ECUADOR: Indígenas exigen código de conducta a petrolera

Los indígenas secoya, de Ecuador, quieren que la petrolera Occidental Petroleum Corporation, de Estados Unidos, negocie con la comunidad como requisito previo para reanudar la explotación petrolera en sus tierras.

"Occidental nos confundió y nos dividió en el pasado porque no trató con los secoyas como grupo sino sólo con los líderes de ciertos pueblos, a quienes entregó regalos", dijo a IPS Humberto Piaguaje, presidente de la Organización de Indígenas Secoyas de Ecuador (OISE).

"Ahora queremos que la compañía negocie sólo con la OISE y con la aprobación de toda la asamblea del pueblo secoya", declaró.

Occidental firmó un acuerdo con el gobierno ecuatoriano en 1985 que le daba derecho a la compañía a extraer petróleo durante 20 años en un área de más de 200.000 hectáreas, conocida como Bloque 15.

La zona incluye una parte de la Reserva Limoncocha y el territorio tradicional de los indígenas secoya, siona y quechua. La propia Occidental calculó que la producción del Bloque 15, según los yacimientos existentes, alcanzaría para suplir el consumo total de petróleo de Estados Unidos en 13 días.

La compañía desarrolló cinco pozos petroleros situados cerca del pueblo de Limoncocha en 1992 y construyó un oleoducto de 30 kilómetros para conectarlo al transecuatoriano que llega hasta las refinerías costeras con fines de exportación.

Después, Occidental inició negociaciones con algunas comunidades secoyas para que les permitieran obtener petróleo. Un grupo firmó un acuerdo que le dio a la empresa derecho a realizar "actividades petroleras" en los territorios indígenas del Bloque 15.

Los secoyas que firmaron el acuerdo recibieron a cambio gabardinas, botiquines de primeros auxilios y sierras.

Pero otras comunidades secoya y siona del Bloque 15 se enfurecieron y llamaron de inmediato a Occidental para cancelar el acuerdo. La firma aceptó anular el contrato, pero indicó que seguiría presionando para acceder a esas tierras.

La OISE exige un nuevo código de conducta que rija las relaciones entre la comunidad y Occidental y que indique con exactitud quiénes serán los representantes de ambas partes. El borrador del acuerdo prohíbe que la compañía entregue regalos a los indígenas.

"Somos un pueblo pequeño y estamos cansados de pelear con Occidental. Nos inquieta que la explotación petrolera cambie completamente nuestra cultura y que los animales abandonen la zona por ese motivo", explicó Piaguaje.

Las organizaciones defensoras de los derechos humanos siguen de cerca las negociaciones y esperan que sirvan como antecedente para otras comunidades indígenas que luchen contra la explotación petrolera de su territorio.

"Es la primera vez que en Ecuador se negocia un acuerdo que regula el diálogo entre un grupo indígena y una compañía petrolera", señaló Paulina Garzón, coordinadora del Centro de Derechos Económicos y Sociales de Quito.

El portavoz de Occidental, Lawrence Meriage, aseguró a IPS que la compañía se esforzó por reducir la cantidad de rutas, plataformas de perforación y edificaciones que debía construir en el Bloque 15 para causar el menor impacto ambiental posible.

"Creamos un antecedente riguroso para el comportamiento ambiental en América Latina", declaró Meriage. La compañía se dedica ahora a plantar las especies nativas de árboles que había talado.

Pero la contaminación y los problemas de salud provocados por las operaciones de otra compañía petrolera de Estados Unidos, Texaco, debilitaron la confianza de Piaguaje en las promesas de Occidental.

"La experiencia con Texaco agotó nuestra confianza. No nos sentimos en armonía con la naturaleza como antes de que se descubriera la existencia de petróleo" en estas tierras, comentó Piaguaje.

Varios integrantes de la comunidad secoya iniciaron un juicio contra Texaco en Nueva York, acusando a la firma de haber vertido al ambiente, en forma deliberada, miles de millones de litros de desechos tóxicos sin tratamiento previo ni supervisión.

Además de la contaminación causada por la explotación petrolera, este país tiene uno de los índices de deforestación más altos de América del Sur debido a la expansión petrolera, advirtieron los ambientalistas.

Cada año se talan entre 140.000 y 340.000 hectáreas de bosques húmedos, según la Fundación de la Naturaleza, el grupo ambientalista más grande del país, afiliado al Fondo Mundial de la Naturaleza.

Los bosques húmedos de Ecuador quedarían decimados en 15 años en caso de mantenerse el ritmo de deforestación, advirtieron activistas de la Red de Acción en los Bosques Húmedos, de Estados Unidos. (FIN/IPS/tra-en/dk/ceb/aq/en-if/99

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