Los bosques desaparecen a una velocidad sin precedentes en los países pobres, pero podrían sobrevivir si disminuye el crecimiento de la población, sostiene un estudio divulgado en Estados Unidos.
El grupo Acción Internacional de Población (PAI) sostiene en su informe que el deseo de las mujeres de tener familias más pequeñas es uno de los factores más promisorios en cuanto a la conservación de los bosques.
La familia tipo pasó de cinco hijos por mujer, hace 30 años, a alrededor de tres, gracias al mayor acceso a servicios de planificación familiar.
El apoyo gubernamental e internacional dedicado a los programas destinados a potenciar a las mujeres y mejorar su salud y su educación servirá para reducir más aún las tasas de fertilidad, sobre todo en los países en desarrollo cuyos bosques desaparecen a una velocidad escalofriante, según el informe.
Cerca de la mitad de los bosques nativos, los que cubrían la Tierra luego de la última glaciación, desaparecieron, señalaron los autores de "El futuro de los bosques: Población, Consumo y Recursos Madereros".
La velocidad de la desaparición fue mayor en los últimos 150 años, durante los cuales la población se multiplicó por cuatro y pasó de 1.500 millones a 6.000 millones de habitantes.
Los bosques fueron talados para poder cultivar, para obtener madera y leña para cocinar, calentarse y fabricar papel. Dos estudios estadísticos ilustran el impacto que sufrieron con el aumento de la población.
En el último siglo, el consumo mundial de madera y leña se triplicó, y tuvo un crecimiento similar al de la población, según el informe. Al mismo tiempo, el consumo planetario por persona se mantuvo estable, e incluso decreció en los últimos años.
Además, la proporción de tierra forestada por persona disminuyó rápidamente al aumentar la población. La extensión de bosque por persona disminuyó a la mitad entre 1960 y 1995, de 1,2 hectáreas a 0,6, y disminuirá a 0,4 en el 2025 si se mantiene la tendencia de crecimiento demográfico y deforestación.
Unos 40 países, la mayoría pobres, tienen una superficie forestada de menos de 0,1 hectáreas por persona.
Los países donde escasea la superficie forestada padecen degradación del agua, inundaciones como las ocurridas en el sudeste asiático, en China y Corea del Sur, pérdida de plantas y animales, y escasez de madera, leña y papel, entre otros problemas.
"Casi una de cada tres personas (1.700 millones) viven en países con… muy pocos bosques, y si se mantiene la tendencia actual de deforestación, la cifra podría triplicarse a 4.600 millones en el 2025", advirtió el principal autor del informe, Tom Gardner-Outlaw.
Las regiones en mayor peligro son aquellas donde la población crece más: Africa subsahariana, Asia meridional y América Central.
Incluso en China e India, que lograron aumentar sus bosques en los últimos años, el crecimiento demográfico hizo disminuir la superficie forestada por persona.
El informe también señala que el consumo de madera es muy asimétrico. Un habitante de Estados Unidos consume 15 veces más madera y papel que un habitante de la mayoría de los países pobres.
Los países industrializados deberían conservar los bosques y reducir el consumo mediante el reciclaje de materiales, recomienda.
Sin embargo, eso no frenará la desaparición de los bosques del mundo en desarrollo, porque la mayor parte de la madera que se consume en el Norte procede de los árboles del Sur, explica el informe.
Los bosques se están expandiendo en buena parte del mundo industrializado, según el estudio. Entre 1990 y 1995, los países ricos forestaron unos nueve millones de hectáreas, lo cual equivale a la superficie de Hungría.
Pero durante ese mismo período se talaron 65 millones de hectáreas de bosque en los países pobres, una superficie equivalente a la de Afganistán.
En las últimas cuatro décadas, la superficie de bosques tropicales desaparecidos equivale a la mitad de Estados Unidos, mientras la población del mundo en desarrollo se duplicó.
El factor principal de la desaparición de los bosques es el aumento de la demanda de tierras cultivables, sobre todo en Africa, Asia y América Latina.
La tradicional quema de bosques con fines agrícolas fue sustentable mientras la densidad de la población era mucho menor. Ahora, la agricultura comercial y las áreas de pastoreo se convirtieron en un importante factor de pérdida de tierra forestada.
La explotación comercial de los bosques tropicales se duplicó desde 1960, y es responsable de la pérdida anual de casi un tercio del área forestada en los países pobres, una superficie que equivale casi a la de Sri Lanka.
La explotación forestal también abre caminos que atraviesan los bosques, a los que pronto llegan agricultores pobres, sin tierras.
Así mismo, cerca de 3.000 millones de personas, casi todas habitantes de los países en desarrollo, dependen de la madera, que es su principal fuente de energía para cocinar y calentarse.
Más de la mitad de la madera producida cada año se quema como combustible, revela el informe.
La carencia de leña para combustible y de madera en general, como recurso sustentable, afecta a países como Pakistán y Bangladesh, que tienen poca superficie forestada, o Nepal, cuyos escasos bosques son rápidamente devastados.
Las responsables de conseguir madera para consumo en los hogares del mundo en desarrollo suelen ser las mujeres y las niñas, explica el informe.
Las mujeres caminan enormes distancias para conseguir leña, lo cual perjudica su salud e impide que contribuyan con el bienestar económico de la familia de maneras más eficientes. Con frecuencia las niñas deben abandonar los estudios para ayudar a su madre.
La escasez de bosques hace peligrar el uso del papel en la educación, un elemento clave para el desarrollo económico de los países pobres, revela el estudio.
Cuatro de cada cinco personas no tienen la cantidad de papel o los materiales de lectura que necesitan para acceder a niveles básicos de alfabetización y comunicación, lo cual los convierte en víctimas de la "brecha del papel" que hay entre los países ricos y los pobres. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ceb/aq/en-pr/99