INDIA: Frenesí nacionalista debilita la democracia

El nacionalismo de India alcanzó niveles sin precedentes gracias a una campaña publicitaria del gobierno a partir de la infiltración de Pakistán a través de la Línea de Control, como se conoce la frontera entre ambos países.

El regreso de la zona de Kargil de numerosas bolsas con cadáveres de soldados -hasta el jueves la cifra oficial era de 407 caídos- no fue recibido con tristeza ni rabia, sino con aclamaciones de victoria.

El Partido Bharatiya Janata (PBJ), una agrupación militarista e hinduísta de derecha que encabeza la coalición provisional de gobierno, se encargó de desarrollar un elaborado ritual.

Los ataúdes fueron colocados sobre plataformas especialmente construidas en varias ciudades y envueltos en la bandera nacional.

También se pronunciaron discursos que encomiaron el valor de los que hicieron "el sacrificio supremo por la patria", y las más altas autoridades militares y locales depositaron coronas.

En el marco de esta misma política, el gobierno invoca sentimientos de revancha contra Pakistán, al que describe como un "estado renegado" dispuesto a sembrar el caos, y destaca el "martirio" en réplica a la "guerra santa" que libran los mujaidines paquistaníes para liberar Cachemira del control indio.

Cachemira es el único estado indio de mayoría musulmana, y Pakistán e India ya se enfrentaron en guerra dos veces por su causa. Los últimos choques comenzaron a fines de mayo, pero los paquistaníes empezaron su repliegue el pasado domingo 11.

Lo que tiene lugar actualmente es una distorsión del nacionalismo de India y su conversión en algo más mayoritario, intolerante y hegemónico, similar al profesado por los proponentes extremistas de la teoría de las "dos naciones" de Pakistán.

Según esa teoría, hindúes y musulmanes son inherentemente contrarios entre sí y por lo tanto India y Pakistán nunca podrán lograr la conciliación y la paz.

El PBJ diseñó a conciencia una estrategia publicitaria para promover lo que se ha dado en llamar "patriotismo de plástico".

Aunque el gobierno sostiene que el conflicto de Kargil no fue una guerra, se comportó como si lo fuera, y condicionó el "prestigio" y la "dignidad" de India a la derrota del enemigo.

Este concepto fue promovido por la gubernamental Dirección de Publicidad Audiovisual, así como por miembros del gobierno, líderes del PBJ y expertos en seguridad de corte radical. Estos últimos fueron estimulados a hablar sobre la perfidia de Pakistán y la imperiosa necesidad de darle una lección.

La campaña publicitaria, tan voluntaria como patrocinada por el gobierno, arrojó vergüenza y desprecio sobre Pakistán como nación.

Muchas empresas periodísticas crearon fondos para contribuir al esfuerzo bélico, que fueron promovidos para fortalecer el chauvinismo.

La mayoría de los canales de televisión y periódicos privados eligieron abandonar su línea independiente e identificarse con "la nación india en peligro", aunque tradicionalmente la prensa se caracterizó por su autonomía y pluralismo.

Por primera vez hubo una demanda de censura y suspensión de los análisis independientes sin una declaración oficial del estado de emergencia.

La demanda procedió de ex generales, almirantes y diplomáticos, según los cuales la situación generada en Kargil fue "una prueba de la voluntad y capacidad nacional para responder a la agresión".

Por lo tanto, opinaron, hasta que las fuerzas armadas restauraran la normalidad, los analistas debían dejar de hablar sobre "posibles fallas que hayan conducido a la crisis".

Los promotores de esta política son algunos de los analistas más prolíficos y radicales sobre asuntos de política exterior y de seguridad. Naturalmente, la suspensión de las críticas no se aplica a ellos.

Para fines de mayo, poco después de la invasión, el gobierno prohibió la recepción de televisión paquistaní en India, en otra medida sin precedentes en tiempos de paz. Luego bloqueó el sitio en Internet del periódico paquistaní de lengua inglesa Dawn, publicado desde Karachi.

Así mismo, el gobierno se negó insistentemente a convocar una sesión especial de la cámara alta del parlamento para discutir sobre Kargil. La cámara baja fue disuelta luego de que la coalición de gobierno perdió un voto de confianza en abril, y el próximo septiembre se realizarán elecciones.

Esta postura contrasta con los acalorados debates parlamentarios que tuvieron lugar en las guerras de 1962, 1965 y 1971, y también durante la crisis militar de 1984 con China y un ejercicio militar incontrolado (Brasstacks) en 1986-87.

El tipo de nacionalismo del PBJ afecta la libertad de expresión y el debate democrático, y conduce a la opinión pública a una mentalidad cerrada y obsesionada con la seguridad.

Esta política coloca la lealtad nacionalista por encima de todo, presiona a los artistas para que convoquen apoyo a la nación y lleva a niños de escuela a salir a las calles gritando consignas contra Pakistán.

El PBJ es estimulado por el éxito de esas campañas. Antes de que comenzara el retiro de los invasores paquistaníes, los líderes del partido pretendían que las fuerzas indias cruzaran la Línea de Control y recapturaran la parte paquistaní de Cachemira. Algunos directamente declaraban "Queremos guerra".

Peor aún, el mentor ideológico del PBJ, Rashtriya Swayamsevak Sangh, lanzó un ataque contra todos los musulmanes calificándolos de "invasores" y promovió el uso de armas nucleares contra Pakistán "para enseñar a los bárbaros islámicos una lección final".

Claramente, la sociedad india pagó un alto precio por el conflicto de Kargil, más allá de los 250 millones de dólares de gasto militar.

Hubo una explosión de chauvinismo nacional, una invocación de la histeria jingoísta y una especie de réplica de la idea de "guerra santa" de los militantes del otro lado de la frontera.

Esta política sólo puede debilitar las instituciones democráticas de India y legitimar el sectarismo religioso y el militarismo. (FIN/IPS/tra-en/pb/an/mlm/ip-hd/99

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