La visita a Colombia, Ecuador y Curaçao de Barry McCaffrey, el principal funcionario estadounidense de la lucha contra las drogas, puso de relieve la amenaza que implican el narcotráfico y el crimen organizado para algunos gobiernos.
En Colombia, durante la primera escala de su gira, el general McCaffrey, jefe de la Oficina de Política Nacional contra las Drogas de la Casa Blanca, dijo que su visita se debía a la preocupación del gobierno del presidente Bill Clinton acerca de "una seria y creciente emergencia en la región".
El gobierno del presidente colombiano Andrés Pastrana está combatiendo con grupos de guerrilleros izquierdistas a los que acusa de estar profundamente involucrado en el tráfico de cocaína y heroína.
McCaffrey calificó de "narcoguerrilla"a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo guerrillero más antiguo de América Latina, que cuenta con unos 15.000 integrantes.
Se ha informado que las FARC reciben aportes económicos de los narcotraficantes, a cambio de permitirles operar en el teritorio que controlan.
La contribución estadounidense a la campaña del gobierno colombiano contra las drogas ascenderá a 289 millones de dólares este año, pero Bogotá quería 500 millones.
Esa asistencia, que incluye operaciones conjuntas mediante empleo de satélites, radares y vigilancia aérea, no ha logrado abatir la producción de estupefacientes en Colombia, que es el primer productor mundial de cocaína. Por el contrario, se estima que el país duplicó su producción desde 1996.
En cambio, "hubo una reducción de 60 por ciento en el volumen de la coca cultivada ilegalmente en Perú en 1998, en comparación con los niveles de 1991", apuntó Pino Arlacchi, director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Control de Drogas y la Prevención del Crímen.
"En Bolivia, la baja fue superior al 20 por ciento. La situación es más compleja en Colombia, donde el gobierno debe enfrentar, al mismo tiempo, un grave problema interno de insurgencia, y las dos mayores organizaciones guerrilleras controlan la mayor parte del área de cultivo de drogas ilícitas", añadió.
El organismo de las Naciones Unidas estimó que la producción mundial de cocaína cayó en 1998 a menos de 800 toneladas, y por lo tanto resultó 10 por ciento inferior a la registrada al comienzo de la década, reviertiéndose la tendencia al alza de los años 70 y 80.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Espacio Exterior, que deliberó la semana pasada en Viena, decidió establecer "una red internacional de vigilancia de cultivos de narcoticos para el 2001", que utilizará detectores ubicados en satélites en la estratófera y otras tecnologías para descubrir plantaciones.
A comienzos de este mes, McCaffrey declaró que su país debería aportar 1.000 millones de dólares para asistir a algunos gobiernos latinoamericanos y caribeños en su lucha contra las drogas.
Más allá de los debates sobre el vínculo entre el narcotráfico y los insurgentes, es ampliamente aceptado que los grupos internacionales del crimen organizado se ha fortalecido al aprovechar las oportunidades que les brindan la globalización económica y las nuevas tecnologías de la comunicación.
"Se ha hecho cada vez más difícil controlar a algunas de esas grandes organizaciones transnacionales", declaró Gabriel Araujo, un criminólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México.
Araujo opinó que las dificultades también se vinculan con el hecho de que en muchos países en desarrollo "la policía no está bien educada, es corrupta, mal pagada y trabaja en condiciones difíciles".
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) indicó que los traficantes de drogas y el crimen organizado están desarrollando alianzas estratégicas internacionales.
"La globalización abre muchas oportunidades para el crimen y éste se está haciendo global en forma acelerada, superando la cooperación internacional destinada a combatirlo", advirtió el Informe de Desarrollo Humano 1999 del PNUD, divulgado este mes.
"Los países en desarrollo no están preparados para afrontar semejantes consecuencias de la globalización. Se trata esencialmente de un problema económico", apuntó Araujo.
La Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos señaló que siete de los 12 principales carteles de la droga en el mundo se encuentran en México, un país cuya fuerza policial ha sido denunciada reieteradamente como corrupta. Los otros cuatro se encuentran en Colombia y hay uno en República Dominicana.
En el informe del PNUD se estimó que las principales organizaciones criminales del mundo obtienen ganancias anuales de 1,5 billones de dólares, una cifra que supera el producto interno bruto de la mayoría de las naciones.
Ese grupo de organizaciones incluye a las Seis Tríadas en China, los carteles de Cali y Medellín en Colombia, la Cosa Nostra en Estados Unidos, la Mafia en Italia, la Yakuza en Japón, y los carteles de Juárez, Tijuana y el Golfo en México.
Organizaciones criminales en Nigeria, Rusia y Sudáfrica tambien se están acercando aceleradamente al nivel de desarrollo de ese grupo de vanguardia.
Se ha calculado que en 1995 el tráfico de drogas en todo el mundo alcanzó un valor de 400.000 millones de dólares, una cifra equivalente a ocho por ciento del comercio mundial, superior al valor del comercio de hierro y acero, o de motores y vehículos, y casi igual al valor del comercio de gas y petróleo.
El PNUD indicó que la industrialización, la automatización de los procesos productivos y los traslados forzosos causados por la guerra crearon en muchos países una subclase social madura para la explotación de las multinacionales del crimen.
Por ejemplo, los desempleados de las barriadas pobres de Sudáfrica son reclutados con facilidad por organizaciones criminales que han convertido al país en un importante centro de embarque del tráfico de drogas. Se estima que en Sudáfrica operan cientos de esas organizaciones.
Según la policía de Sudáfrica, la existencia de esas organizaciones ha causado un aumento de la criminalidad y debilitó "los controles sociales mediante el soborno, la corrupción, el fraude y el reclutamiento de ciudadanos".
Las actividades delictivas internacionales incluyen comercio de pornografía infantil, contrabando, espionaje económico, estafa, falsificación, lavado de dinero, robo de propiedad intelectual, soborno, terrorismo y tráfico de drogas.
Los mecanismos internacionales vigentes son inadecuados para enfrentar el creciente refinamiento de las actividades criminales transnacionales, y el mundo necesita nuevos instrumentos, dijo Araujo.
Uno de los grandes problemas se vincula con la jurisdicción. Si se venden falsos valores estadounidenses por teléfono, desde Amsterdam, a negociantes en Sudáfrica, y un ciudadano inglés controla la operación desde Mónaco, ¿qué policía debe actuar en el caso, y bajo qué jurisdicción debe intervenir un fiscal?
El PNUD indicó además que las sospechas recíprocas de corrupción que existen entre las fuerzas del orden de los países en desarrollo han afectado su capacidad de cooperar.
Un informe sobre las 59 mayores economías mundiales del Foro Económico Mundial, con sede en Davos, Suiza, señaló que Colombia, Sudáfrica, Rusia y México eran los países estudiados con mayor incidencia del crimen organizado.
En el informe se señaló que esto hacía a esos países poco atractivos para los negocios y reducía su competitividad internacional. (FIN/IPS/tra-en/gm/cr/ego/mp/ip if/99)