El dirigente opositor Eloy Gutiérrez Menoyo concluyó esta semana su cuarta visita a Cuba desde que se exilió en 1986 sin lograr una entrevista con el presidente Fidel Castro, con quien esperaba reanudar un diálogo en procura de espacio legal para la disidencia interna.
Sin embargo, Gutiérrez Menoyo aseguró que no se desanimará y que insistirá en su propósito. "Si hay una extrema derecha que no se ha cansado con 40 años practicando la vía de la confrontación, yo tampoco", dijo.
"Me marcho sin poder retomar las riendas del diálogo, pero las retomaré en el próximo viaje", dijo el lunes Gutiérrez Menoyo, quien pasó 22 años en prisión luego de su insubordinación armada contra el gobierno de Castro, su antiguo compañero en la lucha para derrocar al régimen de Fulgencio Batista (1952-1958).
En entrevista con IPS, consideró "coherente y civilizada" la posición de Cambio Cubano, la organización que preside desde su creación en 1993 en Estados Unidos y que propugna el diálogo con las autoridades de la isla.
"Lo importante es sentarse a analizar las cosas. Si dejamos que prime la inteligencia, no la intolerancia, al final encontraremos soluciones y llegaremos a la conclusión de que podemos discrepar. Queremos lo mejor para este país", subrayó.
Gutiérrez Menoyo advirtió, sin embargo, que el camino del diálogo es espinoso y lleno de obstáculos, entre los cuales mencionó la "incomprensión y la falta de comunicación" de parte de las autoridades de la isla.
En su opinión, "sería formidable para el cierre de las páginas de la historia del propio Fidel Castro" que fuera él mismo quien diera comienzo a los cambios políticos, "única vía para que Cuba se reinserte en el mundo occidental".
Por otro lado, admitió que "la confrontación estadounidense con Cuba" tampoco contribuye al esfuerzo de su organización política, que también se opone al embargo vigente desde los años 60 contra La Habana.
Tras ser excarcelado en 1986 por gestiones del gobierno español, Gutiérrez Menoyo regresó a Cuba en junio de 1995. Sostuvo entonces una prolongada entrevista con Castro, a quien expresó su deseo de vivir en la isla.
Desde entonces, ha visitado en cuatro ocasiones la isla, donde, según asegura, puede "transitar por todo el territorio y hacer las entrevistas que quiera", pero sin lograr autorización para residir e instalar en suelo cubano una oficina de su grupo.
Su permanencia de unas tres semanas, en compañía de su esposa Gladys y los tres hijos del matrimonio, coincidió con los festejos del 46 aniversario del asalto al cuartel Moncada, fracaso militar rebelde que, no obstante, ayudó a Castro a fortalecer el movimiento que triunfó el 1 de enero de 1959.
En la celebración, el 26 de julio, el mandatario cubano desafió a Washington a lograr un acuerdo bilateral de lucha contra el narcotráfico que, en opinión de Gutiérrez Menoyo, sería muy beneficioso, pues la droga es "una plaga a nivel internacional".
Cuba tiene una posición estratégica para combatir el paso de la droga hacia Estados Unidos, en cuyo tránsito el Caribe es clave, afirmó el dirigente opositor, quien se manifestó "perfectamente de acuerdo" con Castro en ese sentido.
El presidente de Cambio Cubano consideró, en otro plano, que la migración constituye una preocupación compartida por Washington y La Habana.
"Ninguno de los dos países tiene interés en el rompimiento de los acuerdos" en la materia, suscritos en 1994 y 1995, "pero hay factores que conspiran", afirmó Gutiérrez Menoyo, para quien "determinados grupos poderosos económicamente" quieren crear conflictos en esa área.
Al respecto, sostuvo que la "realidad existente" en Cuba constituye un caldo de cultivo para la emigración, y consideró que "siempre está la amenaza de que se pueda producir un éxodo masivo que nadie quiere".
El dirigente detalló en ese sentido que Estados Unidos no estaría dispuesto a permitir una salida masiva desde Cuba, que, a su vez, tiene plena conciencia de que debe evitarlo, ya que podría traer entre ambos países "nuevas fricciones y mucho más violentas".
Gutiérrez Menoyo se mostró partidario de que resolver las diferencias de manera organizada y ordenada. "Aunque estamos en contra del sistema imperante en Cuba, no queremos la desestabilización ni la quiebra de este país", dijo.
A su juicio, una "confrontación sería dar el puntillazo final para perder el país", y Cambio Cubano no desea eso. "Ya el momento de la guerra terminó y, además, el Papa y todas las instituciones responsables están por la paz".
Respecto de la realización en La Habana, en noviembre, de la IX Cumbre Iberoamericana, consideró que los mandatarios asistentes "tendrán la oportunidad brillante de hacer llegar otro mensaje y otro lenguaje al pueblo de Cuba".
"Respeto las motivaciones de cada cual, pero hay que decir presente", apuntó, a una pregunta sobre la posible ausencia de algunos mandatarios en desacuerdo con el gobierno cubano.
En el plano personal, Gutiérrez Menoyo, dijo no guardar odio ni rencor por los años de encarcelamiento en Cuba. "Me tocó perder y punto", sentenció.
Durante su visita, se entrevistó con el cardenal Jaime Ortega, algunos embajadores y representantes de la oposición interna, que en su opinión no ha podido crecer y vertebrar un movimiento mayor debido a la carencia de un espacio legal. (FIN/IPS/pg/mj/ip hd/99