Un contingente de las Fuerzas Especiales Operativas del Comando Sur de Estados Unidos se halla en la región amazónica de Ecuador y Perú, en la frontera de los dos países con Colombia.
Desde la base naval de Iquitos, en Perú, y de la Escuela de Selva de Coca, en Ecuador, se movilizan efectivos dotados de una avanzada tecnología en inteligencia de guerra, para neutralizar incursiones de la guerrilla y de narcotraficantes colombianos.
Las dos bases, financiadas por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, comenzaron a funcionar en marzo, cuando los ejércitos ecuatoriano y peruano desplazaron hacia la frontera norte los efectivos que empleaban en su ya superado conflicto de límites.
El general Barry McCaffrey, director de la Oficina de Política Nacional contra las Drogas de Estados Unidos, aseguró la semana última en Ecuador que Washington no intervendrá militarmente en Colombia.
De esa forma, McCaffrey desmintió una versión del diario La República, de Lima, recogida luego por ABC, de Madrid, según la cual Estados Unidos promovía la intervención de tropas de Ecuador y Perú en el conflicto colombiano.
Ese plan habría sido presentado hace un mes al asesor presidencial en seguridad del gobiernom peruano, Vladimiro Montesinos, según la versión rechazada por McCaffrey.
Pero el funcionario de la Casa Blanca no respondió cuando en conferencia de prensa se le preguntó si la caída hace dos semanas de un avión militar estadounidense RC-7B en la frontera colombo- ecuatoriana no demostraba una intervención encubierta de Estados Unidos en Colombia.
El accidente del RC-7B puso en evidencia la capacidad operativa de Estados Unidos en la zona, pues en pocas horas fueron movilizadas desde la Amazonia ecuatoriana 24 aviones para ayudar en la búsqueda del aparato, que se estrelló contra un cerro, señaló el diario The Miami Herald.
Las Fuerzas Especiales Operativas estadounidenses asisten a las Fuerzas Armadas de Ecuador y Perú en operaciones combinadas y en planificación y con equipos de entrenamiento, explicó en abril el Departamento de Defensa al Congreso de Estados Unidos.
El propósito es interceptar comunicaciones de los traficantes y de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), según el Departamento de Defensa.
La mayoría de los efectivos estadounidenses en Ecuador y Perú son pilotos calificados para operar estaciones de radar e interpretar imágenes de cámaras multiespectro del tipo de las que producía el avión RC-7B, que pueden identificar cualquier objetivo en la selva.
El general Carlos Mendoza, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas ecuatorianas, negó que este país fuera a participar en operaciones contra la guerrilla en Colombia, aunque dijo que en la frontera hay 5.000 soldados para impedir el paso de rebeldes colombianos.
Tropas ecuatorianas y estadounidenses realizaron 20 días antes del accidente del RC-7B la Operación Sucumbiós, para eliminar dos campamentos de entrenamiento de las FARC en territorio de Ecuador.
Al mando de los efectivos estadounidenses estuvo el mayor Bernard Sparrow, comandante de la compañía C del Tercer Batallón del Séptimo Grupo de Fuerzas Especiales, estacionado en Panamá. Ese batallón fue destacado por sus servicios en Colombia, según una publicación de mayo del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos.
La última misión de los comandos de selva fue la ocupación de dos bases de entrenamiento de las FARC en suelo ecuatoriano, informó esta semana al diario El Espectador, de Bogotá, el coronel Iván Borja, portavoz del Ministerio de Defensa de Ecuador.
La base naval peruana de Iquitos, que el 14 de junio recibió lanchas de combate de Estados Unidos, entregadas por el embajador Dennis Jett, tiene un grupo permanente de 33 asesores militares estadounidenses, que rotan cada 90 días, aseguró El Espectador.
Militares brasileños, colombianos y ecuatorianos se entrenan en técnicas de combate en la selva en Coca, Ecuador, en función de un programa auspiciado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El programa de entrenamiento también se desarrolla en Iquitos, aunque en ese caso, para operaciones navales, de acuerdo con la información de prensa.
El Ministro de Defensa de Ecuador, general José Gallardo negó que la base de Coca sea plataforma para una eventual intervención militar en Colombia y aseguró que allí se entrenan oficiales de muchos países por el prestigio internacional de ese centro.
"No hay nada misterioso. Vienen oficiales de otros países a entrenarse, de la misma manera que oficiales ecuatorianos van a otros lados. Es un intercambio común entre fuerzas armadas de distintas naciones", señaló Gallardo.
El Departamento de Defensa de Estados Unidos programó el último año 186 operaciones en la región, 21 de las cuales en Ecuador.
A mediados de 1998, militares ecuatorianos y estadounidenses participaron en ejercicios contra el narcotráfico en la selva amazónica.
Además de las operaciones conjuntas, efectivos de ambos países construyen un cuartel antidrogas y se anuncia la instalación de tres guarniciones en la Amazonia y siete en otras zonas del país.
En Ecuador, McCaffrey conversó con el presidente Jamil Mahuad y jefes militares acerca de la utilización de la base aérea del puerto de Manta, donde Estados Unidos tiene un Puesto de Observación Avanzada para Operaciones Regionales Antidrogas.
McCaffrey destacó la importante ubicación geográfica de la base de Manta, en un punto central de la costa del Pacífico, para la estrategia regional contra la droga, que se basa en el combate al cultivo, procesamiento, transporte y distribución de sustancias prohibidas.
El funcionario advirtió que el retiro de las fuerzas estadounidenses de Panamá, a completarse a fines de este año, debilita el control de las actividades de los narcotraficantes, y se pretende restablecerlo con bases en Manta, Curazao, Aruba y Honduras.
Estados Unidos entregará el canal a la soberanía de Panamá el 31 de diciembre, en cumplimiento del tratado firmado en 1977, pero ya ha retirado la mayoría de sus tropas de ese país.
En caso de concretarse el convenio para que Estados Unidos use la base de Manta por 10 años, llegarían 200 hombres, entre agentes de la DEA (agencia federal antidrogas), miemrbos del servicio de guardacostas y soldados.
El proyecto de instalación de fuerzas de Estados Unidos en Manta tiene el aval del gobierno de Mahuad y la oposición del movimiento indígena, de la Iglesia Católica y de grupos de derechos humanos.
El gobierno ecuatoriano defiende tal destino para ese puerto sobre el océano Pacífico con el argumento de que servirá de respaldo a sus Fuerzas Armadas.
La religiosa Elsie Monge, presidenta de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, teme que Ecuador termine involucrado en estrategias continentales que "redefinen el papel de los ejércitos nacionales de la región" para el combate contra el narcotráfico y contra la guerrilla de Colombia. (FIN/IPS/kl/ff/ip/99