La reducción del volumen producido de cocaína en Perú es un factor importante en la imagen internacional del gobierno de Alberto Fujimori, pero algunos expertos estiman que se trata de un éxito coyuntural y en proceso de reversión.
Perú fue el mayor productor mundial de pasta básica de cocaína durante mucho tiempo, pero en los últimos años cedió el lugar a Colombia y Bolivia debido a sus esfuerzos de interdicción del comercio clandestino de cocaína y de reducción de los cultivos ilegales de coca.
Entre 1995 y 1998, Perú redujo 60 por ciento el área sembrada de coca y la referencia elogiosa a ese logro que acompañó en 1998 la certificación del gobierno de Estados Unidos a la política antidrogas, robustecieron el prestigio del gobierno de Fujimori.
Barry MacCaffrey, jefe de la oficina antidrogas del gobierno de Estados Unidos, calificó los procedimientos peruanos de erradicación de modelo digno de imitarse por otros países productores de coca.
Destacó que el modelo peruano combinaba los programas de promoción de cultivos alternativos con una severa acción policial y militar para impedir la exportación ilegal de pasta básica de cocaína.
La producción de coca involucra a unas 198.000 personas, que en 1998 sembraron alrededor de 51.000 hectáreas, de las cuales sólo 7.500 están destinadas a usos legales en la industria farmacéutica.
Por las dimensiones sociales de la producción, ninguno de los sucesivos gobiernos peruanos ha aceptado la propuesta de Estados Unidos de penalizar los cultivos ilegales, pero han reprimido su transformación en pasta básica de cocaína y su comercialización.
En cuanto a los campesinos, la política del gobierno peruano se propone inducirlos a sustituir las plantaciones ilegales de coca por cultivos alternativos, como café, cacao y frutas, con el apoyo técnico de organismos oficiales y para lo que cuentan con desgravación arancelaria en el mercado de la Unión Europea.
MacCaffrey habría elogiado en privado el papel del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) peruano en la preparación de los operativos para interceptar las avionetas de los narcotraficantes y para liquidar a los grupos armados que protegen los aeropuertos clandestinos en la selva, según versiones diplomáticas.
Pero según varias fuentes, la extensión sembrada de coca en los valles tropicales peruanos ha comenzado a aumentar otra vez, porque los precios de la pasta básica de cocaína pagados por los carteles internacionales del narcotráfico subieron nuevamente.
El precio de la "arroba" (11 kilogramos y medio) de hoja de coca, que hace dos años se pagaba a menos 4,5 dólares, se aproxima ahora a los 50 dólares.
MacCaffrey, quien visitó en julio Colombia y Venezuela, visitará Perú este mes, en una gira que también incluirá a Bolivia y Brasil.
"Barry MacCaffrey constatará el fracaso real de la política antidrogas de Fujimori", comentó el experto Roger Rumrril, autor de un informe presentado a la Organización de las Naciones Unidas sobre el impacto ecológico y social del narcotráfico, y de los métodos de erradicación del cultivo de coca en Perú.
La caída del precio de la hoja coca fue el motivo real de la disminución de la producción peruana de cocaína, según Rumrril, quien afirma también que los precios bajaron por la sobreoferta de droga en el mercado internacional y la decisión de los carteles colombianos de aumentar el cultivo de coca en ese país.
El experto peruano sostuvo que los carteles ya han consumido parte de sus existencias y, por otro lado, la guerra interna en Colombia los impulsa a buscar abastecimiento de insumos fuera del país.
Otro especialista en el tema, el jurista Javier Baldeón, señaló que el gobierno peruano no aprovechó la crisis de precios de la hoja de coca para apuntalar los cultivos alternativos, pues el respaldo ofrecido a los campesinos que abandonaran sus cultivos de coca fue débil e insuficiente.
"Los éxitos son de papel, simples números en hojas estadísticas, de modo que en cualquier momento, cuando los precios de la hoja vuelven a ser atractivos o los cultivos alternativos tengan problemas de mercado o plagas, retornarán a la coca", expresó Baldeón.
Según Rumrril, en los primeros meses de este año se presentó la plaga de la moniliasis en los valles tropicales de Apurimac y Ayacucho, que afectaron al 80 por ciento de las 20.000 hectáreas sembradas con cacao.
El precio del kilogramo de coca ya estaba en casi el doble que el de cacao, de modo que cuando se presentó la plaga, muchos campesinos regresaron a sus abandonados cocales en el monte, afirmó el experto.
"Los programas alternativos seguirán fracasando si se continúa como hasta ahora, diseñados por valles, y no mediante proyectos integrales de desarrollo regional", añadió.
José Corbera, jefe de la Unidad de Desarrollo Alternativo de la Comisión Contra Drogas de Perú, reconoció que el incremento del precio de la coca "es una dificultad y un factor negativo" para el programa, "porque vuelve a poner en ventaja comparativa a la coca frente a los productos agropecuarios lícitos".
"Frente a esa situación, el gobierno peruano intensificará sus esfuerzos, aumentando sus aportes y buscando más fuentes de apoyo financiero", indicó el funcionario y adelantó que se propone invertir 100 millones de dólares anuales a partir de este año hasta el 2003 en respaldo de los cultivos alternativos.
Juan Gil, director ejecutivo de la Comisión Contra Drogas, precisó a su vez que Estados Unidos aportará a Perú 150 millones de dólares, en tanto que el Programa de Naciones Unidas para la Fiscalización Internacional de Drogas se comprometió a proporcionar 32 millones.
Además, la Unión Europea aportará 31 millones de dólares, Canadá 10 millones, Holanda cinco millones y España tres millones.
En marzo pasado, el gobierno convocó en Washington el foro empresarial "Oportunidades de Inversión y Comercio en la Amazonia de Perú", para atraer inversiones privadas que aprovechen las facilidades arancelarias concedidas por Europa y Estados Unidos en favor de los cultivos alternativos. (FIN/IPS/al/ag/ip/99