El tabaquismo es una de las epidemias mundiales más resistentes por el alto índice de dependencia que genera: 95 por ciento de los que empezaron a fumar antes de los 20 años adquirieron el hábito, contra 50 por ciento de los que consumieron cocaína en las mismas condiciones.
Por eso un tercio de la población adulta del mundo, cerca de 1.200 millones de personas, es dependiente, y al menos 3,5 millones mueren por año de causas relacionadas con el tabaco. La tendencia actual hace prever 10 millones de muertos al año, dentro de dos décadas.
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentados en el Simposio Internacional sobre Tabaquismo, que tiene lugar esta semana en Río de Janeiro, agrega nuevos argumentos en favor del combate a esa droga legal.
Las acciones preventivas para esa epidemia pasan por evitar que adolescentes sean expuestas a la publicidad de cigarrillos, porque cuanto más precoz el fumador más grave la dependencia, advirtió Jorge Costa e Silva, director del Centro de Política de Salud Mental de la OMS.
Interrumpir el consumo de tabaco no es suficiente para eliminar efectivamente el vicio. Hay que persistir por lo menos siete años, como promedio, para que las células nerviosas afectadas por la nicotina dejen de sufrir el síndrome de abstinencia, según el psiquiatra.
Es un período largo, comparado con los tres años que exige la superación de la dependencia de cocaína.
Estudios del Ministerio de Salud de Brasil comprueban la dificultad. Cerca de 80 por ciento de los 30,6 millones de fumadores del país manifiestan el deseo de abandonar el vicio, pero solo tres por ciento lo logran.
El Instituto Nacional del Cáncer (INCA) es la fuente de los datos más atemorizantes, pero de pocos resultados prácticos hasta ahora. En los últimos 30 años, 1,1 millones de brasileños murieron a causa de enfermedades provocadas por el tabaco.
El cálculo fue hecho por el médico cardiólogo Aloysio Achutti, basado en los registros oficiales desde 1981 y en estimaciones que apuntan una muerte por cáncer pulmonar para cada nueve toneladas de tabaco consumidas.
El INCA prevé 104.200 muertes por cáncer en Brasil este año. Treinta por ciento se deben al tabaquismo, que es el principal factor de 90 por ciento de los tumores malignos en los pulmones.
Las posibilidades de morir de cáncer pulmonar son "22 veces mayores entre los fumadores", señala Ricardo Meirelles, responsable de la campaña antitabaco del INCA. Esa enfermedad presenta una alta mortalidad: 87 por ciento en los cinco años posteriores al diagnóstico.
El tabaco aumenta de 10 a 30 veces también el riesgo de cáncer en la boca, laringe y esófago. Además amenaza la vejiga, los riñones y el páncreas.
Sus efectos no se limitan a esa enfermedad. La mayor parte (37,5 por ciento) de las muertes atribuidas al consumo de tabaco se debe a problemas cardiovasculares, que suman más de 80.000 al año. El cáncer responde por 27,5 por ciento, según Achutti.
El ministro de Salud, José Serra, un economista, estimula la campaña antitabaco por medio de restricciones a la publicidad y otras medidas.
Las enfermedades generadas por el hábito superan en 50 por ciento los ingresos fiscales que aporta el sector tabacalero al Estado, calcula ese Ministerio. (FIN/IPS/mo/dm/99