La Organización de las Naciones Unidas (ONU) alabó el acuerdo de paz que firmaron el gobierno y los rebeldes de Sierra Leona en Togo, pero criticó la amnistía otorgada al insurgente Frente Revolucionario Unido (RUF).
La ONU rechazó la amnistía aunque su enviado Francis Okelo firmó el acuerdo de paz el miércoles en Lomé, junto con el presidente de Sierra Leona, Ahmed Tejan Kabbah, y el líder del RUF, Foday Sankoh.
El portavoz del foro mundial Manoel de Almeida e Silva dijo que en un agregado al acuerdo la ONU rechazó la amnistía en todo lo que concierne a "graves violaciones de los derechos humanos".
Funcionarios de la ONU concuerdan con organizaciones de derechos humanos que el RUF perpetró graves violaciones de derechos humanos, incluso masacres de partidarios del gobierno.
"Algunas de las brutalidades que ocurren (en Sierra Leona) no son aceptables en una sociedad civilizada, y la sociedad no permanecerá ciega ante ese hecho", declaró el secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien visitó al país africano este jueves.
"Así que cuando hablo de paz y recalco que quizá no sea perfecta, eso no significa que debamos ignorar el aspecto de la justicia", dijo.
Pero Almeida e Silva reconoció que Sierra Leona tiene el "derecho soberano" de otorgar la amnistía al RUF, y que la ONU aceptará el acuerdo de Lomé que pondría fin a los ocho años de guerra civil.
"Nos queda claro que el acuerdo es una solución política a años de sufrimiento y destrucción", dijo. Almeida e Silva agregó que la ONU ayudará a aplicar el pacto, pero que ambos bandos en conflicto deben cumplir los compromisos asumidos.
Varios grupos de derechos humanos criticaron el acuerdo de Lomé patrocinado por la ONU.
"Las atrocidades en Sierra Leona conmocionaron al mundo. La ONU no debe patrocinar un acuerdo de paz que hace como si nunca hubieran ocurrido", dijo el director ejecutivo de Human Rights Watch Africa, Peter Takirambudde.
El acuerdo da a los rebeldes cuatro ministerios y anula la sentencia de muerte contra Sankoh, quien fuera condenado por traición el año pasado, acusado de orquestar un golpe de Estado contra Tejan Kabbah.
Pero portavoces insurgentes anunciaron que el RUF no entregará las armas, como exige el acuerdo de Lomé, bajo supervisión de Ecomog, la fuerza de paz regional liderada por Nigeria.
Fuentes en Sierra Leona dijeron a HRW que dudan que los rebeldes, notorios por haber amputado brazos y piernas a supuestos opositores, cumplan con lo acordado.
El RUF violó un acuerdo anterior firmado en 1996 en la capital de Nigeria.
Pero Annan y otros funcionarios insisten que, a pesar de todas sus fallas, el acuerdo ofrece la posibilidad de poner fin a la guerra entre fuerzas del gobierno y de Ecomog por un lado y la alianza del RUF y de ex elementos del ejército por el otro.
La ONU calcula que la guerra obligó a 2,5 millones de personas a huir de sus casas, y la cantidad de muertos, aunque no se considera oficial, se estima en decenas de miles.
Ecomog logró que Tejan Kabbah recuperara el poder un año después de haber sido derrocado, pero como los rebeldes controlan las zonas diamantíferas del este del país, no ha sido fácil derrotarlos completamente.
El RUF intensificó su campaña en Freetown en enero y amenazó con tomar represalias si Sankoh era ejecutado.
El miércoles, Annan dijo en Senegal que la ONU apoyaría las gestiones de paz y reconciliación, aunque no fueran perfectas. En las próximas semanas, el foro mundial aumentará a 3.000 los efectivos de la Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Sierra Leona.
"No es una situación perfecta, no es un mundo perfecto. Es todo lo que pudimos hacer", reconoció Almeida e Silva. (FIN/IPS/tra-en/ms-fah/fah/aq/ip/99