El gobierno de China declaró la guerra a la prostitución, que se creyó erradicada hace casi cinco décadas luego de las purgas y las políticas puritanas del entonces presidente Mao Zedong, pero resurgió con un nuevo nombre.
"San pei" es el término que designa a las "tres compañías" ofrecidas por las numerosas anfitrionas de bares y clubes nocturnos de toda China.
Aparentemente, los tres tipos de compañías se refieren a charlar, tomar algo y bailar con los clientes, pero en realidad están incluidas las relaciones sexuales.
Cualquiera sea el significado exacto, la práctica es el nuevo enemigo de los censores de la moral.
El gabinete anunció en julio una nueva regulación que prohíbe a las anfitrionas de bares y clubes nocturnos ofrecer servicios de "san pei". La prohibición comenzará a regir plenamente a partir de este miércoles 1 de septiembre.
"El primer ministro Zhu Rongji tomó personalmente la iniciativa de prohibir el san pei", destacó Li Yinhe, un destacado investigador de la conducta sexual y profesor de la Academia de Ciencias Sociales.
"El gobierno debió tomar medidas porque no hay ninguna norma en nuestra Constitución que prohíba la prostitución. En la época en que se redactó nuestra carta magna, la práctica se consideraba erradicada", explicó Li.
El anuncio de nuevas normas que prohibirán el pago a anfitrionas de clubes por sesiones de charla y algo más constituye un reconocimiento tácito de la existencia de la prostitución en este país.
Luego de negar por muchos años que las reformas económicas introducidas a fines de los años 70 por el difunto líder Deng Xiaoping trajeron de vuelta a China "vicios occidentales", el gobierno finalmente tomó medidas para combatirlos.
En el pasado, sólo hubo campañas esporádicas para eliminar lo que las autoridades denominaban "el vicio amarillo". La última campaña tuvo por objeto las casas de masaje, donde cientos de mujeres inmigrantes ejercen la prostitución.
En Beijing, la policía inspeccionó más de 10.000 casas de masaje y multó a 6.162 de ellas por estar involucradas en la prostitución, informó un alto funcionario del Ministerio de Seguridad Pública.
"En Beijing hay calles llenas de supuestas casas de masaje y de belleza", dijo una mujer que trabaja como peluquera en un hotel céntrico de la capital.
"Durante el día uno puede hacerse un masaje o arreglarse el cabello en esos lugares, pero por la noche se convierten en prostíbulos", agregó.
La mujer insistió en que ese tipo de cosas no ocurre en los grandes hoteles de Beijing porque la capital está demasiado preocupada por su imagen de ciudad socialista moderna.
Sin embargo, "en otras ciudades, es habitual que los huéspedes de los hoteles reciban ofrecimientos de un masaje tradicional chino acompañado por los servicios sexuales de una joven", explicó.
El principal motivo de la propagación de la prostitución es la reducción de beneficios sociales y el aumento del desempleo como consecuencia de la reestructuración de empresas públicas.
Una organización de derechos humanos con sede en Estados Unidos estimó que las mujeres chinas perdieron más que ningún otro grupo a causa de la transición del país hacia una economía de mercado.
Aunque las mujeres constituyen menos de 40 por ciento de la fuerza de trabajo formal de las ciudades, sufrieron 60 por ciento de los despidos en el sector, destacó el grupo Derechos Humanos en China.
La organización también citó cifras de la Organización Mundial de la Salud, según las cuales China es el único país del mundo donde las mujeres se suicidan más que los hombres.
"Con sólo 21 por ciento de la población femenina mundial, China tiene 56 por ciento de todos los suicidios de mujeres", señaló el grupo de derechos humanos.
En todo el país hay cientos de miles de anfitrionas de "san pei", pero Guangdong, el bastión cuasicapitalista del sur, probablemente tiene la mayoría.
El gobierno dio a los clubes nocturnos de Guangdong un plazo de dos meses para realizar ajustes antes de que la nueva política entre en vigor, en septiembre.
Muchos dueños de bares y clubes nocturnos esperan que la prohibición permanezca en el papel, pero por las dudas comenzaron a adoptar medidas de precaución, como la redenominación de las anfitrionas como "disc jockeys" o "meseras uniformadas". (FIN/IPS/tra-en/ab/js/mlm/pr/99