SUDAN: Rebeldes acusan a ONU de ceder a presiones de Jartum

Los rebeldes de Sudán acusaron a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de ignorar su pedido de investigar si el gobierno islámico lanzó bombas químicas en dos localidades controladas por los insurgentes.

"Llegamos a la conclusión de que la ONU no tiene intenciones serias de encontrar la verdad acerca del uso de armas químicas y biológicas por parte del gobierno del Frente Islámico Nacional, en la guerra de Sudán", reza una declaración del rebelde Ejército Popular para la Liberación de Sudán (SPLA).

La declaración, firmada por Samson Kwaje, el portavoz del SPLA en Nairobi, asegura que Jartum chantajeó a la ONU relacionando los bombardeos de las localidades de Lanya y Kaya con el ataque con bombas perpetrado el año pasado por Estados Unidos contra la Industria Farmacéutica Shiffa, de la capital del país.

Washington alegó en su defensa que la industria producía armas químicas y biológicas de destrucción masiva.

El SPLA asegura ahora que la ONU se negó a llevar a cabo la investigación que piden debido a las presiones de Jartum, que exige una disculpa formal a cambio de permitir la entrada de un equipo de investigación a la zona controlada por los rebeldes.

El gobierno de Sudán, que insiste en que la instalación bombardeada pertenecía a una verdadera compañía farmacéutica, exigió también una disculpa formal del gobierno de Estados Unidos.

"Jartum insistió en que si se realizan investigaciones en Lanya y en Kaya, entonces también se examinará el bombardeo de Shiffa", agrega el autor de la declaración del SPLA.

La guerra civil de Sudán comenzó en 1983 cuando Jartum impuso la sharia (ley islámica) en todo el país, incluso en el sur, donde la mayoría es negra y cristiana. Desde entonces, murieron dos millones de personas en el conflicto.

La ONU, que la semana pasada envió dos equipos médicos a establecer centros de atención y asistir a la población de ambas localidades, desmintió el uso de armas químicas contra la población civil.

"Enviamos a dos equipos médicos que entrevistaron a los doctores que estaban en el lugar (de los bombardeos) y vieron a las víctimas desde el primer día. Tomaron muestras de sangre y orina", declaró esta semana a IPS Sharad Sapra, un portavoz de la oficina humanitaria de la ONU en Nairobi.

Los médicos no encontraron ningún caso de aborto espontáneo o de vómitos de sangre como anunciaron los rebeldes, y sólo se presentaron algunos civiles con naúseas, irritación ocular y hemorragia nasal "que pueden deberse a varios factores".

"Desde el punto de vista médico, luego de haber examinado a la población y haberle brindado asistencia, no nos parece que exista una crisis humanitaria", declaró el portavoz.

El SPLA no está de acuerdo. "No se descubrirá nada que ponga al gobierno en peligro, ya que los equipos de médicos no analizaron científicamente las muestras (de sangre y orina) como para determinar la naturaleza de los agentes químicos o biológicos utilizados por el Frente Nacional Islámico", afirmó.

"El informe no debería utilizarse para exonerar al gobierno, porque el verdadero crimen del cual se acusa al Frente no ha sido investigado", agrega el autor de la declaración.

El SPLA acusó el mes pasado al gobierno de haber bombardeado Kaya y Lanya con armas químicas, y pidió que la comunidad internacional condenara al régimen islámico por desatender las convenciones internacionales que prohíben la utilización y fabricación de armas químicas o biológicas de destrucción masiva.

Los insurgentes, liderados por el coronel John Garang, anunciaron que, luego de que los aviones Antonov del gobierno lanzaran 22 bombas sobre ambas ciudades el 23 de julio, la población civil de la zona bombardeada comenzó a vomitar sangre y muchas mujeres sufrieron abortos espontáneos.

El SPLA asegura que murió un hombre por haber estado expuesto a los agentes tóxicos de las bombas. "Se sintió mal, y tenía los síntomas típicos de dolor de pecho, mareos, tos y náuseas", explicó Kwaje.

Jartum realiza regularmente bombardeos aéreos en los territorios del sur, controlados por los rebeldes, desde que comenzó la guerra, pero esta vez no hubo diseminación de fragmentos ni grandes cráteres, como de costumbre, indicó Kwaje.

Hubo en cambio un fuerte olor y coloraciones rojizas en el suelo. "Esos informes confirman los temores de que se hayan utilizado agentes biológicos o químicos en el bombardeo", señaló.

Jartum desmintió las declaraciones de los rebeldes asegurando que estos intentan demonizarlo ante la comunidad internacional.

"Es una pena que piensen eso. El gobierno de Sudán no puede usar ese tipo de armas porque no le interesa hacerlo contra sus propios ciudadanos", comentó el embajador de Sudán en Kenia. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ceb-mlm/ip/99

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