SUDAFRICA: Minas cierran tras venta de oro de Gran Bretaña

La industria minera de Sudáfrica sintió de inmediato las repercusiones cuando el Banco de Inglaterra comenzó a vender 15 toneladas de sus reservas de oro, esta semana.

Una de las más antiguas compañías mineras de este país, East Rand Proprietary Mines, cerró sus puertas, incapaz de sostenerse ante el alicaído precio del metal, que tiende a desvalorizarse cada vez más.

Para este jueves, el oro se vendía a sólo 256 dólares la onza, tras haber alcanzado una cotización récord de 846,6 dólares en 1980.

East Rand empleaba a unos 5.000 mineros. Empresarios de la industria advirtieron que se perderán otros 11.500 puestos de trabajo si se cierran más minas.

Sudáfrica aprendió así esta semana que lo que se suele denominar "la economía global sin costura" está, en realidad, cosida de manera muy apretada.

El remate del oro del Banco de Inglaterra siguió al anuncio del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la venta de su excedente del metal para financiar un plan de reducción de la deuda externa de los países más pobres.

La decisión del FMI amenaza a muchas de las economías que pretende ayudar, dado que muchos países pobres altamente endeudados beneficiarios de la reducción son productores de oro y sufrirán un destino similar al de Sudáfrica.

La crisis del oro sigue a la crisis monetaria del año pasado, cuando la caída de la moneda sudafricana, el rand, provocó un aumento récord en las tasas de interés. Justo cuando éstas comenzaban a disminuir, la economía nacional sufre otro revés.

El gobierno consideró "incomprensible e inaceptable" que Gran Bretaña no haya consultado con Sudáfrica sobre la venta del oro, ya que ésta "arruina los objetivos que dice perseguir".

La economía sudafricana está construida sobre el oro, pero la contribución del mineral al producto interno bruto ha caído constantemente en los últimos 10 años, en parte porque puede explotarse a menor costo en otras partes de Africa y en nuevas minas de América del Sur.

Pero la principal razón es que, en una economía globalizada, el oro ya no se necesita como reserva de riqueza. En consecuencia, los bancos centrales de Australia, Bélgica y Holanda pusieron su oro a la venta hace ya varios años.

Sudáfrica no se opone a las ventas inspiradas por el FMI, sino a sus dimensiones y a la fanfarria con que se anuncian, ya que esto estimula la especulación y la caída del precio del oro.

Los remates del metal precioso arruinaron todos los esfuerzos de marketing del Consejo Mundial del Oro.

Este sábado, funcionarios de gobierno, sindicalistas y empresarios de Sudáfrica iniciarán una gira por capitales europeas en un intento por suspender nuevas ventas hasta que finalicen las negociaciones.

La ministra de Minería y Energía, Phumzile Mlambo Ngcuka, encabezará la delegación, que podría incluir representantes de otros países africanos productores de oro, como Malí, Ghana y Tanzania.

"El lunes llegaremos a Londres, y luego iremos a Francia, Alemania y Suiza", anunció Ngcuka.

Los delegados explicarán a banqueros y empresarios que el oro no ha perdido su brillo y que el mercado del metal está creciendo, especialmente en India y en algunos países de Asia meridional.

Mientras, miles de mineros de Sudáfrica desharán el camino andado por sus abuelos hace un siglo, cuando unos 100.000 hombres de Africa austral llegaron a lo que hoy es Johannesburgo para extraer el oro recién descubierto, trabajando en condiciones infrahumanas a cambio de un salario que les permitiera subsistir.

Los que aún tienen el privilegio de trabajar esperan que los delegados que partirán de Johannesburgo este sábado convenzan a los mandarines de la economía mundial de considerar el efecto que un acto en una parte del mundo tiene sobre los ciudadanos del otro extremo. (FIN/IPS/tra-en/fk/mn/mlm/if-lb/99

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