/Ciudades de América Latina/ EL SALVADOR: Un país al borde del "estrés acuático"

En el futuro las guerras serán por el agua, pronostican los expertos. Si es así, entonces América Central podría ser un foco de conflicto debido a los problemas de suministro y contaminación que enfrentan algunas ciudades, sobre todo San Salvador.

Un modelo de desarrollo que ignora la disponibilidad de agua y su capacidad de renovarse ha limitado la vida de los ríos sólo a la época de lluvias, con lo cual amplias regiones quedan sin fuentes cercanas de suministro durante seis meses del año.

La deforestación y erosión ha ocasionado la pérdida de la capacidad de absorción del agua de las cuencas, con el resultado de inundaciones y desastres de gran dimensión en la época de lluvias.

A pesar de la gran precipitación fluvial en América Central, la contaminación de las aguas superficiales en las zonas urbanas ha convertido a importantes ríos en verdaderas cloacas abiertas.

"La degradación y pérdida del recurso hídrico en América Central comienza a limitar la calidad de vida de la población y hasta las opciones para el desarrollo futuro del istmo", advierte un estudio en el que participaron el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Europea.

El informe, divulgado en la última semana de julio, ilustra la situación de las ciudades del istmo con el caso de tres cuencas de gran importancia, la del río Lempa, compartida por Honduras, El Salvador y Nicaragua, la del río Tárcoles, en Costa Rica, y la de los acuíferos de Managua.

Las tres presentan serios problemas de reducción de caudal, contaminación y sobreexplotación.

Los problemas de suministro de agua en todas las ciudades de América Central son agudos, pero ninguno es tan difícil como el del área metropolitana de San Salvador, dijo a IPS el ingeniero Julio Olano, del Ministerio de Agricultura de El Salvador.

Olano señaló que San Salvador padece problemas de agua tanto en calidad como en cantidad, debido a la contaminación y el avance desordenado de la frontera agrícola y urbana.

El Salvador y Perú son los países latinoamericanos con mayor riesgo de sufrir un "estrés acuático" al comenzar el nuevo milenio, es decir, de enfrentar una severa escasez de agua para el consumo, según la Organización de las Naciones Unidas.

La cuenca del río Lempa provee el 56 por ciento del agua que se distribuye en el área metropolitana de San Salvador y la ciudad de Santa Ana. Pero esa cuenca, no sólo está perdiendo su capacidad de almacenamiento ante los problemas de deforestación y erosión, sino que sus aguas están fuertemente contaminadas.

Según Olano, esta agua, que inician su recorrido en Guatemala, llega cargada de toxinas de algas, pesticidas y biotoxinas, producto del vertimento de desechos.

Además, el Estado no contribuye a limpiar otras cuencas, porque no existen tratamientos municipales y todos los desechos se cargan a los ríos, por lo que hasta las "aguas subterráneas están contaminadas", indicó el experto.

Alirio Bernal, de la Unidad Ecológica Salvadoreña, que agrupa a varias organizaciones ambientalistas, advirtió que el río Lempa no sólo está contaminado con excretas sino también por sustancias químicas que no pueden ser removidas fácilmente.

La escasez de fuentes de agua cercanas a San Salvador se conoce desde hace décadas, cuando una comisión británica investigó fuentes potenciales como el Lago de Ilopango, el acuífero de San Salvador, el de Nejapa y el de Zapotitán.

Casi todos ellos fueron descartados porque presentaban alto nivel de cloruro, el agua es salobre y hay presencia de boro, que es tóxico para las plantas, y arsénico.

La única alternativa viable era el acuífero de San Salvador, que ya para los años 60 estaba siendo sobreexplotado y que todavía abastece la ciudad, junto con el río Lempa.

A pesar de estos problemas, el crecimiento del Area Metropolitana de San Salvador sigue produciéndose sobre una importante zona de acuíferos. El efecto de esta expansión es que aumenta la demanda de agua, a la vez que reduce la capacidad de recarga de agua en zonas de mediana y alta permeabilidad.

El ejemplo más claro de esta situación es la finca El Espino, una reserva boscosa con un importante manto acuífero ubicada en las faldas del volcán San Salvador, en la zona metropolitana, y cuyos propietarios ya recibieron los permisos correspondientes para urbanizarla.

Con una extensión de 803 hectáreas, la finca El Espino es una parte vital en la recarga del acuífero de San Salvador. "Si hay un plan de desarrollo urbano que trata de ocupar lo poco que queda, San Salvador será una ciudad sin agua y sin posibilidades de sobrevivencia en el corto plazo", advirtió Bernal.

La Unidad Ecológica Salvadoreña sostiene que la urbanización de El Espino pondría en peligro la captación de 2,8 millones de metros cúbicos de agua al año, casi la sexta parte del agua renovable en el país, calculada en 19 millones de metros cúbicos.

La organización ambientalista planteó el caso de El Espino ante el Tribunal Centroamericano del Agua, creado en 1998 con el fin de defender los intereses de las comunidades y su derecho al acceso al líquido.

Javier Bogantes, coordinador del Tribunal, dijo que éste es uno de los 12 casos presentado para que sean juzgados el año próximo por un tribunal internacional, cuyas decisiones tendrán peso moral. (FIN/IPS/mso/ag/en/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe