MERCOSUR: Argentina y Brasil dispuestos a dirimir conflictos

Argentina y Brasil se disponen a restar dramatismo a los conflictos y a negociar, aquejados por crisis económicas que son la causa de sus cada vez más frecuentes tironeos en el Mercosur.

Aun antes de que Brasil devaluara su moneda en enero, la caída en la actividad en ese país ya permitía a los analistas prever para este año una merma en las exportaciones de Argentina que redundaría en una desaceleración de la economía de este país.

Muchos economistas también vaticinaban el surgimiento de frentes proteccionistas en ambos países para defender el empleo y la producción nacionales y una consecuente y coyuntural subestimación del Mercosur (Mercado Común del Sur) como bloque estratégico para el desarrollo de los socios.

Por el momento, la última pelea, que comenzó el viernes por la adopción de medidas proteccionistas en Argentina, ingresó en un cuarto intermedio hasta el 4 de agosto, cuando los negociadores se reúnan en Montevideo para plantear sus argumentos.

La escalada de amenazas de Brasil por la protección que dispuso Argentina a sectores industriales es aun más escandalosa que las acusaciones de Argentina por los incentivos a la radicación de fábricas de automóviles y las trabas paraarancelarias a las importaciones dispuestos por Brasil.

En el fondo, la discusión es por la desaceleración de las economías de los dos países, que tuvo su pico de máxima tensión en enero cuando se devaluó el real, por el efecto indirecto sobre la economía brasileña de la crisis del sudeste asiático y la de Rusia.

En un primer momento, la depreciación puso a la defensiva a los exportadores argentinos, que colocan 30 por ciento de sus ventas en ese mercado. Pero en los últimos meses se sumaron las quejas de industriales argentinos dedicados al mercado interno, debido a la competencia de las importaciones de Brasil.

Los fabricantes de calzado y textiles aseguran que la entrada de productos de Brasil a precios reducidos por la devaluación del real atenta contra sus productos y los obliga a cerrar sus fábricas y a despedir personal en momentos en que sube el desempleo.

El Mercosur, al que también pertenecen Uruguay y Paraguay, es un mercado de 200 millones de personas, cuyo producto interno bruto equivale a 80 por ciento del de toda América del Sur. Cuando los consumidores se repliegan, se desata la pelea.

Brasil advirtió el lunes que interrumpiría las negociaciones con Argentina por la decisión de este país de poner cupos a la importación de textiles de algodón y de reglamentar una norma de la Asociación Latinoamericana de Integración de 1987 para aplicar salvaguardias respecto de cualquier producto amenazado.

El canciller argentino Guido Di Tella consideró que no se debe reaccionar con histeria, y explicó que las medidas, a las que el gobierno defenderá en Montevideo el 4 de agosto, son una respuesta de corte tan proteccionista como la decisión brasileña de devaluar.

Otros funcionarios y representantes del sector privado recordaron, junto con la depreciación, otras decisiones de Brasil que alteran las reglas de la competencia dentro del Mercosur, como las últimas trabas paraarancelarias a las importaciones o los incentivos otorgados a la firma automotriz Ford.

El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, benefició a Ford con un incentivo fiscal equivalente a casi 1.000 millones de dólares, pese al compromiso entre los dos países para evitar esa práctica destinada a captar inversiones, habitual hasta ahora en el socio mayor del Mercosur.

Los analistas que siguen de cerca la marcha de las negociaciones y toman la temperatura a las reuniones internas aseguran que el clima, ya de por sí no muy propicio en lo económico, se enrarece aun más por cuestiones políticas nacionales y externas.

Argentina se encamina hacia las elecciones presidenciales de octubre, en un proceso que causa una acumulación de demandas al gobierno de Carlos Menem por un lado.

En este escenario de crisis y presiones, Menem parecería dispuesto a ceder algunos favores al empresariado, renunciando de hecho a privilegiar los acuerdos en el bloque, al menos en estos últimos meses de gestión.

Este mismo descuido advierten los observadores y la oposición en asuntos de política exterior, como la guerra civil de Colombia. Menem se manifestó dispuesto a respaldar una eventual intervención de Estados Unidos, contrariando la actitud expresada por Brasil de mantenerse al margen.

Del mismo modo, Argentina expresó interés en ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), aspiración que causó el enojo de Brasil, que pretende mantener una exposición internacional acorde al tamaño de su economía.

En medio de la tormenta, abundan las sobreactuaciones y los enojos que llegan a los titulares de los periódicos, desde donde generan más polémica. Pero quienes conocen el proceso desde su origen creen que no es para tanto.

Como un matrimonio en crisis, con problemas de uno y otro lado, las peleas están en el orden del día, pero la voluntad de integración de los dos países, sostenida por una red de mutuos intereses económicos y políticos, parece todavía una malla muy dura de cortar. (FIN/IPS/mv/mj/ip if/88

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe