranjero a América Latina, aunque ese último hecho también determinó las crisis del mercado de cambios, puntualizó Stallings.

Hubo "perdedores y ganadores", tanto en la comparación entre países como entre sectores de la economía y de la población. Argentina, Bolivia, Chile y Perú, por ejemplo, lograron un crecimiento mayor al del período más favorable de América Latina, de 1950 a 1980, y superior al de los otros países estudiados.

Respecto del empleo, ganaron Bolivia, México y Perú. En términos regionales, el desempleo no es en promedio muy distinto del que se verificaba en el período 1950-1980, advirtió Stallings. Pero en Argentina es muy alto, pese al fuerte crecimiento económico.

El deterioro del empleo es más grave en calidad que en cantidad, al multiplicarse las ocupaciones precarias e informales y aumentar consiguientemente la brecha entre el salario de trabajadores calificados y no calificados, agregó.

Pero ese hecho no afecta en gran medida la equidad, porque la desigualdad salarial fue compensada por otros mecanismos, como la reducción del crecimiento demográfico, el mejoramiento de la enseñanza y las políticas sociales, según Cepal.

"América Latina sigue siendo la región de mayor desigualdad (social) del mundo", pero el índice promedio de esta década no difiere mayormente del de décadas anteriores, aseguró Stallings.

El relativo fracaso de las reformas económica fue admitido también, durante el Congreso de Economistas, por la brasileña Eliana Cardoso, del Banco Mundial.

El conjunto de cambios debería "aumentar la productividad y el crecimiento, reduciendo la pobreza y la desigualdad en la región, pero en realidad no siempre esa esperanza se cumplió", reconoció Cardoso.

La Cepal, como resultado de su investigación, recomienda principalmente políticas para controlar la volatilidad de los capitales de corto plazo y que permitan evitar las crisis, manejando y previniendo los movimientos cíclicos de la economía.

Además, aconseja el fortalecimiento de los mercados de trabajo, de capitales, del conocimiento y de tecnología, de manera de evitar que sean dominados por las grandes empresas.

Para mejorar el empleo y avanzar hacia la equidad, es preciso apoyar a las pequeñas y medianas empresas. Por último, la Cepal señala la necesidad de la conjugación de esfuerzos del gobierno y del sector privado, rescatando el papel del Estado. (FIN/IPS/mo/ff/if dv/99

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