Pequeñas centrales, biomasa y conservación de energía son más viables en América Latina que los grandes proyectos hidroelétricos, sostuvieron expertos en una reunión de la Comisión Mundial de Represas realizada en esta ciudad brasileña.
Las experiencias son aún incipientes, pero ya despiertan el interés de las empresas y de órganos oficiales de gestión energética.
La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL), recién creada para regulación y control del sector en Brasil, promueve estudios técnicos sobre las pequeñas centrales hidroléctricas, que podrán ser incluidas en los planes gubernamentales.
De los 260 gigavatios de potencialidad hídrica aún existente en el país, al menos 40 o 50 pueden ser aprovechados en los próximos 10 o 15 años, por medio de pequeñas unidades, según Marcos Freitas, superintendente de Recursos Hídricos de ANEEL .
"Entre las centrales que se pretende construir, se habla de más de 400 planificadas hasta el 2015, muchas serán de tamaño reducido", aseguró Freitas.
Las pequeñas y micro hidroeléctricas, además de atenuar los impactos negativos, como inundación de bosques y desalojo de pobladores aledaños, representan riesgos menores, aprovechan caídas naturales de los ríos, con pequeños embalses, y exigen obras menos complejas, arguyeron los expertos.
Según el físico y ex ministro de Educación brasileño José Goldemberg, único miembro latinoamericano de la Comisión Mundial de Represas (CMR), estas cuestiones técnicas ya son muy discutidas en América del Sur y deberían estimular a los gobiernos y empresas a evaluar seriamente las opciones.
Las alternativas responden incluso al factor tiempo. En Brasil, por ejemplo, la capacidad eléctrica instalada, de 63 gigavatios, está practicamente agotada y exige una ampliación urgente, de dificil solución por los grandes proyectos, demasiado demorados, señaló Goldemberg.
La rapidez con que es posible poner en operación una pequeña central es una de las ventajas destacadas por otros miembros de la CMR.
En Colombia hay experiencias puntuales con esas características, pero no se extendieron a otras partes.
La concentración de los proyectos hidroeléctricos en la noroccidental provincia de Antioquia limitó el avance del debate sobre alternativas energéticas, señaló la socióloga Margarita Rosa de Castro Illera, asesora de la presidencia de la Empresa Urrá S.A., que administra la central del mismo nombre.
Además, en la región amazónica de Colombia está paralizado el desarrollo energético, tanto convencional como alternativo, a causa de los conflictos con los guerrilleros. Si no fuera por "la recesión econmica, seguramente habría un fuerte déficit energético en el país", comentó la experta.
Algunas tecnologías alternativas de generación de energía también provocan daños ambientales, recordó Philip Fearnside, del Instituto Nacional de Investigaciones del Amazonia (INPA) de Brasil.
"Pero la biomasa, con una buena gestión de sus varias matrices, puede ser una buena opción en determinadas regiones", añadió el investigador estadounidense, quien trabaja desde hace muchos años en la Amazonia brasileña.
Mencionó como ejemplos la sustitución del carbón vegetal por el mineral en las grandes plantas siderúrgicas y el aprovechamiento de los desechos de la caña de azúcar, materia prima abundante en Brasil.
Además, una política que promueva la producción de bienes que consumen menos energía, tal como ocurre en los países más desarrollados, atenuaría mucho los problemas, observó Fearnside.
Celio Bermann, de la Universidad de Sao Paulo, destacó la necesidad de actualizar técnicamente las centrales existentes y apuntó que en Brasil "muchas ya tienen muchos años de operación y podrían generar hasta 20 por ciento más de la energía producida actualmente".
También empresarios participantes en la Consulta latinoamericana de la CMR se revelaron sensibles a la revisión del modelo de grandes represas.
Goran Lindhal, presidente mundial de Asea Brown Boveri (ABB) y miembro de la Comisión, dijo que su empresa se empeña en impulsar nuevas tecnologías energéticas.
La atención a las cuestiones ambientales y sociales puede lograrse en conjunto con la respuesta a las demandas energéticas que aún son intensas en muchos países, declaró Lindhal.
Como la energía representa sólo cinco por ciento de los negocios de ABB, Lindhal considera que la empresa puede dedicarse a alternativas, al no estar comprometida con "el mercado convencional" del sector.
La posibilidad inmediata es la producción de equipos para pequeñas hidroeléctricas y otras fuentes de generación, señaló el presidente de ABB. (FIN/IPS/gl-mo/ag/en/99