La fusión de compañías productoras de aluminio líderes en el mundo podría perjudicar a la industria de la bauxita en Jamaica, que genera 600 millones de dólares por año y emplea a 4.500 personas en este país caribeño.
La bauxita es el mineral del cual se obtiene alúmina para producir aluminio.
La industria jamaiquina teme que la compra en las últimas semanas de Reynolds Metals por parte de Alcoa, el primer productor mundial de aluminio, poco después de la fusión de Alcan Aluminum de Canadá, Pechiney de Francia y Alusuisse Lonza de Suiza, la obliguen a reducir costos y a tomar otras medidas que la perjudiquen.
Alcan opera dos plantas de alúmina en Jamaica, y Alcoa posee una conjuntamente con el gobierno.
Una vez que las fusiones se hayan consolidado, "la atención se va a derivar a los productores con costos elevados", predijo Norman DaCosta, vicepresidente del Sindicato Nacional de Trabajadores que representa a obreros de la bauxita.
"Si uno no puede bajar los costos para competir con otras plantas que operan en el mundo, entonces, tarde o temprano, uno se queda gradualmente afuera, incluso antes de que haya despidos porque ellos se consolidan para ser más fuertes", dijo.
El aumento de producción y la reducción de costos fueron los objetivos del sector en los últimos años, desde que un histórico memorandum de intención fuera firmado entre representantes del gobierno, sindicatos y las compañías de bauxita.
El acuerdo, supuestamente, debió trazar la ruta hacia un clima de relaciones industriales más estable, mejorar la competitividad y brindar condiciones de trabajo buenas y seguras.
En el marco de ese convenio, el sector estaba orientado a la creciente producción este año hasta que Kaiser Jamaica perdió el 60 por ciento de su mercado porque una explosión obligó a cerrar la planta de Kaiser Aluminum en Estados Unidos, y 600 jamaiquinos perdieron sus empleos.
Sin embargo, Lambert Brown, vicepresidente del Sindicato de Trabajadores Aliados, sigue confiando en la industria y es optimista de que las fusiones en el exterior tengan poca repercusión en Jamaica.
Brown sostiene que si se puede aumentar la producción de bauxita jamaiquina y se reducen los costos, las fusiones no tendrán ningún impacto significativo.
"Nuestras plantas producen un millón de toneladas cada una. Si conseguimos aumentar el volumen, entonces los costos por tonelada y la mano de obra por tonelada se reducirán significativamente", señaló.
Pero el gobierno, a través del ministro de Minas y Energía, Robert Pickersgill, declaró que las fusiones podrían tener serias consecuencias para el país.
Una de ellas será la reducción de la contribución porcentual que hacen las plantas jamaiquinas a la producción mundial, y la subsiguiente pérdida de importancia respecto de firmas afines.
Alcoa Jamaica, por ejemplo, aporta 5,6 por ciento de la producción de la compañía en todo el mundo, pero ahora bajará a 3,6 por ciento. Alcan Jamaica antes generaba 19,5 por ciento de la producción mundial y descenderá a 12,1 por ciento.
En oposición a esas cifras, Pickersgill dijo que tanto la producción local como la eficiencia deberán aumentar.
"Si bien se prevé el posible aumento de la demanda de alúmina de las dos entidades fusionadas y, por lo tanto, perspectivas de crecimiento del mercado, las plantas jamaiquinas tendrán mayor competencia por inversiones de capital para lograr su expansión", manifestó el ministro.
"También podrían producirse demoras en la decisión de inversiones mientras se lleva a cabo la consolidación de ambas entidades", acotó.
Los sindicatos del sector de la bauxita están preocupados por lo que consideran el rechazo del gobierno a eliminar un obstáculo serio a nuevas inversiones y expansiones.
En los años 70, el gobierno de Michael Manley impuso un impuesto a las compañías que extraían la bauxita de Jamaica.
Los sindicatos creen que una medida clave para fomentar la expansión es que el gobierno no aplique el gravamen por encima del tonelaje por el cual ya recauda.
"Las compañías están diciendo que antes de comprometerse a una expansión deben obtener ese tipo de concesión, y los sindicatos en la industria apoyan esa posición", dijo DaCosta.
Sin embargo la posición oficial es que el gobierno cuenta con el impuesto a la bauxita para aplicar su presupuesto y no puede comprometerse a ajustes.
DaCosta dijo que el gobierno no tiene una visión de largo plazo con respecto del desarrollo de la industria. "Es una posición que, si la mantiene, pone en peligro a todo el sector", advirtió.
Lambert Brown observó que si las plantas locales no aumentan su producción, las compañías tenderán a reducir los costos y posiblemente se produzcan nuevas pérdidas de puestos de trabajo. No obstante, es optimista en que el gobierno cambiará de posición.
"Si negociamos bien la cuestión del impuesto, como gobierno y como país, podemos obtener otro millón de toneladas de alúmina en un plazo relativamente breve", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/djm/cb/ego/aq/if/99