La Organización de las Naciones Unidas (ONU) admite su demora en aprobar una declaración que legitimaría los derechos de unos 300 millones de indígenas en todo el mundo.
Bacre Waly Ndiaye, director de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, afirmó que la adopción de la declaración de 10 páginas, que está en discusión por los estados miembros desde 1994, "tarda en llegar".
La demora es aún más crítica, agregó, considerando que las violaciones a los derechos de los indígenas están en el orden del día de la ONU desde 1972.
El único consuelo es que se está generalizando la opinión de que el desarrollo sustentable es imposible sin reconocer los derechos de los pueblos indígenas que viven en más de 70 países, dijo Ndiaye.
Uno de los artículos discutidos de la declaración da a los pueblos indígenas el derecho a la autonomía o al autogobierno en temas relacionados con asuntos internos y locales, incluso cultura, religión, educación, información, actividades económicas, salud, tierras y administración de recursos.
Además, según el Artículo 10, "los pueblos indígenas no serán obligados a abandonar sus tierras o territorios".
"No se realizarán reubicaciones sin el libre consentimiento e información de los pueblos indígenas involucrados y sin un acuerdo sobre una indemnización justa y, si es posible, con la opción de regresar", agrega.
Varios estados miembros, incluso Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda, sostienen que el tema de la soberanía nacional tiene precedencia sobre el derecho de la autodeterminación como se detalla en el Artículo 31 de la declaración.
Ndiaye dijo que las posiciones gubernamentales acerca de temas como la tierra y la autodeterminación son "cortas de vista". Muchos gobiernos consideran importante realizar perforaciones para buscar petróleo y oro en tierras que son "sagradas" para diversos grupos indígenas, que suman unos 5.000 en todo el mundo.
Según un informe de la ONU de 75 páginas divulgado en junio, en todas partes del mundo se impide a los pueblos indígenas continuar con sus propias formas de desarrollo, coherentes con sus propios valores, perspectivas e intereses.
"La concentración de amplios poderes legales, políticos y económicos en el Estado contribyó al problema del desarrollo y los derechos de los pueblos indígenas a tierras, territorios y recursos", de acuerdo con el informe.
En Belice, por ejemplo, se otorgaron 17 concesiones de explotación forestal a compañías extranjeras para cortar madera en los bosques donde los mayas vivieron siempre y de los que dependen para su subsistencia.
Los san o bosquimanos de algunos países de Africa enfrentan, entre otros problemas relacionados con la tierra, serias dificultades debido a la falta de legislación que regule la tenencia y el uso de la tierra.
En Papúa Nueva Guinea occidental (Irian occidental), el gobierno indonesio alentó la inmigración y establecimiento en tierras donde vivían pueblos indígenas.
"Este proceso causó un gran trastorno a los pueblos indígenas, que prácticamente los obligó a vivir en otros países", según el estudio de la ONU.
Como el gobierno de Filipinas es propietario de 62 por ciento del territorio del país, los pueblos indígenas son considerados intrusos en sus propias tierras, según la organización ambientalista Worldwatch Institute.
De acuerdo con el estudio de la ONU, se registran situaciones similares en India, Indonesia y Tailandia, mientras la mayoría de los países africanos reclaman todas las áreas boscosas.
En Nicaragua, el gobierno planificó un parque ambiental sin tener en cuenta a la población indígena que vivía en esa tierra.
El estudio también señaló que algunas actividades económicas específicas, incluso la prospección de petróleo y gas natural, el desarrollo de energía geotérmica, la minería, la construcción de represas, la explotación forestal, la agricultura y la ganadería, tienen un impacto negativo sobre los pueblos indígenas.
"Con frecuencia el desarrollo tiene lugar sin el consentimiento, la consulta, la participación ni el beneficio de los pueblos indígenas", señaló el informe.
Alfredo Steir Younis, del Banco Mundial, dijo el lunes en una conferencia que muchos pueblos indígenas no son solamente pobres sino que también son los más excluidos en el proceso de desarrollo y sufren discriminación en términos de derechos, propiedad, cultura, ciudadanía y falta de acceso a servicios.
Muchos países buscan el desarrollo sustentable, pero no habrá desarrollo sustentable hasta que no haya sustentabilidad cultural, dijo Steir Younis.
"Incorporar a los pueblos indígenas al desarrollo sustentable es fundamental en esta etapa, porque de otro modo es como construir una biblioteca y quemar los libros antes de leerlos". (FIN/IPS/tra-en/td/mk/at/aq/hd/99