SUDAFRICA: Sindicatos organizan protestas por desempleo

El Congreso de Sindicatos de Sudáfrica (Cosatu) y otras federaciones sindicales realizan una serie de huelgas en protesta contra la masiva pérdida de empleos, en especial en la industria minera.

La medida fue anunciada el pasado viernes 16, exactamente un mes después de la asunción del presidente Thabo Mbeki.

Grupos de mineros y sus familias marcharon el sábado hacia las embajadas de Gran Bretaña y Suiza para protestar por la venta de sus reservas de oro, a la que consideran en gran parte responsable por la ola de despidos en la industria de la explotación del metal.

Se prevé que unos 11.500 mineros perderán su empleo, además de los 350.000 despedidos desde 1987.

Trabajadores de la vestimenta y la industria textil también realizaron este lunes una cadena humana en diversas ciudades para presionar al gobierno a que demore cuatro años su reducción anual de aranceles aduaneros.

Sólo el año pasado, 20.000 trabajadores del cuero, los textiles y la vestimenta perdieron su empleo debido a la quiebra de empresas locales, incapaces de enfrentar la competencia de las importaciones baratas.

Tras un período de relativa paz laboral en los últimos cinco años, las calles de Sudáfrica se volvieron a llenar de obreros en protesta. El derecho a la huelga y a la protesta está consagrado en la nueva Constitución.

La última ola de despidos se suma a la pérdida de 500.000 empleos en los últimos cuatro años.

Varios economistas advirtieron que los nuevos despidos terminarán con la última fuente de sustento de muchas familias. Se estima que en Sudáfrica cada asalariado mantiene en promedio a ocho adultos.

"La actual situación representa la peor crisis económica de las últimas décadas", destacó Zwelinzima Vavi, líder de Cosatu, quien demandó una reevaluación de la estrategia nacional sobre crecimiento, empleo y redistribución (Gear).

Gear es una estrategia macroeconómica establecida hace tres años que compromete a Sudáfrica a reducir su déficit presupuestal en 3,5 por ciento mediante la contención del gasto público.

Como resultado de esa contención, sumada a la presión para realizar privatizaciones, se prevé la pérdida de unos 25.000 empleos en el sector público, con 1,1 millones de funcionarios.

Gear representó el pasaporte de Sudáfrica a la economía mundial, y recibió elogios de instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

De acuerdo con su estrategia macroeconómica, Sudáfrica redujo sus aranceles aduaneros por debajo de los objetivos fijados por la OMC.

Por un lado, Gear rindió sus frutos. Las tasas de interés cayeron y el país se aseguró un acuerdo comercial y de desarrollo único con la Unión Europea al demostrar su voluntad de acatar las reglas de juego del comercio mundial.

Pero por otro lado, Gear resultó una medicina amarga para una democracia en cierne. Las reducciones arancelarias perjudicaron o causaron el cierre de industrias como el acero, la ingeniería, la vestimenta y los textiles, que no pueden competir con el precio de los productos importados.

A esto se suman las repercusiones de la crisis asiática y la decisión del FMI de vender su excedente de oro para financiar el alivio de la deuda externa de los países más pobres del mundo, lo que hizo caer en picada el precio del metal precioso, exportación tradicional de este país.

Así, Sudáfrica aprende rápidamente las dificultades de ser un actor pequeño en una economía globalizada.

En el ámbito nacional, la red social se debilitó por el recorte del gasto público. Las programas de alivio de la pobreza apenas se mantienen, mientras los precios de las cuotas escolares aumentan y el cuidado de la salud es mínimo.

Los sindicatos están indignados. "Las estadísticas marcan hasta qué punto 'la recuperación de la economía' es una buena noticia para los mercados, pero no para los trabajadores", señaló Vavi.

Cosatu integra una alianza política con el gobernante Congreso Nacional Africano, pero esa unidad se está fracturando debido a diferencias sobre la política económica.

Ahora, aunque informalmente, una alianza de tres federaciones sindicales planea su propia estrategia. Al programa de "acción masiva" de Cosatu se unieron el Consejo Nacional de Sindicatos (Nactu) y la Federación de Sindicatos de Sudáfrica (Fedusa).

Juntas, las tres coaliciones tienen más de dos millones de miembros, y cada una anunció al gobierno su plan de organizar una huelga general en protesta por la crisis del desempleo.

Las federaciones representan un bloque de poder que Mbeki no puede ignorar. Por el resto de este año, el debate político en Sudáfrica se concentrará en su pelea. (FIN/IPS/tra-en/fk/mn/mlm/lb/99

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