El aumento de la tensión entre China y Taiwan y el anuncio de Beijing de que posee la tecnología para armar bombas de neutrones hizo que los analistas teman la posibilidad de una guerra entre ambos.
Muchos recordaron la novela "El peligro amarillo", en la que el autor Bao Mi imaginó que los viejos adversarios de la guerra civil de China (1945-49) se enfrentaban militarmente. El libro termina con la destrucción nuclear de la isla y el caos y el hambre en el continente.
De hecho, los pronósticos del día del juicio final están de moda en estos días mientras los observadores reflexionan sobre la China del siglo XXI.
Los analistas se preguntan si será lo que sus detractores describen como una "amenaza", un estado con ambiciones de dominio militar de la región, o si se conformará con ser una importante potencia regional y mundial.
La respuesta depende del uso de la fuerza contra Taiwan.
China sigue considerando a Taiwan como una provincia disidente, medio siglo después de que las fuerzas nacionalistas del general Chiang Kai-shek fueran derrotadas por el ejército comunista de Mao Zedong y se retiraran a la isla.
La reunificación con la isla es uno de los principales objetivos del gobierno y Beijing se negó a renunciar al uso de la fuerza como medio para lograrla.
En julio, el presidente de Taiwan Lee Teng-hui irritó a los gobernantes chinos al decir que la relación entre China y la isla debería manejarse de manera especial "de estado a estado".
Mientras los analistas interpretaron la declaración como un reclamo de igualdad entre la isla y el continente, Beijing consideró que se trata de un reclamo de independencia permanente.
La respuesta inicial fue el comienzo de una guerra verbal contra Taiwan, pero la reacción de China no se detuvo allí.
China sigue realizando maniobras militares menores en el área costera próxima a Taiwan, con patrullas de aviones caza sobrevolando el estrecho. En las últimas semanas dos Su-27 chinos entraron brevemente en el espacio aéreo controlado por Taipei.
Luego de la declaración de Lee sobre la condición de estado de Taiwan, China anunció que poseía una bomba de neutrones y probó un misil de largo alcance.
Aunque se creía que China estaba desarrollando tecnología de bomba de neutrones, el anuncio por el Consejo de Estado el 16 de julio lo confirmó públicamente.
La bomba de neutrones, una poderosa arma que mata mediante la radiación sin dañar a los edificios o la infraestructura, tiene significado militar y simbólico para China.
La bomba le da una ventaja simbólica sobre sus enemigos, porque actualmente incluso países en desarrollo como India y Pakistán tienen la tecnología para construir armas nucleares convencionales, como bombas atómicas.
Los últimos acontecimientos sólo reforzaron los peores miedos de los vecinos de China.
Sin embargo, en una iniciativa diplomática en cierto modo contradictoria, Beijing se embarcó en una campaña de buena vecindad, emprendida activamente tras los ataques aéreos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra la provincia yugoslava de Kosovo.
Al observar la evolución de la guerra entre la OTAN y Yugoslavia, el gobierno chino quiso asegurarse de que "fuerzas extranjeras hostiles" no pudieran usar a sus vecinos como bases para una subversión en su contra.
La semana pasada, el presidente Jiang Zemin realizó un viaje a la capital de Kirguizstán donde se reunió con los líderes de ese país, y de Kazajstán, Tayikistán y Rusia y firmó una declaración en la que promete impedir el "neointervencionismo" de una OTAN liderada por Estados Unidos.
"La hegemonía y la política de la fuerza están aumentando, mediante las nuevas formas del llamado neointervencionismo", dijo Jiang en Bishkek.
Los cinco países expresaron su oposición al uso de la fuerza en el escenario mundial, a menos que sea sancionado por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, del que China es miembro permanente y con poder de veto.
Jiang dijo que "los derechos humanos no deberían invalidar la soberanía nacional", en relación a las críticas contra su gobierno en la materia.
La declaración conjunta realizada por China, Rusia y los tres países del centro de Asia puede interpretarse como una advertencia a Estados Unidos y la OTAN contra su supuesto "expansionismo y orden mundial unipolar".
Mientras intenta asegurar su frontera occidental, China también actúa para estabilizar las relaciones con sus vecinos orientales.
Funcionarios de Corea del Sur en Beijing dijeron la semana pasada que el ministro de defensa chino, Chi Haotian, aceptó una invitación de su homólogo sudcoreano Cho Sung Tae para visitar ese país el año próximo.
La aceptación de la invitación por Beijing señala la creciente cercanía entre Corea del Sur y China, que libraron una guerra en la península coreana en 1950-53.
Las conversaciones entre Chi Haotian y Cho Sung Tae fueron las primeras entre ministros de defensa de los dos países.
El fortalecimiento de las relaciones de defensa entre los dos países servirá como advertencia de Beijing a Washington y Tokio. Japón y Estados Unidos anunciaron que trabajarán en conjunta para crear un escudo antimisiles, que China teme podría minar su poder militar en la región y proteger a su rival Taiwan.
Aunque comprometido con su diplomacia de buena vecindad, Beijing hizo saber que la posibilidad del ataque militar contra Taiwan dependerá de la opinión que tenga el próximo presidente taiwanés sobre la "teoría de los dos estados", y de la participación de Taiwan en el escudo antimisiles de Estados Unidos y Japón.
El diario China Business Times dijo la semana pasada que es probable que China emprenda acciones militares inmediatas "si el ganador de las elecciones insiste con la 'teoría de los dos estados"' o apoya la incorporación de Taiwan al Sistema de Defensa contra Misiles de Washington.
El artículo publicado en el periódico estatal representó la primera vez en que una publicación china declaró explícitamente que Beijing esperará al resultado de las elecciones presidenciales en marzo antes de decidir una acción militar contra la isla. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/at/aq/ip/99