La transferencia del canal interocéanico a Panamá, que Estados Unidos debe realizar a fines de este año, será un acontecimiento tanto o más importante que la devolución de Hong Kong a China, según cree el sociólogo panameño Raúl Leis.
Catedrático de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, Leis ha sido creador de espacios de reflexión y acción. Fundador en 1977 del Centro de Estudios y Capacitación Social, también participó en la publicación de un semanario y de una revista mensual.
En 1994 fundó el movimiento político Papa Egoró junto con el músico y actor Rubén Blades, y actualmente coordina el proyecto "Panamá Visión 2020", auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Ese proyecto, que es apoyado por 15 partidos políticos y más de 40 organizaciones de la sociedad civil, tiene el objetivo de lograr en 21 años el desarrollo económico y social del país..
En opinión de Leis, el siglo XXI será el siglo de la equidad. Aunque la tendencia hacia el diálogo y la superación pacífica de los conflictos convivirá con el impulso remanente a las soluciones de fuerza, demostrado en la ofensiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia.
IPS: ¿Qué perspectivas presenta para Panamá la recuperación del canal, prevista para el 31 de diciembre de este año? ¿Cómo recibirá este país un bien de tanta importancia política, económica y hasta estratégica?
LEIS: La magnitud de lo que va a pasar aquí el 31 de diciembre equivale o es más que lo que significó la devolución de Hong Kong a China.
Para mí, en términos proporcionales, ésto es más importante, porque se trata de la transferencia de un bien de un país del Primer Mundo a otro, del Tercer Mundo, con las caracteristicas que tiene el canal de Panamá desde el punto de vista económico y militar.
El asunto es cómo se incorpora el canal (a Panamá). Si desde el punto de vista económico se incorpora de acuerdo con una estrategia neoliberal, sería una reversión (transferencia) excluyente. Se sumaría a la brecha entre lo que más tienen y los que menos tienen.
Pero la reversión puede ser el pivot de un nuevo modelo económico, de una nueva manera de abrir relaciones económicas diferentes. Una especie de llave que en el área económica permite ambas opciones. Todo depende de la sabiduría y la voluntad política de los panameños para hacerla.
La transferencia del canal también permitirá a Panamá entrar en el siglo XXI con un territorio integrado, con una sola bandera, algo por lo que la mayoría de los países ya pasaron, ya tienen siglos de tenerlo.
Y por otra parte, el país llegará desmilitarizado al próximo siglo. No solamente sin ejército propio, sino también sin ejércitos de afuera. Panamá será un país sin ejércitos, sin militarismo ni militarización, sin bases ni cuarteles.
IPS: ¿Qué influencia tendrá ese hecho en la región?
LEIS: En América Central refuerza el polo de los países desmilitarizados. Incluso geográficamente, porque Panamá y Costa Rica (que tampoco tiene ejército) están juntos.
Hacia el sur de Panamá el asunto es más complejo, porque la influencia de un pequeño país sobre países medianos y grandes no es tanta como en primer caso. Panamá debe tener capacidad de interlocutor y mirar más acuciosamente al sur y entender su propia problemática, su pasado histórico bolivariano.
Pero el caso de (la guerra de) Kosovo me llevó a reflexionar sobre el tratado de neutralidad del canal. Si por el problema de una provincia separatista y una situación étnica se actúa así, ¿que sucedería con un canal que es mucho más importante que esa región, si lo vemos a nivel mundial, y con un tratado que permite la intervención unilateral en caso de conflicto?
Cuando se dice que eso no va a ocurrir porque la humanidad ha cambiado, recuerdo la invasión (de Estados Unidos) a Panamá en 1989. Se decía que ya las intervenciones habían terminado, y sin embargo, la invasión se produjo. Pienso que el antecedente de Kosovo es peligroso para Panamá.
Los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia demostraron que no hemos desistido todavía de las soluciones de fuerza. La guerra de Yugoslavia puso en pugna los valores de la paz y la coexistencia con un sentido guerrerista, de la muerte. Es la fuerza de la luz contra las tinieblas.
