JAPON: Suicidios aumentaron 35 por ciento en 1998

El año pasado aumentaron 35 por ciento los suicidios en Japón con respecto a 1997, y entre las posibles explicaciones se encuentran la recesión económica, además de que quitarse la vida constituye un acto de honor en este país.

En 1998 se suicidaron 32.863 japoneses y extranjeros del total de 123 millones de habitantes, según las estadísticas oficiales.

Muchos de los suicidas eran empresarios en bancarrota o desempleados que ya no soportaban seguir sin empleo, aunque varios se quitaron la vida debido a la presión que sufrían en el trabajo, precisamente.

Así mismo, 339 de los suicidas eran estudiantes que no soportaron el acoso de sus compañeros de clase.

Los directores de escuela son "incapaces de detectar las presiones que llevan a muchos adolescentes a suicidarse. Parecería que le asignan más importancia a cantar el himno nacional y a izar la bandera", sostuvo una ama de casa.

Los jóvenes sólo siguen el modelo de los adultos que, ante los problemas causados por la recesión económica, eligen la muerte en lugar de enfrentar la realidad o hallar otras alternativas para su situación, señalan observadores.

De hecho, muchos japoneses creen que el suicidio es una manera sincera de expiar sus culpas, y lo consideran un acto que restituye el honor de su nombre, el de su familia o el de la organización para la cual trabajan.

Estas creencias explican el éxito del "Manual del perfecto suicida", editado hace cinco años, que aún sigue siendo uno de los libros más vendidos en el mercado japonés.

El autor del libro, Wataru Tsurumi, un sociólogo egresado de la Universidad de Tokio, brinda instrucciones sobre diversos métodos de suicidio como la autoinmolación, la electrocución, y la muerte por sobredosis de medicamentos, entre otros.

Los legisladores parecen muy preocupados por el aumento del número de suicidios, y declararon el mes pasado que el libro de Tsurumi es una "publicación peligrosa", ya que una niña de 12 años utilizó el manual para colgarse.

Por su parte, la opinión pública y los medios de comunicación critican a las instituciones financieras e incluso a los fiscales que interrogan rigurosamente a los sospechosos de escándalos de corrupción, ya que estos parecen ser los causantes de muchos suicidios.

"Siempre que los fiscales investigan un caso de corrupción, alguien termina suicidándose", comentó el criminólogo Akira Fukushima, de la Universidad Sofía, de Tokio.

Los sospechosos sometidos a interrogatorios intensos recurren al suicidio para proteger a sus superiores y para evitar la vergüenza.

Los bancos también son criticados por negarles créditos a las pequeñas y medianas empresas, mientras durante los tiempos de crecimiento económico otorgaron préstamos de varios miles de millones de dólares.

El suicidio de tres socios comerciales de Tokio que se declararon en quiebra el año pasado y no pudieron conseguir un nuevo préstamo se convirtió en tema de muchos debates públicos.

Los tres empresarios se alojaron en un hotel, tomaron juntos un último trago y se retiraron a sus respectivas habitaciones para colgarse.

Por otro lado, el presidente de una fábrica de marcos y su esposa se colgaron porque ya no podían pagar el sueldo de sus nueve empleados.

Varios padres y madres se suicidaron luego de matar a sus hijos. Esta modalidad de suicidio familiar se considera un acto de piedad y una demostración de que los padres no desean que sus hijos se conviertan en una carga para la sociedad.

Pero si bien el aumento de los suicidios causa escándalo, el número no se reducirá mientras dure la recesión, o hasta tanto los japoneses no dejen de considerarlo un acto de honor, señalan observadores.

Un denso bosque de 2.400 hectáreas, situado al pie del volcán Fuji-Yama, la montaña sagrada de los japoneses, se convirtió en un sitio concurrido por los suicidas luego de que el escritor de misterio Seichi Matsumoto lo describiera en uno de sus relatos como el lugar perfecto para morir.

El año pasado se encontraron 70 cadáveres en el famoso bosque. Algunas personas se habían colgado de las ramas de los árboles, otras habían tomado píldoras para dormir y otras habían muerto desangradas luego de cortarse las muñecas.

Otro de los sitios buscados por quienes decidieron quitarse la vida fueron las vías férreas. El año pasado, 100 personas se lanzaron delante de los trenes para ser arrollados.

Sin embargo, la estatal Vías Férreas de Japón pretende que las familias de los suicidas le paguen indemnizaciones de 70.000 dólares por los retrasos que causaron las víctimas. (FIN/IPS/tra-en/ek/ccb/js/ceb/aq/pr/99

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