/REPETICION/ GUATEMALA: Arzú y Zedillo cierran drama de refugiados en México

Los presidentes Ernesto Zedillo, de México, y Alvaro Arzú, de Guatemala, pusieron punto final al proceso de repatriación de miles de indígenas guatemaltecos que habían hallado refugio en territorio mexicano durante más de dos decenios.

En una ceremonia a la que asistió como testigo de honor la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la japonesa Sadako Ogata, Zedillo entregó el miércoles cartas de naturalización a 900 guatemaltecos que decidieron radicarse definitivamente en México.

Arzú calificó el acto de "histórico" y agradeció al gobierno de México la actitud mostrada frente al problema que significó la llegada de indígenas guatemaltecos a tres estados del sureste mexicano.

En la localidad de Santo Domingo Kest, en el estado de Campeche, Zedillo afirmó que es su obligación respetar los derechos humanos de los inmigrantes, del mismo modo que México exige la protección de sus ciudadanos radicados en el extranjero.

Ogata destacó el trato satisfactorio otorgado a los refugiados guatemaltecos en el sur de México.

El 24 de junio partió desde Comitán, Chiapas, el último grupo de personas que optó por retornar a su lugar de origen en Guatemala, donde en diciembre de 1996 concluyeron 36 años de guerra civil.

Un total de 189 guatemaltecos, la mayoría niños y jóvenes nacidos en México, abandonaron en esa fecha sus refugios en los estados de Campeche, Chiapas y Quintana Roo, en el marco del programa oficial de retorno voluntario implementado a partir de 1994.

Desde el inicio de la repatriación voluntaria, 42.659 guatemaltecos se despojaron de la condición de refugiados y regresaron a su tierra natal.

El número de refugiados que regresó a su país tuvo un importante aumento a partir de 1996, con la firma de la paz entre el gobierno de Guatemala y la entonces guerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca.

Oficialmente, el 25 de junio la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y ACNUR cancelaron la ayuda a la población desplazada de origen guatemalteco.

La suspensión de la asistencia significó que unos 23.000 guatemaltecos que optaron por permanecer en México, dejarán de percibir la asistencia equivalente a 20 dólares a la semana.

El gobierno mexicano y ACNUR invirtieron más de 100 millones de dólares en obras de asistencia humanitaria, que incluyeron la entrega de tierras y diversos proyectos de desarrollo a favor de los refugiados guatemaltecos.

La Subsecretaría de Población y Servicios Migratorios confirmó que los guatemaltecos que se quedaron a vivir en México de manera definitiva permanecerán en este país como ciudadanos comunes o en calidad de inmigrantes.

Cincuenta y tres por ciento de los guatemaltecos que permanecerán en este país son nacidos en territorio mexicano de padres refugiados, lo que les otorga la doble nacionalidad por derecho de suelo, por un lado, y de sangre, por otro.

"El programa mexicano, que les ha dado refugio ayudándolos a regresar a su país y también invitándolos a hacerse ciudadanos, nos parece altamente positivo. Espero que esa experiencia se refleje en el tipo de programas que lanzaremos en otras partes en el futuro inmediato", subrayó Ogata.

Los refugiados guatemaltecos "deben sentirse muy complacidos de haber tenido opciones", destacó la conductora de ACNUR, quien recordó que "en muchos lugares los desplazados no tienen oportunidad de elegir".

A lo largo del proceso de repatriación, ACNUR valoró la forma como México afrontó el arribo de miles de indígenas guatemaltecos, a quienes integró como nacionales o inmigrantes. Tradicionalmente, los refugiados son repatriados aun cuando existan condiciones de guerra en sus lugares de origen.

No obstante, la vida de miles de indígenas guatemaltecos en suelo mexicano no fue fácil, pues compartieron las condiciones de vida de la población autóctona que habita el sudeste de este país.

En 94 de los 111 municipios de Chiapas existen condiciones de marginación "alta" o "muy alta", según informes oficiales.

En ese conflictivo estado, donde la pobreza fue terreno fértil para el nacimiento hace cinco años de un movimiento guerrillero, 82,24 por ciento de los indígenas no completaron sus estudios primarios.

Sin embargo, los refugiados guatemaltecos que emigraron a esa región de México salvaron la vida. La violencia en Guatemala dejó un saldo de 150.000 muertos y 50.000 desaparecidos, según organizaciones de derechos humanos. (FIN/IPS/pf/mj/ip hd pr/99

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