Esto se basa sobretodo en el manejo del poder. El manejo del poder es lo que da la capacidad de decidir conflictos. Si las decisiones se tomaran por consenso, por reflexión, estas cosas no ocurrirían.
IPS: ¿Cuál es entonces, su impresión sobre el futuro inmediato, sobre los primeros momentos del próximo siglo?
LEIS: Hay dos posibilidades. La primera es que continúe lo que ya tenemos en este momento, en que los cambios de fecha son simplemente simbólicos y sin ninguna ruptura. Es decir, que persistan las tendencias de los últimos años.
Por otra parte, y sin que eso signifique el cambio mágico de una fecha, también hay elementos positivos, que ya se están dando y pueden profundizarse.
IPS: ¿Cuáles son esos factores?
LEIS: El sentimiento de identidad creciente de las personas con temas como el ambiental. Hay un nuevo escalofrío, que supone no solamente ser ecologista o no ser ecologista, sino una mayor sensibilidad hacia las cosas que nos rodean.
También vemos una creciente tendencia a renunciar a las formas tradicionales de violencia de comportamiento. Hay una tendencia a armonizar o de intentar armonizar los conflictos y buscar salidas más humanistas.
Igual ocurre con el caso de la mujer. Se observa un reconocimiento de los valores de género. O sea, hay un conjunto de valores que, según creo, tendrán más oportunidades de desarrollarse.
Pero esas tendencias positivas estarán en relación dialéctica con lo otro, con el impulso hacia el empleo de la fuerza que aún subsiste, como lo vimos en el conflicto de Yugoslavia.
IPS: ¿Cómo puede resolverse la contradicción entre crecimiento económico y crecimiento paralelo de la pobreza?
LEIS: Creo que hay un agotamiento de esta política (neoliberal). Incluso funcionarios de muy alto nivel de los bancos, de las entidades financieras y de los estados afirman que ya no se puede llevar la economía de la manera como se ha hecho hasta ahora, a golpe de ajuste, y creo que eso va a abrir una brecha, una cierta flexibilidad.
Por otra parte, a pesar que no hay una alternativa viable, clara, que permita señalar otro camino, se observa inquietud en el campo político y económico, incluso entre empresarios no favorecidos por el neliberalismo.
Es decir, se intenta poner en marcha un movimiento en busca de alternativas, que deben surgir de una concertación a la vez interna y global. No hay que sentarse de brazos cruzados, por suponer que no se puede hacer nada en el plano interno, y esperar condiciones internacionales para cambiar.
Se debe avanzar en los aspectos posibles y viables en cada país, al mismo tiempo que se busca concertación en el plano internacional para el cambio.
Yo creo que el próximo siglo va a ser el siglo de la equidad. Esta misma situación de un mundo cada vez más poblado, con sectores excluidos, nos lleva a un enfrentamiento, a un estallido, o a soluciones de equidad.
De equidad en tres aspectos fundamentales: equidad de raza o étnica, equidad desde el punto de vista de género y equidad de clase. Si estas tres modalidades no se orquestan adecuadamente, el problema no se resuelve.
IPS: ¿Eso está relacionado con la gobernabilidad?
LEIS: Sí. Pero la gobernabilidad no existe si no es democrática. El poder será más fuerte si es democrático y se basa en relaciones de equidad. La sociedad debe ser más dialogante, porque de otra manera se podría llegar a niveles de enfrentamiento que pondrían en riesgo la gobernabilidad.
Es un problema de seguridad democrática, no es una opción religiosa o ética solamente.
Debemos crear las condiciones para lograr el consenso y el diálogo. Hay que comprender esa necesidad, pues de otro modo, pasaremos por el enfrentamiento. Por esa vía también se impondría finalmente el diálogo, aunque sobre la destrucción.
Yo creo en la lucha pacífica y la difusión de los valores. Creo que los valores tienen un gran efecto subversivo, en el buen sentido de la palabra. (FIN/IPS/sh/ff/ip/99