Las explosiones que obligaron esta semana a cerrar durante los próximos meses una refinería de aluminio en Estados Unidos causan graves daños económicos y sociales a Jamaica, uno de los principales productores de bauxita del mundo.
El gobierno se apresuró a minimizar sus pérdidas, pero el incidente dejó en evidencia que la economía de Jamaica depende en exceso de algunos sectores clave, para preocupación de empresarios y políticos.
Los estallidos registrados el lunes en la fábrica de aluminio de Kaiser, cerca de Grammercy, en el estado de Lousiana, Estados Unidos, hirió a 20 obreros y afectó a docenas de residentes. Como resultado, es posible que la fábrica permanecerá cerrada seis meses.
Las consecuencias económicas fueron severas para esta isla caribeña, donde la Compañía de Bauxita Kaiser Jamaica fleta por vía marítima 60 por ciento de su producción a la fábrica de Lousiana.
"La clausura de la refinería de Grammercy causará una importante reducción de la producción de bauxita en Kaiser Jamaica, al menos por el resto de 1999", declaró el ministro de Minería, Robert Pickersgill.
"La refinería es la mayor compradora de la bauxita extraída en Discovery Bay. El resto va a otra refinería manejada por Reynolds Metals en Estados Unidos", agregó Pickersgill.
Unos 15 millones de dólares ingresan al año a Jamaica por los embarques a Grammercy. Esa cifra incluye los salarios de 470 empleados de la planta Kaiser Jamaica cuyos puestos de trabajo están ahora en peligro.
Los sindicalistas y la empresa están tratando de llegar a una solución aceptable, entre ellas reducir el número de jornadas semanales de trabajo para mantener todos los empleos.
En un esfuerzo para minimizar los despidos, el gobierno dijo que trabajará con Kaiser Jamaica para identificar soluciones alternativas y procesar la mayor cantidad de material posible que, en otras circunstancias, se habría fletado a Grammercy.
Pero los expertos advirtieron que las refinerías son muy específicas, diseñadas para elaborar la bauxita con las características requeridas por los compradores, y que, por esa razón, no será facil encontrar procedimientos alternativos.
El volumen de producción previsto para 1999 de Kaiser Jamaica fue de 4,1 millones de toneladas, de las cuales 2,3 millones ya fueron enviadas a la fábrica de Louisiana.
Jamaica produce y exporta unos 11 millones de toneladas al año, pero las compañías, incluyendo Kaiser, se han embarcado en un esfuerzo colectivo para mejorar el nivel productivo y reducir costos.
"Hasta mayo, en comparación con el año pasado, estabamos tres por ciento por encima. Este es un revés", dijo Dennis Morrison, director del Instituto de Bauxita de Jamaica.
"Esencialmente, vamos a perder alrededor de un millón de toneladas de bauxita. Las proyecciones indicaban que íbamos a superar los 12,5 millones y acercarnos a los 13 millones en el año. No previmos este accidente", acotó.
La preocupación por la consecuencia de los estallidos puso de relieve uno de los problemas fundamentales de Jamaica: su dependencia de algunos sectores clave como el turismo y la bauxita para obtener gran parte de sus ganancias en divisas extranjeras.
El turismo proporciona a la isla más de 1.000 millones de dólares anuales, mientras el sector de bauxita y aluminio atrajeron 680 millones en 1998. Las exportaciones totales de Jamaica superan los 2.700 millones de dólares.
"En los últimos 50 años, la bauxita y más tarde el turismo han sostenido la economía en términos de ingresos de divisas. En los años 80 logramos desarrollar un sector textil que, desafortunadamente, ahora está en caída", apuntó Morrison.
"Situaciones como ésta enfatizan de nuevo la urgente necesidad de poner en marcha otra actividad económica para afrontar mejor dificultades de este tipo", agregó.
El gobierno del Partido Laborista logró revitalizar en los años 80 el sector turístico luego de las dificultades que ocasionaron los disturbios políticos de los 70.
El gobierno de entonces tambien se adjudicó un éxito significativo con el desarrollo de la industria textil jamaiquina. El líder del Partido Laborista, Edward Seaga, criticó al actual gobierno por no mantener ese sector, y calificó la economía como "una silla de tres patas".
"En esta década deberíamos haber descubierto nuevos productos que se puedan agregar al sector de exportación, y que proporcionarían a esa silla no solo cuatro sino cinco patas", expresó.
La diversificación económica fue una de las políticas industriales proclamadas por el gobierno en 1996 para encaminar el desarrollo a sectores no tradicionales como tecnología de la información, procesadores agrícolas y entretenimiento.
No obstante, los críticos opinan que el progreso se frenó totalmente. (FIN/IPS/trad-en/djm/wg/ego/mj/if dv/99